Esta mañana, comentando el artículo de ayer en el que Citroën había logrado comercializar unos protectores de resina para sus coches que no se decoloraban, y comparándolos con los biseles y correas de nuestros relojes, inmediatamente surgió la pregunta que en muchas ocasiones he oído acerca de otras marcas y de muchos otros productos, pero en esta ocasión centrada en Casio: "es que a Casio le interesan que las correas de los relojes se decoloren, para que así se compren otro reloj, sino la gente estaría con el mismo modelo siempre". ¿Es ésto cierto? ¿Realmente le interesa a Casio que las correas de sus modelos tengan un acabado que envejezca y quede a veces de un tono tan horrible?
Lo primero que hay que decir para dejarlo claro, y a pesar de que aquí los comparamos en su utilidad, la auténtica realidad es que entre los Airbump de Citroen y las correas y biseles de los G-Shock de Casio hay muy poca similitud. Ciertamente el fin es el mismo (y con esa idea lo puse aquí ayer), pero su construcción y sus usos son totalmente contrapuestos. Mientras que los Airbump jamás tocarán de manera sistemática y constante la piel de ningún ser humano, el material de los relojes debe pasar unos estrictos controles de seguridad y salubridad, porque en muchas ocasiones (como es mi caso, sin ir más lejos) el reloj de resina no se separará de la piel de su usuario jamás. Ni por el día, ni por la noche. Las resinas (y también los metales) desprenden durante su vida útil microscópicas partículas debido al roce constante con ropas, al ataque del sudor, de los agentes externos como polvo, agua, detergentes... y mil agentes más que van deteriorando su exterior. Es algo que a simple vista no se aprecia en el día a día, pero si comparamos un reloj usado habitualmente durante años con el mismo modelo totalmente nuevo de resina, apreciaremos sin mucho esfuerzo que los cantos de las esquinas, los bordes de la caja, incluso el diseño del reloj presenta una forma más esférica, desgastada y brillante, producto de la descomposición de sus materiales. Lo mismo le ocurre a los cromados, aunque el desgaste no sea tan severo, y a los construidos con metales.