Cada semana la inspección de mercados de la Unión Europea interviene, retira del mercado o impide la introducción en éste de una enorme cantidad de objetos provenientes de Asia. La mayoría de las veces suelen ser, sobre todo, juguetes de plástico y ropa. Las razones en muchos de los casos normalmente es la presencia de sustancias tóxicas en la composición de esa ropa y esos juguetes que normalmente suelen venderse en las conocidas como "tiendas de los chinos". Estas sustancias van desde compuestos con 2-ethylhexyl (ftalatos), altos niveles de cromo en la ropa, hasta la presencia de tóxicos como las parafinas (SCCPs), entre muchas otras. Gracias al trabajo de estos inspectores el mercado europeo es "relativamente" seguro, pero seguramente que muchos de los que llevan un reloj adquieren sus componentes (correas, pulseras o biseles) fuera de este mercado, aprovechándose de los precios más bajos de países como los asiáticos. Por eso en este artículo queremos llamar un poco la atención hasta qué punto no conviene que hagamos ésto, y hasta qué punto estamos dispuestos a correr el riesgo por nuestra seguridad, nuestra comodidad y nuestra salud. A veces, es cierto, el precio de una correa de un G-Shock comprado en un mercado "aftermarket" es ostensiblemente menor que la correa original, pero en muchas ocasiones esto no es así, y al final de cuentas solo nos ahorraremos cinco o seis euros. A esto hay que añadir también la espera por la pieza o recambio en cuestión, ya que viniendo de Asia el tiempo que tarda en llegar hasta nuestra casa suele ser considerablemente largo.
Aquí, en Zona Casio, siempre hemos defendido que los relojes tengan unas garras o asas lo más genéricas posibles, para facilitarnos la incorporación de correas que compremos en cualquier lugar y de cualquier fabricante. Pero esto trae consigo un enorme peligro que no queremos obviar: si compramos una correa no original, tenemos un sinfín de probabilidades de que adquiramos un producto peligroso. A no ser, por supuesto, que adquiramos una correa de un fabricante mundialmente reconocido y de una marca de confianza, en cuyo caso no tendremos peligro al usarla, pero tendremos que pagar un auténtico dineral por ella que, en muchos casos, en muchísimos casos, supone un desembolso mayor -y a veces
notablemente mayor- que si adquiriésemos la correa original.