Antiguamente el reloj era un objeto para toda la vida, y que se dirigía a un mercado muy reducido. Era normal comparar las horas para ver cual de los relojes era más preciso durante la época de los relojes mecánicos, manuales y automáticos.
Con la aparición del cuarzo, los japoneses consiguieron ofrecer al consumidor un producto barato y preciso, poniendo en jaque a la industria relojera suiza. Muchas fábricas cerraron, y otras pasaron por un proceso de restructuración. Hace 15 años (1977) la industria relojera suiza tenía 90.000 puestos de trabajo, y ahora apenas llega a un tercio.
En 1976/77 los relojes japoneses comenzaron a estar en auge. Era la producción a bajo precio.