Si alguno habéis tenido la oportunidad de ver un reloj digital con muchos años encima y un uso prolongado bajo el sol, seguramente le habéis notado enseguida el envejecimiento de su display LCD. Con los años, el filtro polarizador tiende a envejecer y presentar un color amarillo-parduzco; los conectores cebra se "desmenuzan", agrietándose, y el pegamento que une el filtro al propio cristal se quema bajo el sol. Todo esto tiene un principal responsable (que es también el principal "archienemigo" de nuestras correas de resina y biseles de goma): los rayos ultravioleta.
Estos rayos UV descomponen materialmente las moléculas con las que están formadas las resinas, rompiéndoles sus enlaces y presentando ese aspecto tan peculiar de superficie acartonada. También son los responsables de que las correas y superficies blancas se vuelven como "tostadas", con un feo aspecto de sucio, imposible de eliminar, por cierto, porque no es suciedad, sino que es la propia resina que ha sido destruída o quemada por esos rayos, los mismos que nos queman la piel a nosotros.