A la mayoría de usuarios de relojes, los pasadores es lo que menos les preocupa. Ciertamente su precio es ridículo (al menos, comparados con el resto de piezas "sustituibles" de un reloj), un poco similar al precio que tienen los sellos del cierre de estanqueidad (junta tórica). Pero esa no es la cuestión: al igual que las mencionadas juntas, muchos pasadores tienen unas dimensiones o grosor digamos "nada fácil de encontrar", y si a eso unimos la búsqueda pateándonos varias relojerías (o la ardua espera si los adquirimos por internet), entonces puede que nos compense bastante más el mantenerlos en buen estado.
Si de las juntas de sellado, que son de goma, nos preocupamos bastante en limpiarlas, aceitarlas y cuidarlas lo más adecuadamente posible, porque somos conocedores de su importante función, ¿por qué no hacerlo también con los pasadores? Y más aún, en el caso de los pasadores, con más razón, puesto que al estar hechos íntegramente de metal unos cuidados mínimos deberían ser más que suficientes para tener unos pasadores en buen estado durante años cumpliendo perfectamente su importantísima labor en nuestro reloj.