Unas breves reflexiones sobre el tan popular y afamado Casio MWD-110. Hace unos días por fin me decidí a adquirir este Casio que ya casi se podría considerar un youngtimer. La primera vez que lo vi directamente me pareció horrible. Así, sin paños calientes. Horrible. Luego todo el mundo comentando las bondades de este reloj, lo maravilloso que es y demás. Había que darle otra oportunidad. Visioné vídeos, escuché vuestras opiniones y compré uno prácticamente nuevo en Wallapop. Me cancelaron la venta. No estaba este modelo para mi. Siempre en la lista de deseos pero siempre otros por delante. Al final, me decidí a comprarlo, lo probé y me sorprendió.
Ahora, varios días de uso después, sí puedo entender, con conocimiento de causa, todo lo bueno que se habla de él. No es pequeño pero no es enorme. Es contundente. Creo que a eso ayudan mucho sus formas octogonales, las líneas rectas, la correa ancha y los ángulos más marcados del panel interior porque por fuera el bisel de acero lleva redondeadas las esquinas haciendo que ese aire rudo se suavice un poco. La combinación de colores (en mi versión estándar) es muy acertada, negro, gris y unos toques en rojo pero sin abusar. El bisel a juego con los pulsadores, del mismo material, que son generosos en tamaño y resaltan. En definitiva, unos colores que lo dotan de una cierta elegancia, resultando un reloj llamativo por tamaño y diseño. Pero, sin ningún género de dudas, lo que más resalta, lo más vistoso y la verdadera personalidad se la otorga el bisel de acero. Cepillado longitudinalmente, eliminando ese efecto espejo y brillo tan del gusto de mucha cacharrería "made in China" y que le concede esa imagen tan característica de reloj robusto con cierto aire retro ochentero tipo Robocop o industrial al que ayuda mucho también la falsa tornillería del bisel.