Aunque todo parezca que ya ha pasado porque la economía tiene que seguir funcionando y la cadena de producción trabajando, ni muchísimo menos. Si prestamos atención a las cifras veremos, no sin cierta desazón, que estamos en números peor que cuando iniciamos el confinamiento y todos nos encerramos en nuestras casas (mejor dicho: nos encerraron) para que "el bicho" no nos pillara y nos vapuleara. Pero síntoma de que las cosas están feas, feas de verdad, es el hecho de que un gobierno tras otro de todos los Estados (incluyendo "aliados" europeos) recomiendan a sus ciudadanos huir de España como de la peste, y a quienes estén aún en territorio peninsular, "que se piren cagando leches". Porque esto va en ascendencia y sin visos de mejorar.
De manera que, si en el confinamiento, que no había nadie por la calle y que te contagiaras casi sonaba a broma - porque las posibilidades eran muy pocas, sobre todo si no tenías perro, ejem... -, se aconsejaba - acertadamente, claro - la práctica de usar como mínimo dos relojes (uno para salir, y otro para cuando estuvieras en casa, dejando el de salir "en cuarentena" hasta que tuvieras que volver a él), ahora con muchísimo más motivo.