RelojesDeModa.com

4.28.2020

Vender tu mejor reloj


No serán pocos los que en esta crisis "pos-pandemia" acabarán mirando hacia su reloj más valioso y preferido, pero no para ponérselo. Para venderlo. De las primeras miradas de deseo tras el escaparate de la tienda, o tras el listado de la página web, pasarán ahora a unas miradas totalmente diferentes, con un cierto punto de voracidad, como un depredador que mira atentamente a su presa. Mientras se lo plantean, estarán dándole vueltas a la pregunta: "¿cuánto sacaría por él? ¿Cuánto dinero me darían?".

Otros ni siquiera eso. Otros, acuciados por la necesidad, las deudas, y tal vez también el hambre, preferirán no pensar. Por un reloj que jamás soltarían (y por el que sí habrán soltado una cifra escandalosamente alta que ahora no podrían ni soñar desembolsar), ahora simplemente cogerían lo que les den "y saldrían corriendo". Ni siquiera mirarán atrás, preferirán no hacerlo, intentar borrar incluso aquel bonito y deseado reloj de su memoria; ocultar sus recuerdos.




Y es que la que se nos viene ahora encima es grande. Muy grande. Pero, como siempre decíamos por aquí, si alguien compró un reloj para invertir, para sacarse un buen dinero pasado un tiempo por él, en la mayoría de los casos habrá cometido un error garrafal. No vamos a repetiros las razones, todos sabéis muy bien por qué, y no hay artículo que se devalúe tanto como un reloj.

A veces vemos motos antiguas, coches también, que se han sacado de un granero y en un estado lamentable de deterioro, en algunos casos no son más que chasis, y por ellos se pagan auténticas "millonadas". Pero no ocurre así con los relojes. ¿Alguien ha visto algún reloj "de granero" todo oxidado, vendido por miles de dólares? Claro que no. Los casos semejantes son excepcionales, puede pasar con relojes que han tenido propietarios muy famosos, aunque sin documentación que lo pruebe -la cual es muy difícil de conseguir, dicho sea de paso- la cosa se complica bastante.

A fin de cuentas, hay muchos más aficionados al mundo del motor -y con mucho más dinero- que al de los relojes.


Hasta los fabricantes suizos se las van a ver difíciles. Las ventas han caído un 43,1% (alrededor de los 700.000 relojes que no se han vendido), ahora mismo sus stocks son abrumadores. Más graves son los de cuarzo. El inconveniente de los relojes de ese tipo es que su dependencia a pilas, baterías y acumuladores es un enorme problema. Mirémoslo desde una escala real: imaginémonos un almacén con miles de movimientos Miyota o Epson a la espera de ser montados en sus cajas. Ya de por sí, la mayoría de ese tipo de relojes con pilas de dos o tres años de duración, corren el riesgo de llegar en las últimas. Marcas como Viceroy o Lotus ya venden sus cuarzos casi "raspando" sus baterías, todo el proceso que sigue un reloj de esos es larguísimo, porque la mayoría tienen el mismo módulo, es decir, son el mismo reloj por dentro, básicamente. El exterior cambia cada temporada, pero ellos siguen usando los módulos que ya tienen, o que están en expedición. Por eso es muy habitual en esas marcas que cuando llegue a tus manos, sus pilas solo te duren unos pocos meses.

Con los solares el problema es otro. Dejar el reloj a media carga es matar el acumulador, y en estas circunstancias la necesidad de una vigilancia es muy imperativa. Son relojes, básicamente, que no están hechos para guardar. El mismo problema que tienes tú cuando no te lo pones, y que sin embargo debes cuidar para que le dé el sol a tu reloj, lo tienen los distribuidores y almacenes, pero multiplicado por miles.


Lo mejor en estos casos es lo que han hecho en Casio (y otras muchas marcas): detener la producción. Parar las máquinas, en definitiva, para no acumular relojes no ya que no se puedan servir -que también- sino, muy importante aún, que se puedan averiar. El acumulador es muy sensible con esas cosas, cierto que puede permanecer meses en stand-by, pero a nivel industrial y logístico el correr de un año se hace en nada, tengamos en cuenta que los fabricantes de este tipo de productos van unos meses por delante, cuando ellos hablan de lanzar un reloj, ya lo llevan produciendo hace tiempo. Van una temporada -a veces más- adelantados al mercado. Eso es necesario, es muy valioso para ganar en flexibilidad, pero si "el tren se detiene", y la locomotora sigue tirando, puede quemar la máquina.

Ya se está hablando de que este año puede darse, en muchos sectores, por perdido, y que se planean ya campañas, lanzamientos y variantes, a futuro, de cara ya a la próxima temporada.


Y es que, a fin de cuentas, los productos "del usar y tirar" de esta sociedad del consumo no se llevan nada bien con los colapsos de calendarios de producción en donde las distribuciones son masivas. Cuando tienes los camiones a punto de salir o de embarcar, y a la par el género se sigue deteriorando en las tiendas, al final todo colapsa. También lo vemos con los productos que, a simple vista, no tendrían mucha relación, como los cárnicos, en los cuales comprobamos cómo las cabezas de ganado sin sacrificar tienen a los ganaderos en vilo, suplicándole a la gente que consuma carne.

Quien fabrica, sin embargo, unos pocos relojes al año, pacientemente, con calma, sin prisa, de manera artesanal, y poniéndole el maestro relojero todo el cariño y paciencia con sus manos en cada pieza y engranaje, esos no entienden de colapsos. De hecho, fueron de las pocas firmas relojeras que no han parado. ¿Distancia de seguridad? Ya la mantienen de sobra en sus talleres. ¿Higiene y espacio de trabajo impoluto? Eso siempre fue imprescindible para ellos. Con unos cuantos de cientos de relojes al año, vender uno más o menos, no afecta en gran manera a su modelo de negocio. Y mientras tanto, los famosos y aplaudidos robots de Swatch que fabrican el calibre para los Sistem51, sacando piezas sin parar, vomitando engranajes por un tubo, llenando cajas y más cajas y enterrando al mismo Hayek entre ellas. Esos robots automatizados no cogen neumonía, no enferman, fabrican y fabrican sin cesar para un público consumista que no paraba de comprar. Fabrican sacando calibres a borbotones, llenando almacenes a raudales, y ha tenido que venir un virus para que nos haga darnos cuenta que al otro lado de sus interminables líneas de montaje no había otros robots comprando sus relojes como locos, sino un ser humano débil, frágil, tambaleante..., e insensato.


| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com

3 comentarios:

  1. Interesante y acertado mensaje desde mi punto de vista, a veces hace falta que pase una desgracia para
    volver a lo realmente importante en nuestras vidas ,y que sin esas cosas superfluas ,quizás seriamos mas felices y plenos.

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    Respuestas
    1. Es posible que sea lo único positivo que saquemos de todo esto, el volver a valorar las cosas que lo merecen y replantearnos lo superfluo.

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  2. El panorama no es nada esperanzador, si bien en general, vender un reloj suele significar casi siempre malvenderlo. Recuperar una fracción de lo que nos costó. A mi mismo me ha pasado, relojes que he vendido con unas pocas puestas o nuevos a la mitad del PVP.

    No quiero ni imaginarme un caso de necesidad en el que el dinero haga falta de manera urgente. Relojes de 500€ que venderemos a... 150€? 200€?

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