Durante los años ochenta se hicieron muy populares algunos modelos de relojes de Casio coloreados. A diferencia de muchos de los actuales F-91, los de resina a color llevan el pigmento impregnado en la propia resina, y es imposible que pierdan el color (pueden desgastarse, envejecer, decolorarse, pero no caérseles el color). Aquí siempre hemos defendido ese procedimiento de color para las cajas de resina, porque ni los cromados, ni los pintados, resisten el paso del tiempo (que se lo digan a mi CPA-100, ya con las esquinas totalmente "peladas").
Inexplicablemente, Casio no es muy proclive a este tipo de acabados en los últimos años, y en su lugar ha optado por las resinas pintadas. Es cierto, nadie lo pone en duda, que este tipo de acabados pintados tienen sus ventajas: con una misma caja de un mismo fondo base, podemos obtener variados colores. Esto es: no tenemos que modificar la mezcla de resina que es, básicamente, la misma. Así que aunque en costes de producción no haya apenas diferencias entre una caja pintada o una impregnada, sí las hay en cuanto a eficiencia. Y por supuesto es más cómodo y rápido hacer una misma caja para todos, y pintarla luego después.