Hace poco el equipo de fútbol Zénit de San Petersburgo tuvo la infeliz idea de salir al estadio con sus jugadores cogiendo cachorros de perros en brazos. Su intención era la misma que buscan las marcas cuando ponen a un famoso o "influencer" mostrándonos su reloj en la muñeca: incentivar la compra por impulso. En este caso mucho más grave claro, puesto que un perro no es un objeto, y se juega con el bienestar de un ser vivo.
La llamada "compra por impulso" nos parece la forma más rastrera y más inhumana de hacer que los clientes compren un reloj, de incentivar las ventas. Por desgracia, en Casio recurren mucho a ella (en especial en G-Shock), y nos atreveríamos a decir que más del 80% de sus ventas se deben a ese tipo de compras. Personas que no quieren ni necesitan ese reloj, pero terminan adquiriéndolo por influencia de "famosetes" y "artistitos". El problema es que un reloj adquirido así, sin pensarlo, sin valorarlo, sin sentir lo que transmite, no crea aficionados ni compradores a futuro. Solo crea compradores insatisfechos y decepcionados.