Desde el anterior PRG-240T que no tocábamos un Pro Trek de titanio. Me encantan estos relojes de aventura, tienen de todo, múltiples sensores, son muy sufridos y sus especificaciones son de lo más completas. Y si encima le añades la durabilidad y robustez (sin olvidar su comodidad) de un armis de titanio, podríamos decir que estamos ante el reloj perfecto. Cierto que, en mi caso, guardo con mucho cariño mi admirado y castigado PRT-350, de los años noventa (1998 en concreto), cuyo armis de titanio es, por decirlo así, el origen de todos estos modelos. Pero la evolución que ha experimentado Pro Trek desde aquellos tiempos ha ido notándose, y bastante.
Por de pronto, el PRT-350 llevaba una "enorme" cantidad de pilas (dos SR927W, para ser exactos, con una autonomía de tan sólo 18 meses), mientras que estos nuevos modelos se conforman con solo una (eso sí, bastante grande, la CR2025). Aquellos modelos tenían Sensor V2, estos nuevos montan los más eficientes sensores V3, capaces de realizar lecturas más continuadas de la brújula "sin apagarse", e incluso mantener la indicación del norte en cualquier posición. Por si fuera poco, muchos ya son Quad Sensor, es decir, disponen de cuatro sensores que, como bien sabéis, en estos
PRT-B50 consiste en un nuevo sensor de aceleración (acelerómetro) de tres ejes, con función de inactividad y desactivación automática que es muy, muy exacto (realiza promedios y correcciones según tu ritmo).
Por si fuera poco, tienen también conectividad Bluetooth, y sus completos barómetros permiten ofrecer alarma de cambio de presión repentina, lo que popularmente se conoce con el nombre de "aviso de tormentas". Pero eso no es todo: lo menús son personalizables, la pantalla inicial tiene de todo (puedes incluso ponerle el año en ella), y la comodidad ha mejorado muchísimo respecto a aquellos aparatosos Pro Trek de sus primeros años.