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4.21.2021

La curiosa moda de los relojes minimalistas



Siempre me han gustado los relojes con muchas funciones, cuantas más, mejor. Me encantan esos modelos - como el PRT-B50 o el GR-B200 -, en donde vas pasando de pantalla y parece que nunca se acaban. O esos otros en donde navegas por complejos menús de configuración y submenús, como el VCL-110 o el mismo CPA-100. E incluso admito que sería enormemente feliz con uno de los últimos GSW-H1000 o GBD-H1000 en mis manos. ¡Una delicia! ¡Increíble! En especial, el último smartwatch, el GSW-H1000. Eso de poder tener un reloj complejo "normal" y, cuando te apeteciera, convertirlo en un muchísimo e infinimitamente más complejo smartwatch con Wear OS me parece absolutamente magistral.

Sin embargo, últimamente se está moviendo mucho la corriente - que no es más que una moda, en realidad - contraria. La de esos relojes que tienen solo "cuatro cosas", y si es en analógico mejor, con agujas y gracias. Casio precisamente ha lanzado hace poco sus MTP-B105, de ese mismo diseño minimalista.




Esta corriente dice que prescindas de todo para tratar de tener a tu alrededor lo menos posible. Lo entiendo, lo respeto, e incluso en algunos aspectos lo hago. Pero en relojería para mí es muy diferente. Quizá sea porque los relojes eran, desde siempre, el único dispositivo tecnológico, lo más cercano a la informática - que tanto me encantaba - y a la programación que pude tener en mis manos. No pude tener una calculadora hasta los diecisiete años, una científica me la tuve que comprar yo, ya con más de veinte años, y no pude tener en mi poder un ordenador que realmente fuese mío hasta los veinticinco, aproximadamente. De pequeño, los videojuegos tenía que pedirlos prestados, y la consola nos la dio una señora amiga de mi madre..., con la desgracia de no ser compatible para el televisor que teníamos en casa.

Así que lo único "tecnológicamente avanzado" que tenía en mi poder era un reloj, y no mucho. Durante muchos años no tenía ni temporizador. De manera que en cuanto pude, adquirí el reloj más complejo y completo que vi, que por aquellos años era un Pro Trek. Recuerdo que invertí todos mis ahorros en él. Era una maravilla aquel reloj, pero era tan grande y enorme que no podía llevarlo con nada, y en casa me molestaba haciendo cualquier cosa. Así que me dije que, teniendo un teléfono móvil - ya mucho más complejos en aquella época -, no necesitaba más.



Me ocurre lo mismo que lo que contaba un abuelo, él decía que había pasado tanta hambre y necesidad en la posguerra, que para ellos cualquier pequeño artículo era un auténtico tesoro, y por eso lo conservaban todo. Y hace unos días me lo contaba una chica, diciéndome que una amiga se había pasado "al rollo minimalista" y que estaba vendiendo todas sus pertenencias por "walla...". Le comenté que si ella iba a comenzar a hacer lo mismo (tiene su casa llena de trastos), y me respondió que de ningún modo, que todo lo contrario: que si tuviera un almacén, lo llenaría de sus "cachivaches". Y añadió: "ya pasé bastante necesidad, sé lo que es la escasez, no necesito que ninguna moda me la venga a imponer". Y es verdad. Cuando era adolescente era tan pobre, que los trozos de pantalón desgastado tenía que pintárselos con bolígrafo para que no se le notaran, lo mismo que los calcetines, que asomaban por los agujeros de sus zapatillas. Con eso os lo digo todo.

No todos son así, claro. Conozco a un señor - ya maduro - que durante muchos años tenía todas sus pertenencias guardadas en una caja. En serio: todo lo que era, lo que usaba, lo que tenía, lo guardaba en una sola caja de plástico. Hoy entras a su casa y tiene enseres por todos los rincones. Más de una vez le pregunté si no echaba de menos su vida minimalista anterior, y me respondía: "Muchísimo. Me entran enormes ganas de tirarlo todo y volver a aquella caja". ¿Pero sabéis qué ocurre? Que no puede hacerlo. Cuando tenía "su caja" vivían sus padres, que se encargaban de todo: las facturas, los medicamentos, las urgencias del día a día y los imprevistos. Pero ahora tiene que cargarlo él todo a sus espaldas, hacer muchas veces todas las gestiones de su familia, y eso requiere acumular papeles, carpetas, documentos, y un sin fin de responsabilidades que antes no tenía, toda la basura administrativa y todos los aparatos tecnológicos con los que tienes que cargar para el trabajo o las obligaciones ante las administraciones.



De manera que sí: admiro a la gente que es minimalista y puede permitírselo. En serio que sí. Cuando necesitan algo, tiran de cuenta corriente y se lo compran, no necesitan acumular. Pero lo mismo que mucha gente necesitada acude a esta chica que os decía porque ella "guarda de todo", me ocurre a mí. Muchos, simplemente, no podemos permitirnos el lujo de ser minimalistas. Unas veces porque si no guardamos hoy, no tendremos mañana, y otras porque hemos tenido relojes tan, tan, tan sumamente faltos de todo, que sabemos de sobra lo que es sufrirlos. Así que prefiero un reloj con todas las funciones posibles y toda la complejidad que se pueda, no quiero volver a pasarlas canutas por no tener ni un bolígrafo con el que escribir, ni un libro por el que estudiar. Es fácil ser "minimalista" cuando, como en el caso de ese señor, tienes un buen soporte detrás (familiar, monetario, o de patrimonio). Claro, así cualquiera disfruta con el minimalismo. Así "mola la moda". Pero que te cuente quien vive y duerme a dos velas y bajo las estrellas, lo que es ser minimalista. Minimalista de verdad.

Así que no. Si tengo un reloj analógico, lo quiero con índices de minutos, y si puede ser con doble dial de doce y veinticuatro horas, mejor. Y si puede ser con lume, mejor aún. Y si su pila dura diez años, mejor que cinco, y cinco mejor que tres. Y si es digital, si puedo tenerlo con quinientas pantallas y ochocientos menús de configuración, mejor que con una minúscula pantallita y un cronógrafo ridículo de una hora. Por el minimalismo no os preocupéis, que según van las cosas vamos a tener oportunidades de sobra todos de sufrirlo.



| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com




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4 comentarios:

  1. Muy buen artículo con puntos muy interesantes y creo que compartidos por todos. Admiramos la simplicidad y el minimalismo porque nos da paz mental, no nos complica. Sin embargo, no cumple con lo que necesitamos.

    Cuento una anécdota. Cuando llevaba cuarzos analógicos solía no ponerlos en fecha. A fin de cuentas era algo que no usaba y me molestaba ajustar la fecha cada primero de mes. Hasta que hubo un día que en un papel oficial puse la fecha mal. Desde entonces empecé a llevar la fecha correcta. A veces necesitamos la fecha, o un cronógrafo...

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    Respuestas
    1. Muy bueno lo de la fecha :D Así es. A mí eso me ocurrió con el DST. "Una puñeta el DST, es una tontería, puedo vivir sin él", y un día salgo de casa con un reloj sin DST, y no sabía si había que atrasar o adelantar la hora (en serio) :D Desde entonces el DST es una de las cosas que más aprecio.

      En resumen: que cuanto más funciones mejor. Como decía Psicoac en su review del GBD-H1000, puede que ahora no las necesites, pero si un día debes que recurrir a ellas, las tienes.

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  2. Somos muchos los que asociamos CASIO a tecnología en la muñeca (de hecho había series que se denominaban así), pero bueno que tengan cosas sencillas también tiene su público.

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  3. El minimalismo funciona solo en algunas cosas. Saludos, gran artículo ZC.

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