Imaginaros que Ford decidiera volver a construir su Capri, aquel modelo que encandilaba a los jóvenes en los ochenta, o su Sierra; o que Opel volviese a lanzar el Calibra, que hacía lo propio pero en los noventa, tal cual era. O trasladémonos a la época favorita de muchos, la de los setenta, y Renault volviera con un 17 genuino y tal cual era en aquellos años, o a los sesenta, y Citroen reeditara su Ami...
Pero, además de hacerlo idéntico por fuera, absolutamente idéntico, les incorporase todas las ventajas de los automóviles modernos, en seguridad, en economía de combustible, en funciones... Sería un sueño, pero imposible.