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12.12.2020

Relojes en la literatura (78)




Título: Cuarenta grados en Marte

Autor: Bia Namaran

Fragmento:


- ¡Eh! ¿¡Estás loca!? ¡¡No enseñes eso!! - Entonces, se percató del reloj en mi muñeca. Lo cubrió con su otra mano, y me bajó la manga del abrigo -. ¡¡Y mucho menos eso!! ¡Te matarían por conseguirlo, y a mí me matarían contigo por no habértelo robado! Los relojes electrónicos hace tiempo que dejaron de fabricarse, el gobierno prohibió la venta de pilas cuando comenzaron a agotarse las reservas de los compuestos químicos. Ahora se reciclan, pero sólo para unos pocos privilegiados. En el mercado negro tienen precios estratosféricos.

- ¡Pero éste es solar! ¡Y muy antiguo! - Se lo mostré. Con ímpetu, volvió a cubrírmelo, bajándome el brazo y mirándome con rostro asustado directamente a los ojos:

- ¡Por eso mismo! ¡Esa tecnología ya no se usa! Cualquiera te lo cogería, los satélites que han caído por todas partes están llenos de circuitos con esos capacitadores, ¡es lo más valioso hoy!





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10.10.2020

Relojes en la literatura (62)




Título: Palabras son amores

Autor: Jose María Cabodevilla

Fragmento:


Las palabras son lo único que no se lleva el viento. Las palabras quedan, más duraderas que el bronce. Mueren los imperios, los monumentos se derrumban, perecen los hombres y bajan al pozo del olvido. Pero antes de expirar, el moribundo pronunció una frase entrecortada, la última que a duras penas pudo articular. Sus hijos la recordarán mientras vivan, lo mismo que su madre había recordado siempre aquella primera palabra que él balbuceó un día, ochenta años atrás. Entre un extremo y otro, la vida humana está hecha de palabras. Habló, luego existió. Dejó una viña, un reloj, algunas fotografías: la viña fue vendida muy pronto, el reloj se extravió en cualquier mudanza, las fotografías deben de estar metidas en alguna carpeta que nadie sabría ya encontrar. Pero nos queda de él una frase.

- Polvo y palabras seré.






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11.28.2020

Relojes en la literatura (75)




Título: Vida de los Santos de Butler. Beato Germán José

Autor: Wifredo Guinea, S.J., Herbert Thurston, S.J, y Donald Attwater

Fragmento:


Con frecuencia era arrebatado en éxtasis. Como los arrobamientos se prolongaban cada vez más, era difícil encontrar quien quisiese ayudarle en la misa. El beato se ganó el amor de sus hermanos por su solicitud. A pesar de sus visiones, tenía mucho sentido práctico y era un excelente mecánico; así pues, iba de convento en convento reparando los relojes.



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3.03.2021

Relojes en la literatura (92)




Título: La expedición

Autor: Stephen King

Fragmento:


Carune se guardó las llaves en el bolsillo y se quitó el reloj de pulsera. Era un Seiko de cuarzo con un pequeño ordenador bajo la esfera. Veinticuatro botoncitos permitían efectuar cualquier operación matemática, desde la suma y la resta, hasta la raíz cuadrada. Además de un magnífico cronómetro, un delicado mecanismo de precisión. Carune colocó el reloj delante de la ventanilla y lo empujó suavemente con un lápiz.

El reloj reapareció instantáneamente al otro extremo. En el momento de introducirlo marcaba las 11.31. 37. Cuando Carune lo recogió, las 11.31.49. Perfecto. Aunque hubiese sido mucho mejor disponer de un ayudante junto a los cajones para certificar que no había alteración temporal alguna. Bueno, no importaba tanto. Muy pronto, el Gobierno lo cubriría de ayudantes.

Probó la calculadora del reloj. Dos y dos seguían siendo cuatro. Ocho dividido entre cuatro continuaba siendo dos. La raíz cuadrada de once no había variado: 3,3166247..., etcétera.

Había llegado el momento de experimentar con los ratones.





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5.29.2019

20 curiosidades que no sabías - seguramente - sobre G-Shock y algunos de sus modelos


He estado "ojeando" algunos textos y me he dado cuenta que aún hay bastantes cosas que ignoramos sobre G-Shock o, más bien, que no suelen trascender ni mencionarse cuando hablamos sobre esta marca o todo lo que gira a su alrededor. Ir una por una podría llegar a ser tedioso, así que hemos decidido reunirlas todas en un listado que probablemente os resulte más ameno.

Y es que G-Shock es tan rica en historia y tiene tantas anécdotas detrás, que si uno empieza a profundizar puede que no acabe nunca. Eso forma parte también, por supuesto, de lo atractiva que resulta para todos nosotros esta marca, ¿verdad?.

12.20.2016

Llegan las Casio Classwiz a Argentina (¡y nuevo libro de Casio España para descargar!)


Los argentinos están de enhorabuena porque a partir de este mes ya pueden disfrutar de toda la gama de las novísimas calculadoras de alto rendimiento Classwiz, entre las que se incluyen modelos solares, y modelos con pilas estándar (AAA) -aquí una comparativa de todos ellos-. Como suele ser habitual, las calculadoras llegan con un amplio soporte por parte de Casio, en forma de programas de formación para docentes y estudiantes.

En la presentación, los responsables de Casio en Argentina destacaron las bondades de estos nuevos dispositivos, entre ellos la innovación con el uso de códigos QR, su relación con las nuevas tecnologías (como smartphones) y la mejora genérica de su interfaz, con la presencia de iconos de más rápida comprensión, en lugar de frases y textos largos.

2.20.2021

Relojes en la literatura (91)




Título: Todas las fiestas de mañana

Autor: William Gibson

Fragmento:


Tras una pausa, el chico lo sigue, alzando el reloj de la esfera negra como si fuese un pequeño animal.

No será nada, piensa Fontaine. Un Waltham del ejército con las entrañas oxidadas. Mierda. Mierda, has dejado entrar al colgado este.

El chico se queda en el centro de la pequeña superficie de la tienda, mirando. Fontaine cierra la puerta, da una sola vuelta al cerrojo, y se retira detrás del mostrador. Hace todo esto sin bajar el revólver, evitando acercarse al chico, y sin quitarle los ojos de encima.
Los ojos del chico se abren al ver la bandeja con los relojes.

- Lo primero es lo primero - dice Fontaine, retirando la bandeja con la mano libre -. Veamos.

Señala el reloj en la mano del chico.

- Dame - ordena, golpeando sobre el descolorido logotipo dorado de Rolex sobre una almohadilla de piel sintética, acolchada, de color verde oscuro.

El chico parece entenderlo. Deja el reloj en la almohadilla, y cuando retira la mano Fontaine le ve las uñas, las descuidadas uñas de bordes negros.

- Mierda - murmura Fontaine -. Retírate, ahí, un momento - dice, señalando el sitio amablemente con el cañón de la Smith & Wesson. El chico da un paso atrás.

Sin dejar de vigilar al chico, Fontaine rebusca en el bolsillo izquierdo de la gabardina y saca una pequeña lente de aumento de relojero, y se la pone en el ojo izquierdo.

- No te muevas, ¿eh? No quieres que se dispare la pistola...

Levanta el reloj, y se permite un rápido vistazo a través de la lente. Silba entre dientes, muy a su pesar.

- Jaeger LeCoultre. - Alza la cabeza y mira; el chico no se ha movido. Vuelve al reloj, esta vez observa las marcas de la caja. - Royal Australian Air Force, 1953 - traduce -. ¿Dónde has robado esto?

Nada.

- Está casi en perfectas condiciones. - Fontaine se siente, de pronto, profunda e inesperadamente perdido -. ¿Es una reproducción?

Nada.

Fontaine mira a través de la lente, y piensa que quiere este reloj.

- ¿Todo original?

Lo deja sobre la almohadilla verde, encima del desgastado símbolo de la corona, observando que la correa de piel de becerro ha sido cosida a mano a unas barras permanentes en dos lados de la esfera. Tan solo este trabajo, que reconoce como italiano o austríaco, podría costar más que algunos de los relojes de la bandeja. El chico lo recoge inmediatamente.





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11.01.2020

Relojes en la literatura (69)




Título: La sombra del viento

Autor: Carlos Ruiz Zafón

Fragmento:


De regreso a casa, crucé frente a la relojería del barrio. Don Federico me saludó desde el mostrador, haciéndome señas para que entrase en su establecimiento. El relojero era un personaje afable y sonriente que nunca se olvidaba de felicitar una fiesta y al que siempre se podía acudir para solventar cualquier apuro, con la tranquilidad de que él encontraría la solución. No pude evitar sentir un escalofrío al saberle en la lista negra del inspector Fumero, y me pregunté si debía avisarle, aunque no imaginaba cómo sin inmiscuirme en materias que no eran de mi incumbencia. Más confundido que nunca, entré en la relojería y le sonreí.

- ¿Qué tal, Daniel? Menuda cara traes.

- Un mal día - dije -. ¿Qué tal todo, don Federico?

- Sobre ruedas. Los relojes cada vez están peor hechos y me harto a trabajar. Si esto sigue así, voy a tener que coger un ayudante. Tu amigo, el inventor, ¿no estaría interesado? Seguro que tiene buena mano para esto.





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8.13.2014

Quienes pujan en eBay, ¿son locos o idiotas?


Que se ponga a tirar la primera piedra quien no lo haya hecho alguna vez. Sí, yo también he comprado alguna cosa en eBay, principalmente al mercado británico por productos que aquí (o al menos en mi región) no se encuentran, como pesos de calibración. Pero en una ocasión decidí irme a por un reloj que, aunque de segunda mano, estaba perfecto y su propietario lo ofrecía a menos de la mitad del precio que tiene en tiendas (el vendedor era español, por cierto). Ya creía que era mío cuando -como suele ocurrir- en el último momento antes de concluir la venta aparece de la nada un nuevo pujador, que seguramente estaba esperando a la última hora, y ofrece un precio mayor que el mío. Estuve tentado de dejar las cosas ahí, pero como el precio seguía siendo, no obstante, interesante, decidí hacer una nueva puja, superando la de mi contrincante. Al momento él superó la mía.

Estuvimos un buen rato así, hasta que decidí parar, pensando: ¿estamos locos o qué? La razón de que yo dejara de pujar y permitiera que el otro se llevara el reloj es que el tipo había superado el precio que tenía ese mismo reloj en tiendas. De hecho, busqué en el mismo eBay aquel día ese modelo y lo encontré a un precio inferior, nuevo, con embalaje y todo. O sea: mi contrincante había pagado por un reloj usado, sin caja ni manual, ¡más de lo que le hubiera costado ese mismo reloj en la tienda a estrenar!

7.17.2013

El Casio que no te quitarás ni por las noches


Los gemelos Dee & Ricky son de sobra conocidos por todos debido a sus colaboraciones con G-Shock. Pero Ricky ha querido dar un paso más allá demostrando su amor por Casio, y ha llegado hasta tal punto que se ha tatuado uno en su muñeca.

Dicen que es un G-Shock, pero por la plantilla más parece cualquier Marlin de los ochenta (o incluso un F-91W o cualquier modelo de los "Collection") que un G-Shock. De hecho, ni la palabra G-Shock (ni siquiera "Casio") aparece por ningún sitio, así que podría ser incluso un Timex.

6.23.2017

Los segmentos más bonitos de Casio


Si bien el dot-matrix es, para la mayoría de los que amamos los digitales, la tecnología más atractiva, más legible y más práctica a la hora de presentar la información, la técnica de los segmentos en un LCD puede dar resultados también muy seductores.

Como bien sabéis, los segmentos consisten en lo que podríamos definir como una serie de líneas o tramos que se agrupan para formar un número o carácter. Los más básicos (los mínimos para formar un número) son siete: tres en la parte superior, tres en la inferior, y uno central y en horizontal para el 2, el 3, el 4, el 5, el 6, el 8 y el 9.

12.05.2020

Relojes en la literatura (76)




Título: A Contrarreloj. Paul Davis. Quinta temporada: Cazadores de vampiros

Autor: J. G. Chamorro

Fragmento:


Por encima de la manga izquierda sobresalía un reloj, también de color negro. Deslicé el tejido un par de centímetros, y comprobé que era un Casio GW-M5600, un reloj de la gama G-Shock de Casio, diseñado y construido para ser cómodo, ligero y resistente. Curiosamente era un reloj concebido inicialmente para el público masculino, aunque como sus dimensiones no eran tan enormes como las de otros modelos, no era anómalo encontrarlo en las muñecas femeninas. Claro que ellas solían preferir sus variantes de colores, en azul "navy", amarillo "yellow positive" o en naranja. En cambio aquella chica había optado por la versión estándar, la que era tan negra como su ropa. Precisamente la variante más popular, la más vendida. ¿Acaso debíamos culparla por ello?

- Puedo asegurarles que esta mujer no es una vampira -. Pronuncié ante el asombro de la multitud.




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3.14.2022

Día Internacional de las Matemáticas



Hoy, 3,141592654... coincide con el número pi y es por ello que se celebra el Día Internacional de las Matemáticas. La División Educativa de Casio en España lo celebra mañana con una charla a las 18:00 horas con Tuti Comalat a la que podrás asistir apuntándote aquí. Pero eso no es todo, la International Mathematical Union organiza charlas también a nivel mundial para esta tarde, y la próxima en español tendrá lugar dentro de unas pocas horas, con participantes de universidades de Colombia, México, Argentina y España, y moderada por Jeanette Shakalli de Panamá.

Por supuesto, los actos son mucho más numerosos. Otro de los más importantes tendrá lugar en la localidad de Don Benito, Extremadura, donde se entregarán los premios de uno de los concursos del Comité Español de Matemáticas (CEMat), con el apoyo de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas (FESPM) y de la Sociedad Extremeña de Educación Matemática "Ventura Reyes Prósper", además del ayuntamiento de la zona y la División Educativa de Casio en España.

5.29.2020

Relojes en la literatura (23)



Título: Al principio fue la línea de comandos.

Autor: Neal Stephenson.

Fragmento:

Si el vídeo se hubiera inventado hace cien años, tendría una ruedecita para la sintonización y una palanca para avanzar y rebobinar, y una gran asa de hierro forjado para cargar o expulsar los cassettes. Llevaría un gran reloj analógico delante, y habría que ajustar la hora moviendo las manillas en la esfera. Pero debido a que el vídeo se inventó cuando se inventó - durante una especie de incómodo periodo de transición entre la era de las interfaces mecánicas y los GUIs - tiene sólo unos cuantos botones delante, y para fijar la hora hay que pulsar los botones de modo correcto. Esto le debe de haber parecido bastante razonable a los ingenieros responsables, pero para muchos usuarios es sencillamente imposible. De ahí el famoso 12:00 que parpadea en tantos vídeos. Los informáticos lo llaman el problema del doce parpadeante. Cuando hablan de ello, empero, no suelen estar hablando de vídeos.

Los vídeos modernos habitualmente tienen algún tipo de programación en pantalla, lo cual significa que se puede fijar la hora y controlar las demás propiedades mediante una especie de GUI primitivo. Los GUIs también tienen botones virtuales, claro, pero también tienen otros tipos de controles virtuales, como botones de radio, casillas que tachar, espacios para introducir textos, esferas, y barras. Las interfaces compuestas de estos elementos parecen ser mucho más fáciles para muchas personas que pulsar esos botoncitos en la máquina, y así el propio 12:00 parpadeante está desapareciendo lentamente de los salones de Estados Unidos. El problema del doce parpadeante ha pasado a otras tecnologías.

Así que el GUI ha pasado de ser una interfaz para ordenadores personales a convertirse en una especie de metainterfaz que se emplea en cualquier nueva tecnología de consumo. Raramente es ideal, pero tener una interfaz ideal o incluso buena ya no es la prioridad; lo importante ahora es tener algún tipo de interfaz que los clientes usen realmente, de tal modo que los fabricantes puedan afirmar con toda seriedad que ofrecen nuevas posibilidades.

Queremos GUIs básicamente porque son convenientes y porque son fáciles - o al menos el GUI hace que así parezca-. Por supuesto, nada es realmente fácil y simple, y poner una bonita interfaz no cambia ese hecho. Un coche controlado a través de un GUI sería más fácil de conducir que uno controlado por los pedales y el volante, pero sería increíblemente peligroso. Al usar GUIs todo el tiempo hemos aceptado sin darnos cuenta la premisa de que pocas personas aceptarían si se les planteara directamente: a saber, que las cosas difíciles pueden hacerse fáciles, y las complicadas pueden volverse simples, acoplándoles la interfaz adecuada.

10.22.2018

¿Enviar un correo por el reloj, y sin Internet? ¡Casio podía hacerlo!


Hace un tiempo confesaba en otro blog la pasión que siento por los infrarrojos. Me parece una tecnología útil, limpia, atractiva y muy versátil. Sin embargo, hoy está totalmente -o casi- en el olvido, en pro de la tecnología vía radio.

En los años noventa, sin embargo, Casio fue uno de los fabricantes que más recurrieron a ella para todo tipo de dispositivos: cambiar canales de televisión (Casio de la familia CMD-10, CMD-30, CMD-40, CMD-50...), leer temperatura en superficie (Casio SPF-10, TSR-100 Thermo Scanner...), intercambiar información entre agendas electrónicas personales, o los PC Unite, que posibilitaban pasar tus datos de agenda desde tu Data Bank, como los BZX-20 o los más bonitos (para mi gusto, eran menos ostentosos) PCX y HBX, como el HBX-100.

2.10.2021

Relojes en la literatura (89)




Título: Purgatorio, la decadencia de un sueño

Autor: Nathalia Tortora

Fragmento:


- ¿No hay relojes en este lugar?

- Solo en el comedor. Y yo todavía no lo sé leer.

La pelirroja suspiró. Añadiría eso a la lista mental de cosas indispensables sin las cuales no podría sobrevivir. Por el momento, el listado era sencillo: ropa, maquillaje y un reloj. Ah, y posiblemente un mp3 o un equipo de música. Asumía que pedir una computadora era demasiado, si es que existían allí.





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10.18.2020

Relojes en la literatura (65)




Título: Persiguiendo a Bukowski

Autor: Robert E. Howard

Fragmento:


- ¿Qué has hecho en la 431? - Me soltó casi ahogándose por el sofoco.

Me quedé patedefuá. Pensé que el gordo había perdido por fin la chaveta.

- Lo mismo que en las otras habitaciones - respondí, alzando las cejas -. Hacer las camas, quitar el polvo, pasar la aspiradora...

- Esto es muy grave, Maldon. Alguien ha robado un reloj en la 431.

- ¿Un reloj?

- Sí.

Me encogí de hombros.

- Yo sólo he hecho mi trabajo. Ni siquiera he visto ese reloj del que me hablas, Robert. No es asunto mío.

El gordo se rebotó.

- En eso te equivocas. A partir de este momento, ese reloj es asunto de todos los que trabajan en este hotel, y si consideras que a ti no te incumbe, ¿sabes lo que eso significa?

- ¿Es una pregunta retórica?

La jeta de Robert adquirió el color de un tomate maduro a punto de reventar.

- No estás en condiciones de hacerte el gracioso, Maldon. Ha ocurrido en una de tus habitaciones. Deberías estar preocupado.

Bocazas. Me quedé sin saber lo que significaba.

- Bueno, yo no he sido. Sólo puedo decir eso.

- Está bien. Tendrás que pasar un control a la salida.

- Vale.

- Y tendré que registrar tu taquilla.

- Adelante.

En mi taquilla sólo había perchas y restos de otros naufragios de tíos que habían pasado antes que yo por allí. Lápices, un paquete de chicles, algunos folletos y cosas así. Yo no me había molestado en limpiarla.

El gordo se dio la vuelta decepcionado.

- Muéstrame tu cartera, por favor. - Dijo a continuación.

- ¿Mi cartera?

Con gesto de resignación y un bufido de incredulidad la saqué de mi bolsillo y abrí cada uno de sus departamentos. Había poca cosa que ver allí.

- Oiga - le dije -. ¿Cómo puede estar seguro de que el cliente no está mintiendo?

Entonces Robert me miró como si, de pronto, yo me hubiera puesto a hacer el pino.

- El cliente siempre tiene razón.

Ni que decir tiene que el dichoso reloj no apareció jamás. Corrieron rumores de que el peluco era un Cartier con incrustaciones de brillantes. Otros se apuntaban a la teoría de un Rolex putamadre con antena parabólica. Total, que al final lo único de lo que todos estábamos seguros era de que no se trataba del Big Ben. El seguro del hotel se hizo cargo de la historia y aquí paz y después gloria.





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9.04.2016

No somos el centro del mundo


Quien escriba en un blog para ganar dinero, o para hacerse rico y famoso, muy mal lo lleva. Muchas redes de blogs han cerrado, otras están en horas bajas, y una gran cantidad de aquellos blogs de tendencias que tanto éxito tuvieron y tantos seguidores cosechaban hará un par de años o tres, han desaparecido del panorama. En la última entrevista que me realizaban para La Vanguardia me vi loco buscándolos (porque muchas de aquellas bloggers lucían modelos old-school de Casio) y no los encontré.

Desde el primer día tuve bien claro que el protagonista aquí debía ser Casio y sus productos, y no yo, por eso en ningún momento se me ocurrió firmar con otra cosa que no fuera el nombre del mismo blog. Es lógico que, con el paso de los años, acabe uno siendo más conocido (y también porque he contado muchos elementos de mi vida personal aquí), pero eso es algo inevitable, no concibo un blog que hable sobre lo que me gusta (como los relojes de Casio) sin compartir esa complicidad con todos los lectores que día a día nos seguís y nos leéis.

11.07.2020

Relojes en la literatura (71)




Título: La perla rusa

Autor: Phavy Prieto

Fragmento:


- ¡Que mierda! - Grité al comprobar que no funcionaba.

Era un móvil de esos modernos que no se le puede sacar la batería, ¡un fastidio! Probé a mantener el botón de encendido pulsado, pero nada… Lo puse a cargar y tampoco iba. ¡Había muerto! ¡Me había quedado sin teléfono!

- ¡Genial! ¡Una buena forma de comenzar el lunes! - Grité mientras me levantaba de mal humor porque ahora ni siquiera sabría qué hora era. Sí, era una de esas tantas miles de personas que no usaban reloj porque, ¿para qué? Si ya tenía el teléfono que me la decía a cada momento.

Me duché a la velocidad de la luz y me puse un vestido fresco, pero de color sobrio, algo ajustado y ceñido al pecho con tacones bajos. Me maquillé un poco y me atusé el pelo para darle volumen. Salí de casa cogiendo el bolso e inexplicablemente cogí también el móvil, tal vez algún alma caritativa de la oficina - dícese Jaime el informático - , pudiera salvar la vida de mi agonizante teléfono





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12.17.2020

Relojes en la literatura (79)




Título: Héroes y villanos

Autor: Angela Carter

Fragmento:


Marianne tenía ojos penetrantes, fríos, y mal genio, pero su padre la amaba. El padre era Profesor de Historia; en el comedor familiar, sobre el aparador en que guardaban la heredada vajilla de acero inoxidable, tenía un reloj al que daba cuerda todas las mañanas.

Marianne pensaba que el reloj era la mascota de su padre, como lo fuera el conejito para ella, pero el conejito murió pronto y se lo entregaron al Profesor de Biología para que lo destripara, mientras que el reloj continuó con su inescrutable tic-tac. Marianne concluyó, pues, que el reloj era inmortal, pero esto no la impresionó. Mientras comía, sentada a la mesa, observaba con indiferencia el movimiento de las manecillas, pero nunca sentía que el tiempo pasase, pues estaba congelado alrededor de ella en ese apartado lugar, donde una quietud pastoral se adueñaba de todo y el infatigable reloj tallaba las horas en esculturas de hielo.




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