Una de las señas de identidad de los G-Shock son las perforaciones, estrías o huecos que tienen en las esquinas muchos de sus modelos, sobre todo - y principalmente - sus Five Series, en los cuales se han vuelto una de sus características más reconocibles a simple vista. Pero, ¿por qué llevan esos huecos en las esquinas?
Si preguntas incluso a entendidos, muchos te dirán que es debido a que es ahí donde se asienten, se anclan y se alojan las bullbars o "protecciones frontales", esa suerte de "brackets" en forma de alambres retorcidas (que en algunos casos están almohadilladas para no dañar el cristal), y que le ofrecen (aseguran) una protección extra ante impactos o roces frontales. Pero ante esta respuesta cabría entonces preguntarse otra cosa: ¿quién fue antes, el huevo o la gallina? Porque sí, no deja de ser en parte cierto que sirvan para eso, pero la historia nos dice que el primer G-Shock de ese tipo "con brackets" no llegaría hasta bien entrado los noventa, década en la que se hicieron famosos estos artilugios, y en donde se estrenarían con el DW-6630 de 1995. Fíjate que ni siquiera era un Five Series. En realidad, el primer Serie Cinco en montar los bullbars "de serie" (otra cosa eran los añadidos aftermarket, claro) fue el DW-5600ED, y para eso tenemos que irnos ya a 1996.