Esta mañana me he puesto el reloj, como siempre, y tras un rato con él, al mover el brazo se ha ido al suelo. Golpeó contra una baldosa pero, como buen Collection, al reloj no le ocurrió nada - por fortuna, porque los DB-36 son de mis favoritos-. ¿La razón? La correa de resina se había hecho añicos. De hecho, con mis manos pude doblarla y romperla sin ningún problema (ya lo veis en las imágenes, me "entretuve" con ella un buen rato, para el estrés viene genial...). Eso me ha hecho de nuevo darme cuenta en lo desastroso y caduco que es este material tanto para correas, como para biseles. No me extraña que en G-Shock hayan decidido lanzar cada vez más modelos con biseles de metal y armis de acero, es lo lógico para quien quiere un reloj duradero. En mi caso, he tenido que acudir a mi viejo CPA-100, uno de los pocos modelos con armis que tengo y que son resistentes al agua (en estos tiempos, usar un reloj que no sea resistente al agua es mejor no arriesgarse).
Por eso uno no entiende que, cada vez en mayor medida, Casio reduzca su oferta de armis. Por fortuna es un error que en sus últimos digitales, los MWD-100, no han corrido y en ellos sï ofecen una variante con armis de acero. El sobreprecio de un armis de acero, ciertamente, merece la pena. Normalmente no son más que diez o doce euros respecto a las variantes de correa, que acabaremos ya amortizando con el primer cambio y, sobre todo, en paz y tranquilidad. Además, en Casio los armis suelen ser muy buenos, incluso realmente cómodos, aun siendo armis de láminas de metal dobladas.