Hace unos cuantos años regresaba caminando a casa por una vieja carretera plagada de automóviles, que corrían veloces a mi lado, y llevaba en mi muñeca el Casio AE-1200. Prácticamente acababa de salir al mercado y recuerdo que, en aquellos momentos, me preguntaba si sería el último digital de su tipo que veríamos. No eran pocas las sospechas y, por ello, los temores fundados: el W-720 hacía poco que había desaparecido, y Casio apostaba en todas sus líneas rotunda y claramente por los analógicos.
En Edifice llevaban años sin llegar un digital, y del último que esa gama habían tenido -el EFD-1000- ya apenas quedaba un vago recuerdo. Aquí, en ZonaCasio, recomendábamos que aprovechásemos los últimos digitales, porque no había muchas esperanzas de que fuesen a llegar nuevos. Se nos presentaban duros años, épocas de hambruna con el único consuelo de algún G-Shock muy de cuando en cuando, y poco más.