Uno de los aspectos más criticados desde el lanzamiento de los Frogman GF-1000 (uno de los modelos "top de gama" de G-Shock de la serie Master of G) fue la presencia de tornillos estéticos en el frontal. Que este tipo de tornillos aparezcan en modelos de la línea Collection simplemente "para lucir" es comprensible, pero que lo hagan en todo un Frogman cuyo precio ronda los 700 €, es para pensárselo. Casio fue ampliamente criticada por ello, y es una crítica que se ha sucedido todos estos años de manera casi constante, no entre los más puritanos y seguidores de la marca, pero sí entre muchos de los que se sienten atraídos por ese reloj y luego se encuentran con esa "sorpresa escondida", que en muchas ocasiones consideran razón suficiente para echarse para atrás y no comprárselo.
Cuando se lanzó el Rangeman GW-9400 hubo muchas personas que aseguraron que Casio no había caído en el mismo error, y que realmente esos tornillos que luce en el frontal no son simple material de pega para añadir un peso extra y para lucir, sino que estaban anclados a la caja, sosteniendo firmemente el bisel. Mentira.