Compás de espera

No es que no queramos darla, pero la realidad es que poca actualidad de Casio hay durante estos últimos días. Todo el mundo, a nivel global, se está centrando en la atención y contención de la pandemia de COVID-2, que produce el síndrome SARS-CoV-2 (acrónimo de Severe Acute Respiratory Syndrome coronavirus 2, "síndrome agudo respiratorio severo") y por el que ahora todos estamos confinados en casa, o jugándonos la suerte trabajando cara al público o por las calles para tareas urgentes. Y en Casio están en ese "in-pass" en el que están la mayoría de firmas ahora mismo, un poco a la expectativa, con la esperanza de no tener que retrasar producciones, lanzamientos o eventos -que bueno, algunos sí se han tenido que retrasar-.

No es un tema menor, hace escasos minutos el Grupo PSA (Peugeot-Citroen-Opel-Vauxhall) acababa de anunciar la paralización y el ceso de producción de todas y cada una de sus plantas europeas. Casi nada. En España se da por hecho, además, que la temporada de confinamiento obligatorio será mayor de lo esperado. El "Reloj de la Alerta" que hemos puesto ayer líneas arriba en este blog - como blog de relojería, no podíamos hacer menos que ofreceros algo así - nos da un hálito de esperanza sobre el final de esta reclusión, pero probablemente cuando su temporizador llegue a cero tengamos que reiniciarlo.

¿Es seguro comprar ahora relojes por Internet?

Llevo toda la mañana esperando una larguísima cola ante el supermercado para comprar una caja de galletas. Al entrar he podido hacerme con la última que quedaba. El resto de estanterías (por supuesto de papel higiénico o de pañuelos de papel ni hablemos) se encontraban absolutamente vacías. Me parece a mí que eso que decían desde La Moncloa respecto a que no habría desabastecimiento no era muy real. Por supuesto, tampoco iban a decir lo contrario, la cuestión primordial es no alarmar a la población. Pero lógicamente, algo urgente hay: las cajeras hoy te atienden con mascarillas "de alta protección vírica", las que se usan ante peligros biológicos de gran magnitud. El gobierno ha tomado el control de centros hospitalarios y médicos privados, y las carreras de medicina, en sus últimos grados, se han "acelerado" para darles a los profesionales la habilitación de inmediato. De manera que sí ocurre algo muy, muy grave (lógico: sino no estaríamos en Estado de Alarma). Se palpa también en las calles: el sábado, cuando salía con mascarilla, apenas había gente que la llevase. Hoy la excepción es al revés: apenas hay gente sin ellas.

Pero no era de esto de lo que queríamos hablaros, aunque la actualidad mande y hemos preferido empezar así este primer día de semana, dentro de este "estado especial" en el que todos estamos inmersos. Sino más bien, de cuán seguro son los paquetes que nos lleguen estos días por correo o mensajería.

El héroe del G-Shock (o uno de ellos)

Durante estos días se han sucedido mensajes de reconocimiento al personal sanitario (que queremos también hacer extensibles a otras profesiones, quizá menos vistosas, pero también muy importante: logística, emplead@s de supermercados...), y entre ese personal que está en primera línea de batalla luchando contra la pandemia del SARS-CoV-2 (COVID-19) se encuentra un médico de urgencias de origen granadino, Jesús Candel, más conocido en la red como Spiriman.

Muchas veces le vemos en sus vídeos portando un modelo de G-Shock, un Serie 5 últimamente con armis BC, aunque le he visto en otros vídeos suyos con alguna edición especial con trabilla metálica (cuyo modelo no he podido identificar, la verdad). En sus apariciones da muchos consejos (últimamente centrándose mucho en el coronavirus, como es lógico) de una forma amena, clara, y concisa.

Coches y relojes

"Le voiture" se dice en francés "coche". Y de coches precisamente vamos a hablar. Coches y relojes, como indica el título. El Casio F-91 podría ser perfectamente el Renault 5, que fue uno de los utilitarios más famosos y comunes en Francia, y en realidad en toda Europa. Aunque los franceses, curiosamente, lo llamaban "le car".

No obstante si miramos hacia la paupérrima España, aquí el F-91 de los coches debería ser el Seat 600, clónico de los Fiat 500 que, dicen algunos -y aseguran los de Seat, claro-, democratizaron las carreteras y permitió a los españoles de entonces viajar en algo que tuviese motor y cuatro ruedas.