Hace unas semanas contaba en Radio Ibérica lo útil que había sido para mí el reloj que obsequiaban en Radio Nacional, en una época que ni el reloj más barato del mundo podía comprar.
Este tipo de obsequios, genéricos, para todo el mundo y sin idioteces de sorteos o gilipolleces parecidas -error que en su día cometimos aquí, pero que intentaremos no repetir más- que poquísimas veces hacen las marcas, nunca sabes a quiénes pueden alcanzar. Seguramente el regalo acabe en manos de personas que están hartas de todo, que tienen la holgadez económica necesaria para comprar cientos de ellos pero que participan por puro aburrimiento o para pasar el rato. Pero hay otras personas a las que realmente esos detalles les hacen un gran bien y les marcan profundamente, además de hacerles definitivamente grandes entusiastas a la marca.