El trágico final de un reloj digital

Los relojes digitales (y sobre todo los de Casio) tienen fama de ser muy longevos, y en efecto lo son. Pero nada dura para siempre y, por supuesto, mucho menos un reloj. Por muy aguerrido digital que sea. Os lo digo porque tenía a buen recaudo uno de mis HD favoritos, el DW-240, y hace unos días cuando fui a buscarlo a su caja me lo encontré con una desagradable sorpresa: con su LCD con ese espantoso aspecto.

Como podéis apreciar, se trata de un derrame del LCD, lo que comúnmente se conoce como "sangrado". Suele ser un motivo por el cual los dígitos presentan "fading" (desvanecimiento, o dicho de otra manera, falta de contraste e intensidad), y es un síntoma de que el cristal líquido (más bien su sustrato) se está yendo "por otro lado". Puede que en ocasiones no se manifieste tan notoriamente, pero si os encontráis con un digital con fading es un buen motivo para preocuparse. A veces tarda unos años en manifestarse de manera tan patente, pero vamos, ese LCD ya está perdido.




Me encontré al abrirlo que tenía una buena pila, una Renata ni más ni menos (yo nunca le había cambiado la pila desde que llegó a mis manos, no lo usaba), así que decidí darle una segunda oportunidad, no en vano estos relojes son incombustibles (o en gran medida lo son, al menos).



Tras extraerle el módulo me di cuenta que tenía bastantes daños en el panel de cristal, era un módulo ya muy "cascado". Obviamente la pérdida o el derrame de sustrato era solo la punta del iceberg, un síntoma (o uno de los más graves) del estado del LCD en general.



Saco el panel propiamente dicho para ver cómo está todo con más detalle. Para hacerlo se requiere un procedimiento que luego os explicaré, por ahora, observad el muelle del transductor, en la parte frontal y no sobre la tapa de cierre como suele montarse en la actualidad. Esa es la razón de por qué estos relojes, aún a pesar de disponer de cristal mineral, tienen un sonido tan claro y tan fuerte (como en los primeros G-Shock), ya que las ondas sonoras vibran "hacia adelante", y no son amortiguadas por su colocación en la parte trasera.



Compruebo que, sin embargo, al apretar el panel el sustrato "vuelve a su sitio", obviamente es un signo de envejecimiento: las dos placas que conforman el pack y que retienen los cristales han perdido con el tiempo su adhesión, sea porque el pegamento ha envejecido (por el tiempo, por exposición solar, por lo que sea...), o bien porque la enorme tensión que tienen que soportar (van "prensadas" a uno y otro lado de los conectores cebra con una gran fuerza) ha hecho que se vayan separando.

Decido recurrir a uno de mis "trucos del almendruco", para darle una última oportunidad, puesto que ya que estamos a la tarea, no pierdo nada... Intento pegarlas con corrector de secado rápido, es el pegamento de proceso más acelerado que tengo a mano, a falta del Uhu Super Rápido Precisión, Loctite Multimaterial o similar (la razón de no tenerlos a mano es que ese tipo de pegamentos, una vez usados, no duran nada en conservación, así que dado su elevado precio es mejor adquirir botecitos pequeños, gastarlo, y cuando se necesite otro volver a adquirirlo).

En un principio funciona, el corrector ha secado, y el LCD regresa a su estado normal. Genial. Pero me temo que la cosa no va a ser tan fácil, no obstante preparo el módulo para su ensamblado.





Mis temores se cumplen. En cuanto los conectores cebra vuelven a hacer presión, "adiós muy buenas", y encima ahora con la manipulación el derrame es aún peor. Decido entonces dejar de hacer malabarismos con un LCD que ya no da más de sí, y "remendarlo" para que al menos pueda cumplir la función de servir "como atrezzo" y, bueno, en un momento dado, como donante o para repuestos. De manera que le retiro los conectores cebra superiores, que son los que crean más tensión, y le dejo solo los inferiores. En la imagen podéis comprobar un poco cómo es el funcionamiento de estos digitales: la línea de conectores cebra superiores responde a una mitad del LCD, y la inferior al otro. En la foto está colocado únicamente la línea inferior.

Los conectores sufren mucho, al fin y al cabo es una banda de goma, y con el tiempo van perdiendo cualidades y el digital acaba dañándose de manera irreparable, y solo cabe la sustitución. Como sustituir un conector cebra no está al alcance de todo el mundo (os aconsejo que no lo hagáis si no tenéis cierta habilidad y herramientas para estas cosas), supone en un gran número de casos tener que desechar el módulo entero.



Procedo entonces a retirarle la pila, tras montar el módulo en la caja. Este tipo de pilas ya sabéis cómo se retiran: dispone de una pestañita en uno de los laterales, sólo hay que tirar de ella hacia adelante (NO hacia arriba), y el retén ya salta solo. Si no sale así de fácil, algo estáis haciendo mal. Lo menciono porque si insistís podéis dañar el delicado saliente de plástico y acabar haciendo que no sea capaz de hacer fuerza sobre la placa de cierre. Muchos relojes hay así por un cambio erróneo de pila, y es una pena.



Por regla general la pila no sale por sí sola de su alojamiento. Suele quedarse "pegada" por la parte superior (flecha azul). Para extraerla definitivamente Casio suele tener una zona sobre la que hacer palanca con un pequeño útil, es una minúscula esquina que se encuentra un poco más hundida del resto del soporte, y que veis indicada con la flecha roja. Haciendo un poco de palanca con ella, la pila sale fácilmente, porque no es recomendable manosear todo el módulo para sacarle la pila (con el riesgo de ir dejándolo todo perdido con el sudor).



Finalmente, aprovecho para engrasarle el canal de la junta, y la propia junta en sí, antes de cerrarlo. Si lo quiero usar como donante quizá esa pieza la necesite en un futuro, y no viene mal conservarla bien. Además, no se pierde mucho tiempo en hacerlo y merece la pena.

Pero no está todo el trabajo terminado. Ahora me queda una buena pila con energía suficiente, me da lástima tirarla cuando podría reaprovecharla todavía con otro reloj. Recuerdo que tengo guardado un CA-53 que Carlos me había donado, y como está sin pila, y dado que usan el mismo modelo, podría venirle genial.



Para mi sorpresa, cuando abro el CA-53..., ¡está con pila! Digo que me sorprende porque Carlos me había dicho que conservaba todos los relojes hasta que se les acabase la pila y después se la retiraba. Quizá a este se le olvidó, o se le agotó la pila antes de que se lo hiciera y se le pasó. Sea como fuera, por fortuna es una buena pila, una Maxell, y no ha hecho daño al reloj.



Se la retiro y procedo a colocarle la Renata que montaba el DW-240. También aprovecho para adecentarle la junta de estanqueidad. En el caso del CA-53 que no sea 200 metros resistente al agua como el HD se nota, y mucho: el riel de la junta está bastante sucio, e incluso un lado de la misma junta tiene suciedad reseca, síntoma de que ha entrado agua, humedad y suciedad hasta ella, aunque por fortuna no ha pasado al módulo. La protección interna del DW-240, ni qué decir tiene, es mucho mejor, y la propia forma del alojamiento de la tapa trasera lo protege mejor. En el caso del CA-53 es solamente la junta expuesta la que tiene que lidiar contra los elementos.



En un primer momento el módulo del CA-53 "no arranca". Temo que esté dañado también, o incluso algún circuito averiado, y que por eso aún con pila estuviera apagado. Sin embargo, tras algunos forcejeos con el reseteo, logro hacerlo funciona, aunque con evidentes muestras de flaqueo: partes de los segmentos aparecen apagadas y otros, como en el caso de la zona del día de la semana, no se ven. Como no voy a usar el reloj no me importa mucho, sólo quería aprovechar la pila y como atrezzo me servirá perfectamente.

Como podéis ver, éstas son dos muestras de cómo pueden terminar dos buenos relojes, o cómo es el fin de la vida de un reloj digital. Con muchos años a sus espaldas (el DW-240 es de mediados de los años ochenta; el CA-53 que veis es de sus primeros modelos también, lleva el módulo 437 ni más ni menos, de 1988), y dejando evidencia de que el tiempo no pasa en balde, ambos relojes han sufrido lo suyo y han acabado con fading y derrame en un caso, y con segmentos dañados en el otro. Curiosamente ambas averías no tienen que ver con la circuitería en sí, sino en el modo de implementación del LCD: las gomas cebra que pierden propiedades, las conexiones y pegamentos que van volviéndose fluidos o secándose., etc

A diferencia de un analógico, en donde aunque esté dañado puede presentar un aspecto más "aparente", en un digital con el LCD apagado pierde buena parte de su gracia. En ese sentido un analógico es más agradecido.



Como conclusión, os comentaba que os iba a decir la forma de extraerle el panel del LCD. En la parte frontal hay una especie de fuelle, un resorte, que empuja el LCD desde la parte inferior hasta la goma de conectores cebra de la parte superior. Se introduce una punta metálica y se tira del fuelle hacia abajo, para liberar la presión. Montarlo es lo mismo pero al revés, no obstante son piezas muy delicadas y hay que trabajar con ello con cuidado, así que si queréis experimentar y coger habilidad, hacedlo sobre un reloj que esté para el desguace.

| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com

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