Hasta que el sistema europeo de posicionamiento global Galileo entre en funcionamiento (que cada vez sufre más retrasos, por cierto), la humanidad tendremos que convivir, querámoslo o no, con el sistema militar GPS. La incorporación de este tipo de tecnología en la nueva generación de relojes G-Shock (denominada tecnología híbrida, por funcionar en combinación con Wave Ceptor) vuelve a traer a la actualidad la complicación que supone utilizar un sistema que es gratuito, pero dependiente totalmente de las necesidades (o preferencias y apetencias) militares.
GPS lo utiliza el ejército de los Estados Unidos (su propietario) para múltiples cosas, como el guiado de sus misiles, o la navegación de sus aviones (como los drones o el mismísimo bombardero B2 con tecnología stealth). No vamos a descubrir aquí nada nuevo que no sepáis ya todos vosotros sobre este archiconocido sistema, como la falta total de soporte o el descargo de garantías (Estados Unidos se reserva el derecho de uso del GPS) que lleva implícito esta tecnología. Los satélites GPS, además, cada vez tienen que responder a una mayor demanda de dispositivos de todo tipo, no solo los habituales navegadores de automóviles, sino un creciente uso por parte de teléfonos móviles (smartphones) y relojes deportivos. Ahora, a todo eso se une el GPW-1000, que los utilizará para triangular su posición y obtener la hora actualizada, complementando a Wave Ceptor.