Por desgracia, aunque la actualidad ahora obligue a otras cosas, daría un poco de pena que nos olvidásemos de los apasionantes tiempos que estamos viviendo en el mundo de la relojería. Si en la televisión fueron primero los tubos CRT de aquellas 625 líneas (525 en América) en blanco y negro y con un ratio de aspecto de 4:3 (tamaño de la imagen, independientemente de la pantalla), luego llegarían más tecnologías que incorporarían un sin fin de terminología: HD en soportes LCD, plasma, LED y luego OLED..., y pasando a un ratio de 16:9 (más ancho y, por ello, más cómodo de ver para la visión binocular).
Todo esto acarrearía también una monumental variabilidad (actualmente hay casi 30 sistemas de alta definición), sin olvidar la aparición del Teletexto a finales de los años 80, que aprovechaba la señal libre de vídeo para enviar texto por la misma señal de antena.