RelojesDeModa.com

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5.03.2021

Tu reloj dice mucho de ti, y de cómo eres como persona



Al ver algunos relojes de los que llevan altos ejecutivos, me acordé de un sacerdote misionero que conozco el cual, hablando sobre su humilde reloj, contaba que lo había comprado hacía veinte años por diez euros. Su reloj, para más señas, es el archifamoso entre el clero, el Casio MQ-24.

Comparado con los relojes que llevan "la gente pudiente" en nuestro país, la diferencia es abismal. Entre los ejecutivos destacan, ante todo, los modelos mecánicos de élite, de marcas de renombre y con precios tan desorbitados que parece que compitan entre ellos para ver quién se gasta más en un reloj o quién lleva el reloj más caro.

6.12.2021

En la mitad de este décimo aniversario de Zona Casio



En el ecuador de este décimo aniversario me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones. Es cierto que en todo este tiempo ha habido muchos momentos en los que este blog, podría decirse, me ha dado ciertas satisfacciones. Pero si tuviera que poner en una balanza los momentos agradables y agridulces, diría que pesan bastante más estos segundos. Lo comentaba esta mañana con Guti, no es nada fácil llevar una publicación de estas. En todos estos años, los únicos parones que hemos hecho en ZonaCasio han sido por causas de fuerza mayor, bien porque me quedé sin conexión a Internet (unas cuantas veces, bueno, de hecho ya he perdido la cuenta de las que han sido, la verdad...), o por enfermedad. Diez años en los que nunca has disfrutado de vacaciones, siempre tienes que estar ahí, y si un día te tomas un descanso, al siguiente tienes que venir y publicar tres posts. O dejarlos programados (cuando eso era posible, que no siempre lo era porque no podías conocer las novedades ni acontecimientos futuros). Cuántas veces llegué a casa, agotado, a últimas horas de la noche, con ganas de tirarme en la cama y no hacer nada, y encontrarme con una noticia de Casio, una novedad llamativa, o un mensaje de algún contacto informándome de algo que era imperativo publicar.

¿Todo eso por qué? No lo sé. Hace unos días me proponían anunciar la tienda en una página especializada en relojes. Les pregunté: "¿Qué tienda?". "La que tienes en Zona Casio", me respondieron. "¡Ah, esa 'tienda'!". Tuve que explicarles las razones de por qué esa tienda estaba ahí, y por qué la había hecho. Así que cuando me ofrecen algo así les digo que ni se molesten, "no, tranquilos, si no hace falta que publicitéis eso, ¡si mañana puede desaparecer!".

2.11.2018

Relojes de cuarzo VS relojes mecánicos


Estos días estuve escribiendo relatos para El Imperio. En uno de ellos se realizaba una entrevista a la Directora General de la marca de relojes de lujo suiza Eternium. Esta alta ejecutiva decía en la mencionada entrevista que a ellos lo más que les importaba de sus relojes era la exclusividad, y venía a decir que con ello podían vender cualquier modelo de reloj por muy elevado que fuera su precio, y por exóticos que fueran sus materiales.

Esto no es algo que yo haya introducido por casualidad, sino que es algo que he obtenido y aprendido tras leer, seguir y manejar constantemente, o casi constantemente, todo tipo de noticias y notas de prensa del mundo de la relojería mecánica, especialmente de la relojería suiza, pero también de algunas de las firmas relojeras japonesas, con marcas como Grand Seiko, que todos tenemos en mente.

6.29.2022

El ancianito y su smartwatch



Esta mañana, mientras estaba grabando uno de los podcasts por la calle (ya sabéis que suelo aprovechar esos momentos para hacerlo, no queda otra), llamó mi atención una persona gesticulando y haciendo aspavientos de manera notoria al lado de un semáforo. Se trataba de un ancianito que salía de la compra del supermercado, y estaba esperando para cruzar junto al paso de peatones. Pero, para encima, estaba lloviendo. Pues imaginaros la escena: llevaba un notorio smartwatch en una muñeca, pero claro, quería ver la hora, y no podía, y trataba de darle al reloj con la pantalla en negro con la otra mano cargada, mientras hacía esfuerzos por levantar el brazo izquierdo. Kafkiano totalmente.

Entonces pensé que seguramente alguien (familiares con dudosas intenciones, "amistades" -para tener esos amigos, quién necesita enemigos, ¿verdad?-, publicidad por la tele...) le habrían vendido la moto de que el reloj le mide la frecuencia cardiaca y un sin fin de parámetros e historias que para él serían muy valioso (inciso: cada vez más médicos dan la voz de alarma porque la gente va a su bola e interpreta esos datos como quiere, y claro, esos sensores son solo orientativos, nada más, no son sensores médicos ni están hechos para un uso constante sino, como en Casio mencionan, para cuando sales a entrenar o en momentos esporádicos y muy, muy concretos, y solo y únicamente para un uso lúdico), y ahí estaba, con su reloj negro que no ponía nada, que no daba la hora, que no mostraba nada de nada, tratando de prenderlo con su huesuda y arrugada mano, para que se encendiera la pantalla. Continué y lo dejé, no sé si lo acabaría consiguiendo.

3.02.2015

El valor y la durabilidad de la electrónica de consumo


Si peináis canas seguramente a muchos de vosotros, queridos lectores, os sonarán muy familiares algunas de las escenas que os voy a relatar a continuación.

A principios de los años setenta el pequeño televisor que había en mi casa (el único, ya sabéis, que antes no había uno por habitación como ahora, ni muchísimo menos) se estropeó. Mis padres fueron a comprar otro y recuerdo que ese simple hecho era casi como una fiesta. El televisor no lo traían al momento, primero había que ir a encargarlo en la pequeña tienda de electrodomésticos del pueblo. Luego, un técnico te lo traía a casa y te sintonizaba el canal (solo había dos canales, no debía ser muy complicado...) y te lo dejaba instalado. Casi nadie tenía televisión en color en España en aquella época -y aunque hubiese, tampoco podríamos permitirnos uno de esos aparatos-, así que nos tuvimos que conformar con un televisor Philips -mi padre era fiel a Philips- en blanco y negro. Pero daba igual: la tarde que iban a traerlo esperamos emocionados el momento de ver a la furgoneta del técnico llegar, y cuando apareció con aquel aparato "de altísima tecnología" todos en casa, e incluso los vecinos, nos quedamos asombrados mirando cómo lo instalaban, cómo sintonizaba los canales y aparecía la magia de la imagen en la pantalla. Era asombroso. Comprarse un televisor era todo un acontecimiento, y era tan importante que nadie pensaba que iba a salir mal, que se acabaría estropeando o que tendría problemas de "firmware": la calidad se le presuponía.

1.20.2018

Tu reloj de "niño grande"


Cuando eres pequeño el mundo se hace muy grande. Pero de mayor pasa todo lo contrario, y cosas como tu barrio, que era toda tu vida, se vuelve minúsculo. En mi caso el viaje en tren, para salir de mi pueblo a la ciudad, me parecía toda una aventura. Parte de ese camino lo recorro ahora por sus vías, extinto el tren a las aldeas, se ha convertido ahora su caja en una vía turística.

Algo similar ocurre con los relojes. El modelo digital que teníamos de pequeño nos resultaba completísimo en funciones, a veces no llegábamos a explorarlas (ni a entenderlas) todas. Suficiente teníamos con lograr saber el funcionamiento del cronógrafo, y poder detenerlo y resetearlo.

4.04.2018

Los relojes que no se enseñan


Durante estos últimos días, y las próximas semanas, comenzaremos a ver por foros, redes sociales y blogs especializados un aluvión de "presentaciones" de los últimos modelos más llamativos y elitistas de Casio: GPR-B1000, GMW-B5000 y una galaxia de GST-400 y GWG-100 camparán a sus anchas por todos lados. Es lógico que estos modelos, más o menos caros y más o menos exquisitos, sean un motivo más que sobrado para que sus dueños los muestren con orgullo. Pero me pregunto dónde quedaron aquellos tiempos en donde con el mismo orgullo, o más, esos mismos -u otros- dueños presentaban también llenos de alegría sus relojes de Casio más humildes. Solo hay que darse una vuelta por la WWW (por cualquier web) para ver que pocos han presentado o lucido públicamente con orgullo sus AE-3000, sus B650, o aún menos sus CPA-100, a pesar de ser grandísimos relojes y unos más que meritorios instrumentos de tiempo, que servirán fielmente a sus dueños sin reproche alguno.

Es lógico, claro, que de lo que más se hable sea de lo que más potencia Casio. También es lógico que cuanto más difíciles sean de alcanzar esos objetos, mucha menos gente podrá acceder a ellos y los pocos "elegidos" que lo consigan más vanidosamente los mostrarán, bien sea en unos casos con la simple intención de compartir su alegría o, como por desgracia en muchos otros más, por vanidad. Es lo que se consigue con precios elitistas para gente elitista: que alimenta la falsa sensación de ser mejor (más guapo, más listo, más rico..., lo que sea) que los demás. Hinchar nuestro ego.

3.10.2022

Y aún hay quienes dicen que un reloj digital está pasado de moda



Por desgracia, seguramente muchos tendréis que haberos hecho alguna que otra prueba de antígenos de la COVID, incluso puede que varias de ellas. Y no sé si os habréis fijado en un detalle que, como usuarios de Casio, os habrá llamado bastante la atención: la necesidad de usar reloj para hacerla. Y es que en la mencionada prueba, aunque sea indirectamente, hay referencias al reloj por todas parte: quince segundos de muestra, quince segundos de lavado, quince minutos de temporizador, veinte minutos de temporizador para confirmar resultados... En fin, toda una suerte de constantes recurrencias a medir el tiempo.

Seguro que muchos habrán usado el reloj de su smartphone, el que tenían "por casa", el que estaba más a mano o, mucho peor aún, lo habrán hecho "a ojo de buen cubero", importándoles un rábano si lo hacen bien o mal el proceso. En mi caso, cuando la tuve que hacer recurrí a mi reloj de muñeca. Aunque eché en falta un temporizador de segundos (que el WS-1200 no tiene, por cierto), sí me resultó muy útil su alarma de cuenta atrás.

6.21.2019

El fraile del reloj




Mes de julio, el verano estaba en su máximo apogeo. El calor del estío había hecho olvidar las lluvias de primavera. Las nieves de los más fríos meses invernales quedaban muy atrás, como si fueran recuerdos de otra vida. El calor hacía que molestase hasta la mínima prenda sobre la piel, pero volvía a contemplar el paisaje brillante, a las verdes praderas luminosas, y el hatillo pesaba menos cuando se camina alegre. Fray Bernard o, como también se le conocía, "el monje de los relojes", se dirigía por una vereda escarpada hacia el monasterio benedictino de Vega de Sanabria. Podía escuchar, abajo en la aldea, el sonido de los herrajes de los caballos, de las carretas y carruajes cargando heno y los productos de las huertas que, junto al río, los campesinos habían logrado cosechar.

Cuando llamó al pesado y enorme portón, el monje jardinero le recibió. Aún recordaba una de sus últimas conversaciones con él, fray Mario: "el jardín son los muros" - Le decía -. "La belleza está en ellos, puesto que ellos son los que nos protegen y nos mantienen a salvo del mundo. Todo el jardín va destinado a resaltar su belleza, y se trabaja en el jardín para que se admiren los muros". Y los muros del monasterio de Sanabria no eran, precisamente, algo circunstancial. En sus planos y construcción los monjes se empleaban con tesón y con especial dedicación, y por eso eran muy gruesos, enormemente gruesos, de más de medio metro de piedra mezclada a conciencia con argamasa. Unos muros inexpugnables para mantener la fe y preservar la tranquilidad a salvo de la contaminación y los vaivenes -siempre interesados- de codicia y vanidad de los mortales. Un recinto donde preservar la paz para poder centrarse en Dios que era, al fin y al cabo, lo verdaderamente importante.

3.09.2021

No solo hay que ser pobre, sino parecerlo



Hace unos cuantos años me regalaron un reloj bastante, digamos, elitista. No lo compré yo, fue un regalo, insisto. Pero el caso era que, llevando aquel reloj en mi muñeca, no acababa de sentirme bien. Puede ser por falta de costumbre en llevar relojes lujosos, por no estar habituado a vestir modelos escandalosos, o porque me sentía mal conmigo mismo por la razón que sea. La cuestión era que, yendo por la calle, miraba los relojes de la gente, y sobre todo los de las personas más humildes: currantes, jubilados, mendigos, parados... Y empezaba a darme vueltas la cabeza pensando: "mira, ese no lleva un reloj como el tuyo", o: "con el reloj que tú llevas, y esos no tienen ni para zapatos".

Por fortuna para mí, el reloj acabó estropeándose, así que me deshice de él. Y fue un gran alivio, os lo confieso.

3.17.2014

¡Qué duro es ser pobre!


Una de las frases que más sueles encontrar en foros y páginas diversas de debate en Internet es precisamente esa: "¡qué duro es ser pobre!". Cuando un fabricante presenta un nuevo modelo de reloj, o cuando ese modelo llega al mercado con un precio notorio, enseguida surgen comentarios de ese tipo: "¡que malo es ser pobre!".

También ocurre cuando estás leyendo una revista de relojes con unos amigos, o incluso uno mismo al recorrer sus fotos, en más de una ocasión no podemos evitar pensar: "¡si tuviera dinero!".

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