Desafortunadamente no tengo uno de aquellos G-Shock DW-5000 de 1983; aquellos modelos que rompieron esquemas y crearon precedentes, antítesis de los frágiles relojes que por entonces había en los escaparates. Pero sí tengo una Perforette de aquellos años que, hace poco, recuperé de entre un montón de restos escolares de la época. Era una Perforette de las originales, de las fabricadas por Conté, muy diferente de esas burdas, malas -y encima, caras- imitaciones que nos venden ahora los de Alpino.
La Perforette de entonces era muy distinta de las Perforette de ahora, de la misma manera que los G-Shock de antaño eran muy distintos de los de ahora. Para quien no haya conocido, vivido o tenga la suerte de tener uno de esos artilugios originales (el reloj, o la Perforette), creerá que fueron así siempre. Pero no. Hoy los G-Shock convencionales y las desastrosas Perforette de Alpino comparten algo en común: están todos hechos con cuerpo de resina. No hay pieza de metal de refuerzo.