Corría el año 2006 y Casio anunciaba, allá en el mes de octubre de ese año, el lanzamiento de unas versiones digitales con caja maciza de acero inoxidable dentro de su línea media-alta, Edifice: los EDF-1000 Digital Series. Sería la última vez (hasta el presente) que Casio fabricase un modelo digital íntegramente con caja de metal. Desde los años 80 Casio no había tenido ningún modelo de semejantes características. Y era ya hora de lanzar algo así.
Este modelo no es uno de los mejor logrados de Casio (y, por ende, tampoco de Edifice), pero su completísimo módulo del que disfruta (el 3057) en donde podemos, por ejemplo, visualizar la hora actual en todas las pantallas, y su característica construcción en metal hace que sea uno de los más atractivos y, sin lugar a dudas, será uno de los más importantes en cuanto a modelos más característicos a conservar. Sus puntos negativos principales son dos: el primero, una pila de solo tres años de duración (bueno, por aquél entonces, y aún ahora, muchos de los modelos Edifice poseen pilas de dos años de duración, así que todo hay que verlo desde cierta perspectiva), y el display invertido, puesto que en todas las versiones (Casio lanzaría seis en total) ninguna de ellas tuvo un display sin invertir, en lo que sí variaban era en el color de sus correas y en los colores de algunas partes en la cara frontal del reloj.