Hace un tiempo, a raíz de la publicación en el blog ZonaCasio de las fotografías de la princesa Leonor en su acceso a la Academia Militar de Zaragoza para iniciar su formación castrense, se especuló sobre el reloj que la susodicha llevaba consigo. Inicialmente se pensó en que se trataba de un Casio. Posteriormente se desmintió este extremo y, si no recuerdo mal, se dijo que era un reloj de tipo económico de una conocida gran superficie francesa. Del "Decartón", para entendernos. Lo bueno es que esto dio pie para iniciar un pequeño debate en el grupo de Telegram sobre el por qué de esta elección y cuál sería el reloj perfecto para un militar. A continuación expongo algunas reflexiones al respecto, muchas de ellas extraídas de las reputadas opiniones que algunos miembros ofrecieron.
Cierto es que el reloj elección de SAR no es "de cartón", pero casi. La futura reina de España no eligió un reloj caro de altas prestaciones, con un sinfín de sensores y la mayor de las precisiones. Y es que cuando se habla de un reloj militar a muchos se nos vienen a la cabeza esos épicos filmes estadounidenses donde los "protas" lucen flamantes G-Shocks en sus andanzas por tierras extrañas salvando al mundo de terribles amenazas terroristas y salvaguardando la paz mundial. Pero tras un fructífero cambio de impresiones en el grupo, donde se leyeron interesantes opiniones, la principal conclusión a la que se llegó es que el reloj militar perfecto no es un reloj caro, ni aparatoso, ni voluminoso, ni cargado de sensores. Muy al contrario se postuló que el reloj militar perfecto sería un reloj de tamaño lo suficientemente contenido como para poder llevarlo bajo la -a veces aparatosa y recia- ropa miliar de manga larga de forma cómoda, que se pueda tener acceso a su consulta de forma rápida y que, tras esta operación, quede convenientemente oculto bajo la indumentaria de dotación sin mayor complicación. ¡Y barato! Un reloj económico que el usuario no tenga miedo de maltratar sin el dolor de barriga de pensar que está arrastrando por el barro un buen fajo de billetes obra maestra de la ingeniería horológica. Una herramienta fácilmente sustituible si se pierde o se rompe.