"Si no somos líderes, no fabricaremos mecánicos", dicen en Casio

Huy, huy... no digo nada, pero Casio ya empieza a hablar de mecánicos. ¿Os acordáis cuando decían por activa y por pasiva, tras presentar sus primeros modelos con Bluetooth, que no iban a lanzar un smartwatch? ¿Que eso no era lo de ellos? ¿Que si lo hacían sería para "revolucionar el mercado" y con tecnología propia? Pues este cantar, como ya me suena repetido, me empieza también a hacer dudar. Y es que cuando el río suena...

Resulta que Hebdo, una popular publicación suiza, le ha hecho una visita a Casio en sus instalaciones de Yamagata. Allí tuvieron ocasión de hablar con Yuichi Masuda, el responsable de la división de relojería de la marca. Y claro, unos suizos, hablando de relojes, pues ¿de qué van a hablar? Obvio: de mecánicos.

Tuning a escala relojera con relojes Casio

A pesar de que fui el responsable durante bastante tiempo de un blog de tuning para coches, confieso que acabé saturado. No me va nada y cada vez me va menos, y en relojería me causa repulsión hasta las manías (afortunadamente ahora menos que antes) de algunos de invertir displays o hacerlo "hydro" (o sea, ensuciar el reloj y "enguarrarlo" con aceite).

De manera que, aunque lo pongo como curiosidad, ya os podéis imaginar que la idea de este señor (que si se gana la vida con ello un aplauso para él, contra eso no tengo nada) no me agrada demasiado. Mejor dicho, no me agrada nada.

¿Por qué el logo de G-Shock se parece tanto al de TAG-Heuer?

Seguro que a muchos de vosotros también os ha llamado la atención. Me refiero a esa cercanía, no solo en estética, sino en forma e incluso en color, entre el logotipo de los Heuer (hoy TAG-Heuer) y el clásico Shock Resist de G-Shock. Lo lógico es que el Shock Resist no lo llevase o, de hacerlo, se hiciera como una etiqueta y no como un logotipo, y en su lugar luciera el logotipo de G-Shock, pero sin embargo los primeros G-Shock llevaban un logotipo, que inicialmente fue amarillo pero que pronto pasó a ser rojo. ¿Cual es la razón?

Lo primero que hay que recordar es que Heuer (aún sin el TAG, que llegaría poco después), por aquella época, era una firma afamada en relojes resistentes. Eran relojes de pilotos, de aventureros, y en los sesenta hasta visitaban el espacio con el astronauta John Glenn. A todo eso, por supuesto, aspiraba lograr también Casio con sus G-Shock.

Años ochenta: la década del reloj digital

Repasar el álbum de fotos de la Universidad de Granada me ha servido como una especie de regresión temporal. Las modas, las ropas, los peinados, los coches... e incluso las carreteras, señales de tráfico y forma de divertirse de los jóvenes de entonces me ha resultado sumamente evocadora.

Por supuesto, lo primero que me he detenido a mirar ha sido los relojes que usaban en aquel entonces, ya os imagináis: era dorada del cuarzo, años ochenta... Presencia sin paliativos ni rival de los digitales (¡ah claro, y cómo no, del omnipresente cigarrillo!). Digitales de resina, digitales en cajas de metal... pero casi todo digitales, incluso en las muñecas de profesores y personas más adultas.

Casio W-800, heredero de una afamada estirpe

Entre los G-Shock y los Collection básicos había una serie de relojes, una línea muy admirada pero sin definir, que no era muy conocida salvo por los más fieles seguidores de la marca y por los usuarios más fervientes de sus relojes. Casio la ofrecía como una alternativa robusta, pero más asequible y polivalente que sus famosos G-Shock. A ella pertenecían modelos como los DW-290 o DW-295, pero también otros más antiguos y ochenteros, como los W-290 o los W-770.

Es evidente que los años noventa fueron sin duda los años dorados de esta línea, en los cuales pudimos disfrutar de versiones tan asombrosas como los mencionados DW-295 o los impactantes DW-285, sin lugar a dudas dos de los modelos más representativos de entre los que estamos hablando.