Vaya por delante una advertencia: ni este, ni otros años, Casio es muy dada a emitir felicitaciones navideñas. En Japón la Navidad no es algo tan importante como aquí o en otros lugares de raíces cristianas. De hecho, en Japón ni siquiera el día 25 es festivo. En Japón la Navidad no tiene el mensaje sentimental, de buenas nuevas y de paz y concordia como aquí, sino que es más bien una fiesta comercial dirigida principalmente a regalar. Es, por tanto, una especie de "celebración" más bien mercantil. Explico todo esto para que entendáis el por qué Casio en el resto del mundo le presta una atención muy superficial y pasa por estos días -tan importantes para la mayoría de nosotros por una u otra causa- simplemente de refilón.
Es cierto que algunas de sus filiales en el resto del mundo le dan un poquito más de importancia, pero, como suele ser habitual, si "la casa madre", la central de Tokio y la firma matriz le da un valor casi cero, el resto de filiales no se van a esforzar en darle un valor mayor. Hay que reconocer un poco el funcionamiento de este tipo de multinacionales, y aunque le resta un poco de encanto y de romanticismo -lo sé-, pero, como ya hemos dicho en varias ocasiones, esto está montado así. El resto son "empleados" o, en muchas ocasiones, ni siquiera eso, firmas o empresas subcontratadas cuyo principal campo de actuación es el marketing, y no van a mover ni un dedo ni a gastar un euro (o un dólar) de mas en algo que desde Japón no hagan o no les hayan pedido hacer u/y organizar.