En una sección especializada de una revista se decía, allá por el año 1993, que solo 1 de cada 10 relojeros era capaz y tenía las habilidades necesarias para reparar un reloj con complicación, específicamente, un reloj como los que añaden cronógrafos. Estamos hablando, claro, de relojes mecánicos. Esto me ha hecho pensar, si en aquellos años en los cuales los relojes mecánicos aún tenían una cierta "presencia" en el mercado, ¿en qué porcentaje estaríamos ahora, teniendo en cuenta la escasez no solo ya de buenos relojeros, sino incluso de tiendas de relojería/joyería? Y es que, lo sabéis tanto como yo, muchísimos de ese tipo de negocios tradicionales han cerrado, unos por las crisis continuas del sector, y otros por el envejecimiento de sus propietarios y, por consiguiente, su jubilación. No sería extraño que ahora sería 1 relojero de cada 50, ¿tal vez de cada 75? ¿De cada 100?
Claro que también es cierto que, en estos tiempos de smartphones y de smartwatches, ¿de qué sirve una complicación? Se lo preguntaban a un relojero experto, hace muchos años ya, y decía que..., ¡para nada! O sea, es lo mismo que preguntar para qué sirve un reloj mecánico hoy, o incluso un reloj, a nivel general, si queremos ya irnos al grueso de la cuestión.