La reciente aparición de los Casio A700, y el cercano lanzamiento de los EQB-1000 de Edifice, nos dejan bien claro que los relojes con cajas finas (o delgadas) viven una segunda juventud. Ya era hora, por cierto, tras haber soportado durante años modelos demasiado sobrecargados, henchidos de testosterona, incluso hasta artificialmente agrandados. ¿Y los que no quieren llevar un notorio bulto sobre su muñeca, qué tenían que hacer? ¿Y los que les gustan los relojes discretos, que pudieran vestir con las mangas ceñidas de camisas o chaquetas? Poca alternativa tenían, fuera de algunos Collection.
Estos dos productos de Casio, el A700 en digital, y el EQB-1000 en analógico - y, además, este segundo repleto de tecnología -, ofrecen un nuevo impulso y unos aires renovados a un tipo de reloj en donde la comodidad y la ligereza no está -ni debería estar- reñida con las prestaciones, ni con la bonita estética y la elegancia.