El tema de los recambios, principalmente en G-Shock, es una piedra de toque constante entre la marca y sus usuarios. No únicamente por precios, que muchos pagarían "lo que fuera" por tener biseles, correas y demás piezas, sino también -y sobre todo- porque de los más longevos relojes de Casio, o de ediciones especiales, apenas existen recambios.
En parte es cierto que G-Shock es víctima de su propio éxito, quiero decir: un modelo de G-Shock con más de treinta años a sus espaldas es algo que suele ser habitual, mientras que modelos de marcas rivales, e incluso de otras gamas dentro de la propia Casio, han pasado a mejor vida. La razón es simple: los G-Shock no solo son relojes rudos y duros sino que, además, al contar con un bisel protector externo, la caja del reloj suele sobrevivir al paso de los años sin muchos contratiempos, aunque ésta sea de resina.