Podríamos diferenciar tres etapas en la relojería electrónica: la de su primera generación, con módulos muy caros (en torno a los 200 euros), donde la autonomía no importaba tanto, y se hacía mayor énfasis en sus posibilidades.
En la segunda época encontramos relojes más asequibles, módulos de un par de euros o menos, mayores autonomías, y mucha funcionalidad. Sus años de esplendor fueron los ochenta hasta aproximadamente mediados de los noventa.