Durante este mes muchos han vivido o vivirán el drama del regreso al colegio. No me refiero a la reticencia de los alumnos al constatar que se terminan las vacaciones, sino al drama de los padres que en muchos hogares se vivirá. Y es que si alguno ve el listado de materiales que tienen que adquirir para sus hijos puede desmayarse. Algunos superan los cuatrocientos euros en material, y otros están más cerca de los quinientos. Por fortuna hoy hay becas para libros, muchas más de las que existían en nuestros tiempos, pero aún así el desembolso es notorio. Libros pedagógicos, de idiomas, de cálculo, de apoyo del cálculo y de didáctica para el cálculo... Libros y más libros, redactados por "expertos expertísimos" con sesudos conocimientos, publicitados casi como si con ese libro al alumno no le hiciera falta estudiar. Por desgracia no es así, todo lo contrario.
Contradictoriamente todo ese material, todos esos avances (que incluyen también materiales accesorios como bolígrafos, manualidades y un largo etcétera) no han logrado lo que supuestamente prometen. Lo que sí han logrado es que editoriales y librerías (y ciertos colegios con dudosos intereses) se froten las manos porque ya tienen arreglado el año con las ventas de este mes.