RelojesDeModa.com

2.17.2021

Malos tiempos para la lírica



Así decía una deprimente canción de Golpes Bajos, y aunque en buena parte por aquellos tiempos en los que esa melodía surgió no tenían nada que ver con estos convulsos momentos que estamos atravesando, sí que es un buen titular para ilustrar de manera bastante clara lo que está sucediendo en el mundo de la relojería. Las firmas cierran, los proyectos sucumben, y los que logran sobrevivir con más o menos acierto tratan de refugiarse en sus modelos más seguros y no arriesgarse demasiado. Para verlo en perspectiva es bueno acudir a la relojería suiza, porque lo que ocurre en el país helvético, referencia mundial en ese sector, es buen reflejo de lo que ocurre en el resto del mundo. Sirva para esto un dato, que bien podría ser también todo un titular: el mercado suizo de la relojería ha descendido a ritmo de ventas del año 1939, colocándonos ahora como si estuviéramos en plena Segunda Guerra Mundial. Eso lo dice todo.

Y esos datos, aún siendo nefastos, podrían haber sido todavía peores si no fuera porque la pujanza del mercado chino, que cada vez adquiere más relojes, no hubiera tirado del carro aumentando sus compras un 20 %. Compras que, todo sea dicho de paso, apuntan principalmente a las gamas más altas de la relojería porque los chinos, hartos de sus productos baratos que ellos mismos fabrican, solo quieren lo más elitista.




Y todos los expertos coinciden en las mismas tendencias que está siguiendo el mercado: cada vez se fabrican menos relojes (o mejor dicho, se venden menos relojes), y los que más se venden son los que tienen un precio por unidad más elevado, lo que es indicativo que el cliente medio, el que antes adquiría más modelos, se está pasando a otras alternativas (o ya no tiene dinero y simplemente deja de comprar relojes) y el único refugio que les queda a las marcas que quieran sobrevivir son "los magnates", el lujo.

Casio, como la mayoría, lo vio venir hace tiempo, y ha estado invirtiendo muchos esfuerzos y tesón para lanzar modelos cada vez más elitistas; Frogman que se vendían a 400 o 500 € ahora no bajan de 1000, y MR-G que incluso en titanio eran muy asequibles, ahora se lanzan sin ningún rubor a franjas de precios que fácilmente giran en torno a los 2000 euros. Eso sin olvidar que, por lo general, Casio ha ido elevando sus precios en todas y cada una de sus líneas, y en todos y cada uno de sus modelos. Baste solo mencionar sus últimos B640 a 70 euros (impensable hace menos de una década), o sus LA-11 a 60 euros (ese es el precio oficial del último, no es una broma: el LA-11WR-5AEF cuesta 59 € PVP, y estamos hablando de un reloj que ni siquiera tiene resistencia al agua de 50 metros).



Claro que todo esto hay que ponerlo en contexto, y como hemos dicho al principio, no es culpa de Casio. Es culpa del panorama global, en general, y de la tendencia de la relojería, que ya venía arrastrando una notoria crisis, en particular, y que la pandemia ha agudizado aún más.

La cuestión es que si nos fueran a contar hace no tanto que un LW-204, el clónico "en pequeño" del W-202 que se vendía a 20 €, iba a colocarse en nada en los 30 € (PVP también), muchos no nos lo creeríamos. Y es así porque el fuerte de Casio era precisamente ese, ¿recordáis?, "buenos relojes a precios sin competencia". Pero claro, da igual si tus relojes tienen precios sin competencia, si no los vendes. Si antes te los compraban a manos llenas y hoy se une la gente que no puede comprarlos, con la que simplemente no quiere adquirirlos, formándose la tormenta perfecta. Así que la única solución es vender lo mismo, más caro, y lo que antes pagaban tres o cuatro clientes, para que te lleguen los mismos beneficios hoy tiene que pagarlo uno solo.



No estamos hablando de extinción de marca, no seamos alarmistas, pero sí de un cambio de estrategias y concepto que quizá a muchos nos cuesta asimilar e incluso, desde ciertos aspectos, entender. Sobre todo si no estamos en los consejos de administración de las compañías. Quizá ha llegado el momento de decir algo, y de pedir también. En resumen: ser más exigente con las marcas, atendiendo a que ahora tenemos que pagar más por sus modelos. Ya no vale la excusa del precio, pero si nos piden esos desembolsos mayores, obviamente deberíamos exigirles también mejores productos, mejores acabados, mejores materiales, y un servicio al cliente y un SAT, por lo tanto, que también estén a la altura. Porque encarecer los relojes (de Casio y del resto de marcas) es lo fácil, lo difícil es que eso lleve consigo una serie de servicios añadidos, y unos mejores productos, que como consumidores también deberíamos demandar y tener. Ya no vale que se te pierda un tornillo de tu Casio y que el SAT se desentienda del asunto, o no sepa siquiera qué modelo es ni le importe tres pepinos. Con un reloj de 10 euros eso es asumible, pero con un A1000 de 150 ya no. Por supuesto que no. Así que si pides eso por el reloj, pon un SAT a la altura de eso que le estás pidiendo al cliente, o de lo contrario no vamos a ningún lado. Lo mismo podríamos decir de G-Shock, o de cualquier otra submarca de Casio. Y que cuando tengas un problema, no se anden con remilgos o sus tiendas funcionen como bazares marroquíes, sino que enfrente te encuentres a alguien serio y profesional.

En definitiva: que no todo sea que soltemos el dinero, para luego olvidarse de nosotros. No va así la cosa, si es que de verdad quieren continuar en este negocio del que, día a día, más y más pequeños y medianos fabricantes y marcas tienen que descolgarse al no poder competir en este complejo mercado.



| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com




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8 comentarios:

  1. Golpes Bajos, que tiempos!
    El tema de la relojería suiza se veía venir. Sin el tirón de Asia que desde hace años es su principal mercado debido a que Asia es el primer exportador, y que en el resto del mundo no estamos para bollos, pues está claro. Además creo que la relojería china que empieza a tener calidad y el auge de los relojes-listos les ha sentenciado de nuevo.

    Su reacción inicial fue buena, subir precios para así mantener beneficios. Si venden menos al menos ganar más en cada unidad. Pero eso ha llegado a ser insostenible, y ahora quieren que se paga casi 6000 por un Omega que hace 5 años costaba poco más de 3000. Siempre siendo el mismo reloj, claro.

    Casio también intentó seguir esa práctica de Omega, pero todos sabemos que de Frogmans de 1000€ se vendieron 4, de no ser así aún estaría en el catálogo aprovechando su tirón.

    En las gamas más bajas como decís también ha ocurrido, y la tendencia también se percibe. Quién pagaría 30€ por un LW si por menos de eso tiene una Miband 5 o un Amazfit Neo? Porque hay que darse cuenta que los chinos no han aumentado precios.

    En fin, que ese desacierto explica porqué vemos cada vez más pulseras y relojes inteligentes de gama baja, y menos Casio o relojes de otras marcas de gama de entrada.

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    1. Eso sin olvidar que muchos de sus productos más competitivos ya ni siquiera los comercializan, dejando la parte más competitiva de sus relojes a los mercados emergentes, y el resto con el sobreprecio para que lo paguen el resto.

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  2. El problema son los chinos, si suizos y japoneses suben precios puede pasar 2 cosas: o que como clientes pasemos por el haro o pasarnos a la competencia. Yo creo que, al menos los japos, siempre mantendrán gamas y productos a precios logicos aunque se suban a la parra en otros.

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    1. Así es, pero de momento con los chinos es un poco apostar a la ruleta rusa. Si se pusieran las pilas y además de buenos precios tuvieran una calidad que se mantuviera en todos sus modelos, pues podrían ser una alternativa. Lo que no es de reciba es que de un mismo modelo de casualidad te llegue una remesa buena, o tengas la mala fortuna de ser la víctima de una remesa desastrosa. Y en eso deben mejorar bastante.

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    2. Los chinos se mueven rápido. Han mejorado muchísimo en su "lotería" y si siguen a este ritmo en 1-2 años serán duros rivales. De momento esa parte de control la hacen las tiendas que son serias, aquellas que adquieren la mercancía y a costa de su margen la revisan al cliente, gestionando la devolución al fabricante. No es lo ideal, pero al menos te aseguras que esté bien.

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    3. En un reloj digital dime tú como controlas su ajuste si no te lo hacen desde la fábrica.

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    4. Es fácil. El vendedor lo recibe, lo inspecciona y lo pone en hora. Si todo está bien al día siguiente comprueba el desfase. Si no cumple en cuanto a ensamblado o precisión se lo devuelve a la fábrica.

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    5. jaja! Qué fácil lo ves tú... :D Y la fábrica china le dirá: "te lo comes con patatas que para eso nos pediste 500 y te hicimos un descuento del 30 %".

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