Prueba: Casio DBC-32, el heredero de los legendarios relojes calculadora

Nunca hemos traído a la sección de pruebas de Zona Casio un modelo con calculadora, y teniendo en cuenta que si por algo fue popular Casio (antes del boom de los G-Shock) fue precisamente por sus modelos calculadora, era casi obligado que tendría que aparecer un representante de ellos aquí. Ya hemos dicho en varias ocasiones que no fueron los primeros, ni siquiera los modelos con teclado fueron los únicos que lanzaron (en su día hubo incluso modelos de relojes de calculadora táctiles), pero los que pervivirían con el paso de los años serían los clásicos relojes con multitud de teclas. Para los que -como a un servidor- os encantan los botones y odiáis en cierto sentido las pantallas táctiles (tan popularizadas ahora por la moda de los "iPhones"...), este tipo de relojes seguro que os entusiasma.

Como modelo de calculadora hemos elegido el DBC-32. No es el mejor, ni el más popular (el modelo Water Resist CA-53 es con mucho el más popular y resistente), pero el DBC-32 es, si se me permite, uno de los relojes de calculadora más bonitos que se hayan diseñado jamás. Su caja, realmente, es enorme, pero tiene un estilo peculiar que pareciera un instrumento de ciencia-ficción. Casio posee una versión con brazalete de metal, la DBC-32D, y también existen variantes de colores en los DBC-32C-1, DBC-32C-3, DBC-32C-8... También existen modelos pensados para chicas, en los LDF-40 (no poseen el mismo módulo que estos DBC-32, sino que están más emparentados con los CA-53) y ediciones más recientes, en los DBC-610 y DBC-611. En realidad, y aunque no te lo creas, estos últimos fueron lanzados hace pocos meses: en febrero de este mismo año.

Ninguno de ellos, salvo el primero (CA-53) son ni siquiera resistentes al agua. Ya hemos comentado también en alguna ocasión la dificultad de proteger del agua a este tipo de relojes, aparte que la tapa trasera, con tornillos como ves en las imágenes, tiene un diseño y forma bastante comprometedora en lo que a protección acuática se refiere.

El DBC-32 disfruta de uno de los módulos más completos. Realmente, es mucho más completo que incluso las últimas ediciones de los DBC-610. Casio lo lanzó en diciembre del año 2004, dentro de su línea Data Bank, cargándolo de funciones. Y, para redondear tan excepcional reloj, le añadió una pila con una duración ¡de diez años! En efecto, no hay ningún modelo de calculadora similar. Asimismo, le incorporó un completo teclado de 10 teclas. He de confesar que tengo muy mal recuerdo de esos teclados: en los modelos antiguos eran de goma, y recuerdo cómo se iban cayendo -literalmente- a trozos por el uso. En éste DBC-32, el teclado es en realidad toda una pieza de resina (de plástico reforzado), con unos salientes que forman los botones y que son, dicho sea de paso, bastante duros y complicados de pulsar (tienes que hacerlo con las uñas prácticamente).

Su display está diseñado para una cómoda lectura, por eso es de alto contraste. Su módulo es el 2888 (el de los nuevos DBC-611 el módulo es el 3228). Posee un banco de datos con capacidad de hasta 25 entradas, soporte de 13 idiomas, calculadora de ocho dígitos, conversión de moneda, cinco alarmas multifuncionales, y horario dual. Esas son sus características principales y sus puntos fuertes. Por si ello fuera poco, encontramos también un calendario automatizado hasta el año 2099, cronógrafo de 24 horas (con primera y segunda llegada). Lo único que se le echa en falta es un temporizador, del cual carece. Pero sí posee funcionalidad DST y la posibilidad de silenciar sus botones. La iluminación, además -que es por LED- se puede ajustar en duración, y también activación automática (Auto LED). Su precisión es de +/- 30 segundos por mes.

A estas alturas seguramente te estés preguntando qué tienen los nuevos modelos más caros (los DBC-611 aparecidos este año, como te comenté) que no tenga éste más antiguo. Pues lo único que tienen de diferencia es que la pila de los nuevos es de sólo tres años de duración (es una CR1616), por lo demás, incluso el cristal es el mismo en ambos (de resina). Y con esto, surge de inmediato la duda: ¿es más aconsejable, entonces, comprarse el modelo antiguo que el nuevo? Pues en efecto. Si tienes oportunidad inclínate por el modelo antiguo. Además, como he mencionado al principio, creo que el antiguo es estéticamente mucho más agraciado que los últimos modelos de calculadora.

· Lo mejor
- Display muy bien ordenado, completo y muy visible. Aunque el cristal es abombado, afortunadamente la curvatura no es demasiado exagerada, por lo que no molesta demasiado.
- Teclado hecho de una única pieza de resina, bastante dura. Las teclas son minúsculas, y ese es el precio que hay que pagar por éste tipo de relojes.
- Diseño en curvatura que se ajusta a la muñeca de forma magistral. Además, su aspecto le da al reloj un aire de ciencia-ficción y complejidad estéticamente muy impactante y agradable.
- Pila de nada menos que diez años de duración. No es fácil encontrar en relojes con estas características esa autonomía.
- Sonido de todas sus funciones totalmente desactivable.
- Posibilidad de usar la calculadora como conversor de monedas.
- Memoria de banco de datos.
- Zona superior del display LCD matrix.
- Tacto del teclado muy agradable.

· Lo peor
- La correa es el punto, con mucho, más negativo del DBC-32. Posee un abultamiento en su parte final, para anclarla y que no se salga de la trabilla. El problema es que para hacerlo tienes que pasarla por debajo de dicha trabilla, y eso acaba castigando, quieras o no, a éste componente.
- Carece de temporizador. Sin él, el módulo, que podría ser perfecto caso de tenerlo, se queda algo cojo e incompleto.
- La tapa trasera sigue la curvatura de la caja, con lo cual se hace difícil protegerla del agua. Casio debería haber diseñado dicha tapa de manera que pudiera acoger dos tornillos más en su parte final.
- Los botones laterales para el manejo de las funciones del reloj son de plástico y, además, de muy suave accionamiento. Sin darte cuenta puedes llegar a pulsarlos solos al golpear con cualquier objeto o simplemente al hacer movimientos con la ropa.

· Resumen
No abuses de las teclas de la calculadora, o lo pagarás. Al ser de resina, y la necesidad de pulsarlas con, prácticamente, la uña (o sin el "prácticamente") son proclives a los arañazos y el desgaste. Por fortuna no son tan débiles como las de otros modelos calculadora, pero siguen siendo una de las partes más frágiles del reloj. Te preguntarás para qué entonces comprarte un reloj de calculadora, si no puedes usar la calculadora. Bueno, se supone que este tipo de relojes es para recurrir a la calculadora "en casos de emergencia", puesto que para estar constantemente haciendo operaciones con ella hay calculadoras de bolsillo mucho más cómodas de usar. Además, la pila te lo acabará haciendo pagar si constantemente estás abusando de sus funciones.

A todo eso hay que añadir que con la popularización de los teléfonos móviles, que incluyen calculadora, este tipo de relojes se han quedado en buena parte para nostálgicos y coleccionistas. Y, por qué no decirlo, para enamorados de los teclados.

| Redacción: Zona Casio