Al ver algunos relojes de los que llevan altos ejecutivos, me acordé de un sacerdote misionero que conozco el cual, hablando sobre su humilde reloj, contaba que lo había comprado hacía veinte años por diez euros. Su reloj, para más señas, es el archifamoso entre el clero, el Casio MQ-24.
Comparado con los relojes que llevan "la gente pudiente" en nuestro país, la diferencia es abismal. Entre los ejecutivos destacan, ante todo, los modelos mecánicos de élite, de marcas de renombre y con precios tan desorbitados que parece que compitan entre ellos para ver quién se gasta más en un reloj o quién lleva el reloj más caro.