RelojesDeModa.com

11.07.2012

Cuando no éramos nosotros quienes elegíamos reloj


En más de una ocasión he visto quejarse a no pocos seguidores de Casio (o de otras marcas) por determinados modelos de relojes: que no lleguen a España (o a su país, sea éste cual sea), que determinado distribuidor sólo se centre en una línea, que se hayan dejado de fabricar determinado modelo... Bien es cierto, y eso nadie lo niega, que con nuestro dinero tenemos todo el derecho no sólo a comprarnos lo mejor (¡faltaría más!) que determinado fabricante pueda ofrecernos, sino, además, elegir aquéllo que más nos apetezca, cumplidas las necesidades primarias de "dar la hora" (algo que todos los relojes hacen, sino estaríamos arreglados...). Pero... ¿no nos estamos pasando un poquito?

Seguramente la mayoría de vosotros recordáis los tiempos aquéllos en los que no elegías tu el reloj, de hecho eran tus padres o algún familiar por tu cumpleaños o Comunión. Y tampoco es que lo eligieran por tus gustos, en la mayoría de las ocasiones lo hacían teniendo en cuenta el precio y las posibilidades de adquisición que tenían. Es decir, el más barato (o uno de los más equilibrados entre su presupuesto y lo que buscaban). Y con él íbamos al colegio, a clases, a la universidad o de excursión y con los amigos, y lo llevábamos todo el rato, todo el tiempo, y acabábamos cogiéndole un cariño extraordinario aunque al principio nos pareciera un espanto. ¿Por qué ahora nos hemos vuelto tan "tiquismiquis"?



Tampoco es cuestión de que vayamos a comprar el primer modelo que determinada marca quiera vendernos, vamos a ver, no es eso. Pero ésta sociedad de consumo nos ha ido imponiendo y clavando en nuestro subconsciente, muchas veces sin enterarnos o sin darnos cuenta (y, otras, sin querer darnos nosotros mismos cuenta) que tenemos que satisfacer nuestros gustos e inclinaciones cuanto antes, a las primeras de cambio, y que si no lo hacemos seremos poco menos que unos perros desesperados por su hueso. Y lo peligroso de esto es que los gustos de los seres humanos son un monstruo, una fiera tan insaciable, que si los sigues acabarás pasando de modelo en modelo y nunca te sentirás satisfecho con ninguno. Porque, al igual que no existen las personas perfectas, tampoco hay relojes perfectos. Al fin y al cabo los relojes son máquinas creadas por humanos, y un ser imperfecto no puede crear algo perfecto. No, el problema no está en Casio, ni en la tienda, ni en el distribuidor ni en China o en Japón. El problema está en nosotros. El problema somos nosotros y nuestro ego.

A veces movemos mar y tierra, buscamos y rebuscamos en eBay, en tiendas de Taiwan o removemos el bazar más alejado de nuestro barrio en busca de una pieza que añoramos o perseguimos y, tras encontrarla o dar con ella, a las pocas semanas nos puede de nuevo la rutina, la vanalidad, y nos encontramos hartos de ver ese reloj e incluso llegamos a odiarlo o a arrinconarlo. Recapacitemos. Si ese mismo modelo lo hubiéramos tenido cuando niños, ¿qué cosas no habríamos hecho con él? ¿Qué cantidad de vivencias no habríamos compartido juntos? Pero ahora acabamos hastiados de todo.

También tienen culpa -aunque en la mayoría de las ocasiones de buena fe, bien es cierto- organizaciones de consumidores y muchos periodistas y medios de comunicación. Todo el día te están diciendo: "reclama, busca, tienes derecho a esto y a esto otro...", de modo que acabamos devolviendo la pieza, porque no es lo que habíamos pensado o soñado, o la acabamos dejando perdida por cualquier parte de nuestra casa. La mayoría de las veces idealizamos muchos modelos de reloj que, sencillamente, no existen más allá de nuestra imaginación.


Deberíamos culpar menos a Casio y preguntarnos: "¿no será mi ansia insaciable la que me está causando todo ésto?". No hablemos ya de las personas que se pasan horas y horas perdiendo su tiempo en eBay, arrojando el dinero a manos llenas en cientos de relojes (o joyas, o cuadros, o sellos...) acumulando como si se tratara de unos auténticos enfermos con síndrome de Diógenes. No quiero decir con esto que no se coleccionen relojes (o sellos...), no, entiéndaseme bien: lo que quiero decir con ello es que no se busque en ese afán la satisfacción de tu propio ego, porque es insaciable. En definitiva, que tengas cuidado, no vayas a pasar de ser un simple amante de los relojes (o de los objetos que colecciones o te gusten) a un yonqui drogadicto de útiles materiales que no puede superar su síndrome de abstinencia en cuanto ve encenderse una bombillita en su cerebro que le dice: "ése, ése es el mejor reloj del mundo, con ese brillarás como un cometa estelar". Mentira. No te dejes engañar. Disfruta de tus relojes, o de tu afición, pero no te esclavices a ella. Porque cuando menos te des cuenta serás un trastornado que ha perdido la cabeza y ha dejado pasar los mejores momentos, esos que deberías haber compartido con los tuyos y con un reloj, sólo uno: tu reloj de siempre.

No te preocupes de tu reloj, si es el más completo o el mejor del mundo. Disfruta de él, y para ti acabará siendo el mejor del mundo. Eso es lo importante. Lo demás es simple codicia y avidez insaciable que nunca podrás llegar a satisfacer.

| Redacción: Zona Casio

1 comentario:

  1. Anónimo7.11.12

    totalmente cierto. ya lo decia adan (creo que en la entrevista q le hicisteis) que el solo tenia los relojes que usaba. esa es la mejor forma de ver nuestra aficion

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