RelojesDeModa.com

3.23.2021

¿Y dónde nos hemos quedado nosotros?



Las ventas de smartwatches y smartbands continúan a un ritmo de crecimiento imparable. Según las últimas estadísticas publicadas por las autoridades relojeras helvéticas, son de los pocos segmentos en relojería que no solo mantienen el tipo, sino que incrementan ventas.

En cierta forma es lógico. Con un smartwatch "bueno", bueno de verdad, llevas casi de todo en tu muñeca. Puedes saber la temperatura que hace antes de salir de casa, la previsión del tiempo, las notificaciones de tu trabajo o amigos, las últimas llamadas que recibiste... E incluso grabar notas de voz y hasta navegar inalámbricamente por tus listas de canciones. Puedes poner fotos de quien desees, y disfrutarlas a todo color y verlas dónde y cuando quieras, algo que antes solo podías hacer..., pues llevando esa foto en papel en tu bolsillo.




Ahora prima más la estética que la utilidad. Ver un invertido antes era la excepción, hoy están por todas partes.


Eso sin contar que siempre estarás al tanto de la actualidad con los titulares de las noticias más importantes del día, o de tus sitios de afición preferidos. A lo que hay que añadir que siempre disfrutarás de la hora más exacta que nadie ha podido tener jamás en un reloj, de que podrás seguir rutas y navegar por las calles con él, y nunca volverás a perderte, por muy grande que sea la ciudad donde te encuentres. Con un smartwatch de última generación podrás incluso saber dónde se encuentra la parada de taxis más próxima, o la estación de tren o autobús, e incluso, incluso, conocer sus horarios y rutas.

Estos ejemplos demuestran que un smartwatch te da de todo, absolutamente de todo. Y esto es solo el principio. Aquel reloj de KITT ya casi lo tenemos con nosotros..., y puede que mejorado.


Los digitales han quedado como objeto de moda "retro" para lucir. "Cuatro dígitos" y un módulo con lo básico, como si en su día no hubiera habido nada más.


Sin embargo, por las razones que sean - algunas de ellas de bastante peso, por cierto -, hay gente que no quiere tener un dispositivo de esos en su muñeca, que ni siquiera le llama reloj, aunque todo apunte a que, inevitablemente, ellos serán los protagonistas de la última revolución relojeril. Esas otras personas suelen preferir usar un dispositivo que ellos puedan ver cómo funciona al detalle, y eso es algo que, hoy día, pocos instrumentos te dan, salvo un reloj mecánico. Esas personas quieren saber cómo mantener su reloj, cuidarlo y mimarlo, aunque tengan que pagar el precio de su falta de precisión o la molestia de tener que ponerlo en hora cada pocos días, o ajustar su calendario cada pocos meses. Eso por no mencionar que, en muchos casos, deberán darle cuerda, aunque disponga de rotor.

Esas personas valoran otras cosas, y hay bastantes aún, a tenor por la popularidad - decreciente, no obstante - que aún poseen los relojes mecánicos.


En su día era lo máximo en miniaturización y en información portátil, pero solo necesitabas tener el reloj y nada más. Hoy los smartwatches te ofrecen muchas más cosas, pero a cambio tendrás que estar atado a otros sistemas de por vida: electricidad, conexiones, satélites, almacenamiento en la nube, actualizaciones para su larga lista de errores y bugs..


Unos, pues, prefieren los displays multicolores de gran resolución, incluso con sus minúsculas proporciones. Otros, los frontales "físicos", con agujas "reales" y movimientos no simulados, sino realizados por un tren de engranajes que se puede ver, escuchar, e incluso sentir later. Pero, ¿y bien? ¿Dónde quedamos el resto? El resto, sí. Esos que no somos ni de los unos, ni de los otros. Los que preferimos la robustez y la solidez de aquellos programas y aplicaciones sin florituras, pero hechos a conciencia y grabados a código máquina, sin posibilidad - y más importante aún: sin necesidad - de actualizaciones, ni de cambios de firmwares ni de recargas de energías diarias. Unos dispositivos con un display de puro y duro LCDs, simples pero enormemente funcionales, robustos y duraderos, en donde no había riesgos de píxeles fundidos, ni de que se quemaran fácilmente por el sol.

Ya pocas marcas apuestan por esa tecnología, de hecho solo Casio tiene relojes de ese estilo más o menos actualizados. El resto los han abandonado casi completamente, a excepción de algún lanzamiento casual que hacen algunas marcas, solo por moda, para darle un guiño a los relojes que ellos llaman "vintage" pero que, para nosotros, siguen siendo tan actuales hoy como antes.


Ya no importa el reloj, lo que tenga, sus funciones y robustez, es lo de menos. Lo que importa son las apariencias.


Estamos siendo testigos de tiempos inciertos, pues. Tiempos en donde conviven y pugnan entre sí tecnologías de lo más dispar, algunas muy robustas pero, sin embargo e irónicamente, en claro retroceso como los mecánicos de remonte manual, o los digitales de LCD a segmentos. Lo mismo que esa sociedad de las dos velocidades, unos que tienen Internet hasta en la sopa, otros que tienen que buscarse la vida hasta en bibliotecas porque o bien a sus pueblos no llega la cobertura, o bien no pueden tener el lujo de instalarlo en sus casas. Hace poco, precisamente, fui a buscar un certificado de empadronamiento a mi ayuntamiento. Una jovencita policía me detuvo a la puerta diciéndome que, debido a la COVID-19, no se podía acceder. Le pregunté que entonces cómo iba a tener un certificado que desde otra administración me pedían, a lo que ella me respondió: "Por correo electrónico". "No tengo Internet" - le respondí -. "¿No tienes correo?". Vamos a ver, de qué me sirve tener e-mail sin Internet, ¿es que funciona solo? Me da que pensaba que todos eran funcionarios como ella, o tal vez vivía en un mundo paralelo.

La cuestión es que, quizá porque lo hemos vivido, podemos comparar aquel tipo de tecnología con esta, donde el reloj lo tenías siempre a mano, no necesitabas esperar a que se recargara, y el ordenador cargaba su Sistema Operativo como un rayo y a la primera. No tenía que llegarte ninguna actualización "de la nube", y Google o la Wikipedia era la enciclopedia que tenías en la biblioteca o en el CD.


Muchos están pensando en el IoT ("Internet de las cosas") o en Internet incluso en los relojes, cuando otros no tenemos ni Internet. La sociedad de las dos velocidades.


No diremos que dentro de unos años ese tipo de digitales sean un vestigio, pero obviamente sus módulos ya no serán lo que eran, de hecho ya no lo son. Ya no merecerá la pena que el fabricante se esfuerce en añadirle funciones, porque las funciones más complejas las tendrán los smartwatches. No sería extraño, pues, que la mayoría acaben siendo clónicos de los F-91.

¿Dónde quedaremos nosotros? Siendo guardianes quizá de los últimos restos de una tecnología cuya razón de ser y filosofía eran totalmente diferentes. Hecha para aprovechar hasta los mínimos recovecos de memoria, diseñada para unos tiempos sin conexión, y en donde tenías que valerte por ti mismo. Si te perdías, no había un satélite que te guiara sobre tu cabeza (o que te espiara, que también), solo tu ingenio y tu despierta intuición.

| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com




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10 comentarios:

  1. Buenas tardes D. ZC y resto de participantes. Excelente entrada; aunque no suelo comentar las mismas te sigo desde hace años, al igual que otros blogs afines a D. Javier.

    A tu pregunta permite la osadía de mentar a D. Luís Cernuda "allá allá lejos; Donde habite el olvido" (Donde habite el olvido, Luís Cernuda)

    Buenas tardes

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  3. La invasión de los Smart Watches es imparable. Además, su antiguo talón de Aquiles, la duración de sus baterías recargables, que apenas duraban un día (o menos si exprimías sus funciones), ha mejorado mucho. Pero no creo que por ello los relojes digitales de siempre vayan a desaparecer. En la década de los 70 y 80, con la crisis del cuarzo, los Smart Watches de aquel entonces eran los digitales de cuarzo; y aunque los relojes mecánicos lo pasaron mal, sobrevivieron (aunque es cierto que muchas marcas tuvieron que fusionarse y otras desaparecieron).

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  4. Anónimo24.3.21

    Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Me gusto el tópico del artículo, porque hay una gran controversia a mi parecer. ZonaCasio algún día otro funcionario te increpará de porque no cuentas con pagos digitales en tu reloj.

    Nada es para siempre y esa nostalgia que sentimos por lo que fue Casio (imposible decir que lo sigue siendo) es el efecto de un gran estudio de mercado que se hizo junto con el nacimiento de los primeros digitales: Vender relojes de uso diario, precisos, robustos y a bajo precio. La evidencia es que los directos consumidores efectivamente compraban relojes de uso diario y quedaron muy satisfechos, no tiene más misterio, sucedió lo mismo con los teléfonos, medios de almacenamiento, automóviles, etc. Todo se hacia para que dure.

    Sencillamente la receta de la satisfacción ha cambiado, el reloj hoy es un accesorio(deberíamos agradecer que tenemos alternativas mas precisas y accesibles para medir el tiempo), y como accesorio cambia radicalmente el publico consumidor, ya no se trata de nosotros, no podemos ser siempre nosotros porque irían a la bancarrota repitiendo el concepto mientras otros como los mecánicos tomaron estrategias igual de vergonzosas o más (así es, actualmente su mercado es gente que cree que un mecánico de marca es símbolo de estatus y poder, por eso son tan caros y se venden tan bien).

    Una Empresa es algo vivo y sobrevive por la adaptación, dicen que todo tiempo pasado fue mejor, pero habría que ver si Casio, Seiko y Citizen eran felices en esos tiempos, habría que ver empáticamente que habría pasado si mantuvieran sus conceptos originales. Ese es el meollo del asunto a mi parecer, la automatización y la tecnología están en su apogeo por eso es natural que nadie piense en relojes a prueba de catástrofes (como en otros tristes tiempos).

    Se veía venir, pero den por hecho que los Smartwatches serán historia antes que Casio . . .

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  6. Me ha gustado mucho esta reflexión. Y es que al igual que los relojes digitales se van quedando atrás, lo mismo estamos haciendo sus defensores, nos quedamos con ellos.

    Al final acabará siendo un producto marcadamente romántico o alternativo. Por ejemplo tengo un amigo que usa un Nokia 3310, lo hace por ir contracorriente y porque en sus ratos libres necesita un teléfono, pero no estar acosado de notificaciones. Conozco a otra persona que aún usa Windows XP para aprovechar el hardware antiguo. Ambos se dedican a la tecnología y precisamente huyen de ella porque la saben valorar en su justa medida.

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  7. Lamentablemente ya está prácticamente cocido un mundo donde ni siquiera desde la administración se plantea la idea de que alguien pueda no querer tener un smartphone. Cada vez más, el acceder a ciertos recursos lo requiere y no hay plan B. Para pagar, para identificarnos, para guardar las entradas y las tarjetas de embarque, para abrir un candado o una puerta, para manejar nuestras finanzas... Y a todo esto ya solo faltaba, que a las horas que pasamos delante de la pantallita y para un momento que lo tenemos en el bolsillo, ni siquiera en ese momento vamos a desconectar, pues a cada vibración de la muñeca vamos a ir a ver el recadito del móvil. Por eso, aunque no puedo prescindir del smartphone, si que intento usarlo lo mínimo, por mi y por mi vista. Y por supuesto no quiero un reloj conectado a nada más que a mi muñeca y a su pila. Eso me basta y me sobra. Es justo lo que necesito para ser un poco mas libre, aunque no sea mucho.

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  8. Aparte del espionaje y las radiaciones que emiten, es fácil imaginar escenarios distópicos donde las funciones de estos smartwatches dejen de operar -de hecho así ha sucedido cuando se han caido servicios de correo, mensajería y redes sociales-, en este sentido nada como un protrek autónomo de toda la vida, aunque me gustaría uno con diseño más sobrio y tamaño más contenido.

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  9. Anónimo25.3.21

    Adoro más un reloj como un objeto autónomo, funcional y resistente. Desafortunamente es cada vez más difícil encontrar modelos que encajen con lo que buscas. He visto relojes digitales (Casio) haciendo de manera más eficiente y rápida lo que un smartwatch no hace tan rápido, como manejar dos temporizadores a la vez, cambiar de modos rápidamente, entre otras cosas. Ese reloj que servía realmente para gestionar el tiempo no puede desaparecer, ahora más cuando mucha gente carece de tiempo, pese a haber inventado las máquinas necesarias con el fin de, precisamente, ahorrar tiempo. Ahora más que nunca, un reloj funcional y autónomo hace falta, pero uno que realmente controles tu, no uno que te controle y te atiborre de mensajes y llamadas perdidas, no uno que que te llene de estadísticas innecesarias de cuántas calorias quemaste, cuanto oxígeno consumiste, cuántos kilómetros recorriste.

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  10. Who needs a smartwatch when you have a smartphone??? IMO Casio should, as said before, concentrate on developing the Rangeman GPR-B1000! A solar powered watch which should have a better GPS and no scrollfunction anymore! Just pushbuttons with each an ABCDE menu...

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