Los relojes digitales, al contrario que los mecánicos y analógicos, tienen muy pocas piezas móviles, así que son por lo general más robustos y se estropean menos. De entre sus componentes, sin lugar a dudas el que más probabilidades tiene de acabar estropeado es el display. Dentro del display, su problema más común es que se queme (ya hemos hablado de ello en Zona Casio), que su LCD sufra vertidos ("sangre", como se llama en el argot) o, también, que algunos de sus segmentos comiencen a "desaparecer". Todas estas averías requieren procedimientos diferentes tanto de reparación, como dependiendo ante qué módulo o tipo de construcción nos enfrentemos.
Antiguamente las placas electrónicas iban soldadas y/o atornilladas. Eso las hacía más robustas, pero también más caras de fabricar. Se requerían más componentes, mano de obra especializada, y más pasos para producir el mismo reloj. A medida que la automatización se fue incorporando a la industria de la electrónica, los pegamentos fueron sustituyendo, en gran medida, a la soldadura y la tornillería. Un buen ejemplo de esto lo encontramos en los primeros módulos de los G-Shock DW-5000, con elementos atornillados, frente a los de años posteriores, desde los noventa, donde se ha ido incorporando plástico para algunas de las partes que eran metálicas, y pegamento para las partes que iban atornilladas.
El uso de adhesivos tiene muchas ventajas. Son muy estables, resisten un amplio rango de temperaturas, son baratos (con lo que se pueden fabricar relojes también baratos, no lo olvidemos, beneficiando al consumidor, pero también al fabricante, que obtiene más dinero con menos inversión y menos adquisición de piezas), y son fáciles de aplicar, además de existir toda una variedad para los fines más diversos. Sin embargo tienen una gran desventaja: envejecen muy mal. Cierto que hay adhesivos con una gran resistencia y durabilidad, que pueden incluso permanecer más o menos estables durante bastantes años sin perder propiedades, pero obviamente no pueden llegar a la longevidad de un tornillo.
En última instancia, si una pieza atornillada de un reloj se oxida, deteriora o afloja, podremos limpiarla, apretarla, incluso sustituirle el tornillo (o tuerca) por alguna otra de similar tamaño. Esto es más difícil de hacer con un adhesivo, ya que primero tenemos que limpiar - a veces usando decapantes especializados -, y tras el saneamiento, colocar un pegamento de idénticas o compatibles propiedades (ignífugo, anti-estático, etc). A todo ello hay que añadir uno de los mayores problemas: el proceso para hacerlo. Generalmente si hay una tuerca y un tornillo - sobre todo antiguamente -, indicaba que hubo detrás una persona que cogió una pieza, la colocó en su lugar, luego cogió un tornillo, una tuerca, y la ensambló. Así que, por consiguiente, otra persona puede hacer de nuevo el proceso contrario de desarme, y el mismo proceso de rearme. No es así con un adhesivo, en donde en muchas ocasiones no hubo ninguna persona haciéndolo, sino que todo partió de un molde, de una cadena previamente ajustada por PLCs, y de quizá un cabezal microscópico que ajustó la cantidad justa, una minúscula gotita, en un sitio en particular, para que no rozase con otros componentes ni ensuciase o dañase al resto del circuito.
Así que luego una persona, con sus "manazas", trate de reparar todo ese entuerto, no solo es difícil sino que, en muchos casos, no compensa, y es mejor arrojar ese reloj - o pieza electrónica - a la basura, y adquirir uno nuevo. Eso si no tienes la desgracia de que el adhesivo sea tan especial que comprar un frasquito sea, además de difícil de encontrar, más caro que el dispositivo - módulo de reloj en este caso - entero.
Por eso, cuando se nos estropea un reloj son varios elementos los que tenemos que valorar y sopesar, no vaya a ser que por una reparación menor acabemos pagando más que por un reloj entero y, encima, tal vez estropeándolo más de lo que ya estaba.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
Por estas razones mencionadas en este excelente y bien detallado artículo, yo prefiero relojes de gama media y baja (ejemp.collection), así no gasto en reparaciones y reemplazo fácilmente el reloj por otro nuevo. Los G Shock, son relojes muy buenos, pero no son mis preferidos, porque encuentro más práctico un reloj de 10 años de pila y bajo costo de reemplazo.(lo que me desagrada más de algunos G-Shock, es la pila de dos años, creo que al abrir el reloj la estanqueidad se ve disminuída), hago saber que es mi opinión personal. Muchas gracias por el artículo, saludos desde México.
ResponderEliminarEs curioso como estos relojes que surgieron como algo efímero, no reparable y esencialmente de usar y tirar (incluso el DW-5000) del que en aquella época no había recambios ni en el SAT, ahora se pueden reparar y hacer vivir casi eternamente. Y es que no hay más que poner ganas, cuidado y cariño (y tiempo y dinero).
ResponderEliminarEsa mentalidad de usar y tirar es lo que esta echando todo a perder.
ResponderEliminarCuando un reloj lo cuidas (aunque sea de gama baja), tarda más de lo que imaginas, me refiero a que los relojes de varios años de pila, para mí tardan más años sin dar lata. Saludos.
ResponderEliminarHan quedado las "reparaciones" a poco más que el cambio de pila, engrasar o cambiar la junta principal (de la de botones según el modelo y valor del reloj, muchos pasan o te mandan al SAT oficial), cambio de correas y su ajuste, cambiar algún pasador... y poco más.
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