Hace unos años publiqué en un medio online un reportaje sobre la historia del IRC en los noventa, desde sus primeros años, y la evolución del IRC Hispano. Sin quererlo, ni buscarlo ni darme cuenta, resulta que llegó a la home de un popular aglutinador de noticias, y durante unos días estuvieron lloviendo comentarios y anécdotas de usuarios de aquellos años, recordando sus momentos de juventud (o niñez) en aquel IRC que era, por popularidad y peso, como las redes sociales lo son hoy día.
Cuando repasaba el post de ayer me ocurrió algo parecido, haciendo que aflorasen en mí bastantes recuerdos. En el reportaje que "El País" dedicaba a Alaska y Los Pegamoides, se ve a una jovencita Alaska que, poco después, rompería esquemas en la - aquellos años - "transgesora" TVE2, o "La 2" como se la conocía, la cadena de televisión en donde iban a parar los programas que no cumplían los cánones más tradicionalistas de entonces. Con su espacio en "La bola de cristal", que se emitiría desde octubre del 84 hasta el año 1988, logró hacer huella en la historia de la televisión, al menos en España.
Hoy en día es difícil que eso ocurra. ¿Va a pasar a la historia "Masterchef"? ¿"Los Supervivientes"? Permitidme que lo dude. Quizá quienes vengan en el futuro contemplen este panorama de forma diferente, y quizá nosotros - como tampoco lo era, probablemente, Alaska con su "La bola de cristal" - no seamos conscientes de que estemos no haciendo historia (a eso no creo que lleguemos, lo confieso) pero sí formando parte de la historia de Internet. Y en un ejercicio total de ficción y de fantasía, pero que no deja de ser curioso y entretenido, nos hemos trasladado dentro de quizá esos treinta años, para nuestra particular crónica de lo que era el medio de masas por excelencia, como en los cincuenta y sesenta fue la radio, y en los setenta y ochenta la televisión: Internet. Vamos a ello, en fuente Century, cómo no, para ir haciendo ambiente...
La historia de Internet en España, 2010-2020: los espacios de relojería Aunque ahora todos llevemos en la muñeca nuestra smartband de recarga solar y conectada a los sistemas de navegación y con conexión a escala mundial permanente, durante los años 2010 al 2020 todavía se seguían utilizando relojes. En dura pugna, batallaban por aquellos tiempos los relojes mecánicos convencionales, esos artilugios relegados hoy a museos de curiosidades y ciencia, que funcionaban con una serie de engranajes que medían los segundos obteniendo su energía de un sistema de resorte, una cuerda. Es, a grosso modo, y para que lo entendamos fácilmente, como un acumulador de energía, pero mecánico. Por desgracia esa cuerda era también muy ineficiente energéticamente, ya que influían sobre ella múltiples aspectos: la temperatura, las fuerzas centrífugas, el magnetismo, e incluso la costumbre que cada uno tuviera de llevar el reloj o dejarlo en reposo. Curiosamente, y aunque ahora nos resulte muy difícil de entender, los más sibaritas gustaban por aquel entonces de usar estos artilugios, aunque la crisis derivada de la pandemia del coronavirus (lo que fue conocida como COVID-19) hizo que la mayoría de fabricantes suizos entraran en números rojos, y mucha de la producción fuera a parar, como no podía ser de otra manera, a manos chinas. Junto a ellos continuaban los más polivalentes relojes de cuarzo, bien analógicos - con manecillas física -, o digitales, estos últimos con un sistema de LCD constituido por segmentos, muy limitado en cuanto a su capacidad de presentación de información visual, pero enormemente robusto. Casio era una de las marcas con más modelos y que ofrecía más variedad, de hecho era la única marca competitiva realmente, y de facto la más distribuida, conocida y legendaria, con relojes que continuaban en esta tecnología. Dentro de ella prevalecían marcas como G-Shock, que consistían en una gama de relojes resistentes a impactos - mucho antes de la llegada de nuestras smartbands modulares - que había cosechado gran fama y popularidad entre el público juvenil durante las dos década anteriores a la que estamos tratando. En la Internet de aquellos años, encontramos en idioma español publicaciones como Zona Casio, que inició su andadura durante principios de aquella década. La historia de Zona Casio no deja de ser curiosa, porque sin dejar de ofrecer información sobre los modelos de Casio, no se ceñía únicamente a ellos, mencionando sus lanzamientos o novedades, sino que se adentraba en aspectos más personales de los relojes y de las gamas de Casio, adentrándose y explorando las sensaciones, sentimientos y emotividad que acompañaban al poseedor de uno de aquellos relojes. Así, el reloj pasaba a formar parte de la vivencia y de la historia personal de cada consumidor, llegando a ser más que ese mero objeto de uso cotidiano. En los años finales de aquella década entraron con fuerza al campo de disputa los smartwatches, muy diferentes a las smartbands que tenemos hoy, ya que eran dispositivos ostentosos, la mayoría de ellos con muy poca autonomía - aunque se hicieron numerosos esfuerzos por lograr que se alimentaran con energía solar - y con grandes carencias. Una de esas carencias más significativas radicaba en su pequeño display. Hasta la aparición de los displays emergentes y holográficos, quienes poseían uno de aquellos engorrosos aparatos tenía que pasar constantemente su dedo por su pantalla, lo cual era no solo molesto, sino bastante sucio. Aún así, esa forma de interfaz perviviría durante buena parte de la década siguiente en smartwatches y en los que ellos llamaban "smartphones", que básicamente eran smartwaches, pero de tamaño bolsillo para usarlo sujetándolo con la mano. También hacia finales de la década, los arcaicos espacios de foros fueron cediendo su protagonismo a los llamados Video-blogs, conocidos en el argot como VBlogs, en donde los usuarios dejaban sus impresiones sobre los modelos de relojes que adquirían, convirtiéndose en muy populares (por desconocidas y sorprendentes razones que aún son objeto de estudio en las facultades de psicología) los "unboxing", es decir: el procedimiento de extraer el reloj - o producto en cuestión - de su caja original. Absurdamente, esa simple tarea aglutinaba a un significativo número de adeptos. La década se cerró con la huella apocalíptica de la mencionada pandemia por coronavirus que asolaba en aquellos momentos, a escala planetaria, a toda la población de todos los continentes. En aquellos momentos las factorías lidiaban entre soportar el aumento de demanda online, con el mantenimiento de la relojería más tradicionalista, que llevaba desde hacía años abocada a la quiebra. Nadie sabía muy bien qué iba a pasar o a qué atenerse, pero una cosa estaba clara: la tecnología de dispositivos inteligentes había venido para quedarse, y los relojes mecánicos tenían las horas contadas. |
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
Excelente artículo, muchas gracias ZC por esta información.
ResponderEliminarSaludos desde México.
Parece que la cicret bracelet es para personas lampiñas,¿ y los que tenemos los brazos peludos ?,digo,no me imagino afeitándome un brazo para usar un artilugio como ése ��, saludos desde San Luis Potosí México.
ResponderEliminarMuy divertida esta proyección en el presente desde el futuro, especialmente con la critica velada (o más bien directa xD), a los unboxing de Youtube... No creo que vayas muy desencaminado, aunque para mi gusto el siguiente paso debería ser integrar la información directamente en nuestros sentidos a través de unas lentillas, o de forma más inquietante, directamente al cerebro mediante algún dispositivo que interactúe con el mismo. Por cierto, hace poco me dio por probar IRC, y he visto que sigue activa, al menos bastante más de lo que esperaba, con mucha menos afluencia de usuarios, pero ahí sigue y está muy bien, pues lejos de la nostalgia es un medio con identidad y posibilidades propias.
ResponderEliminarMuy buen artículo, e incluyendo en la crónica a ZC, por supuesto.
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