Recapacitando en una de las fantásticas explicaciones que Guti me daba en uno de los programas de las "Five Series" (que, Dios mediante, veréis publicado en las próximas semanas) me ha llamado poderosamente la atención una de sus opiniones. Tanto es así que llevo sin quitármela de la cabeza desde esta mañana, en donde la leía en el móvil. Guti decía que probablemente en un tiempo los relojes que use sean analógicos, por cuestiones tan obvias de que la hora se ve (incluso "se intuye") mejor en ellos. De hecho, como bien sabéis, ni siquiera es necesario leerla: se puede consultar por la posición de las manecillas sobre la superficie plana (o ligeramente cóncava) de la esfera.
Y todo esto a raíz de que hace unos días, la semana pasada, caminaba por la ciudad y mientras esperaba un semáforo me encontré de frente con un instituto. Es uno de esos institutos surgidos de la era franquista y que aún sigue funcionando el cual, a pesar de las continuas reformas, no puede ocultar su estilo "setentero". En él aún se mantiene, en lo alto, un viejo reloj de manecillas. Yo estaba a bastante distancia, una avenida más allá esperando ante el semáforo, como digo. Pero a pesar de no llevar gafas (tenía las de sol puestas) pude ver claramente la hora gracias a sus gruesas manecillas y al contraste de éstas, en negro, con el fondo blanco (un blanco ahumado ya por los años y los humos de los escapes, pero blanco en todo caso). No sé por qué me vino a la mente el que bien podría haber sido un reloj digital, y a continuación surgió casi de forma inevitable una pregunta en mi subconsciente: "¿y si fuera digital, verías la hora desde aquí?". Probablemente no.