El mundo de los recubrimientos en relojería es inmenso. En Zona Casio ya hemos hablado de muchos de ellos, principalmente de recubrimientos iónicos (como el PVD), que es uno de los más usados en la actualidad, y al que recurren muchos de los modelos Casio, principalmente en sus líneas Edifice y Sheen. Pero se amplía mucho más, y podemos encontrar acabados con diferentes técnicas que, en la mayoría de las ocasiones, muchas personas meten todas ellas "en el mismo saco", llevándose más de una decepción. Por ello creemos que os resultará sumamente interesante explicar sus diferencias, sin entrar en escabrosos detalles técnicos que os resulten poco útiles y demasiado soporíferos.
En primer lugar tenemos el cromado, chapado, niquelado o pavonado (esta última palabra proviene de "pavón", que a su vez proviene de "pavo" debido al acabado brillante que se le da a las piezas que se cubren, que recuerda las plumas de ese animal). El cromado sobre plásticos (resina) era uno de los procedimientos antiguamente más usados en los relojes de gama baja (o incluso algunos de gama media), debido a que le dotaban de aspecto brillante y metálico, sin que el fabricante tuviera que asumir los altos costes de trabajar sobre una caja maciza de acero. Modelos como algunos Casiotron o muchos de los primeros Casio poseían este tipo de acabados. Aunque Casio a veces lo usa aún en determinados modelos, se fue abandonando poco a poco debido al alto contenido de níquel que se requiere para fijar el cromado sobre el plástico. Estas sucesivas capas de niquelado son altamente tóxicas (y no sólo para la piel, también para el medio ambiente), y tras ellas se le aplica un último recubrimiento de cobre que sirva como adherente. Si el uso y el desgaste acaba llevándose la capa protectora de cromo, queda en su lugar las capas internas de soporte que desprenden sustancias muy perjudiciales para la salud, por lo que este tipo de relojes no es conveniente usarlos si se encuentran en mal estado.