El mundo de los recubrimientos en relojería es inmenso. En Zona Casio ya hemos hablado de muchos de ellos, principalmente de recubrimientos iónicos (como el PVD), que es uno de los más usados en la actualidad, y al que recurren muchos de los modelos Casio, principalmente en sus líneas Edifice y Sheen. Pero se amplía mucho más, y podemos encontrar acabados con diferentes técnicas que, en la mayoría de las ocasiones, muchas personas meten todas ellas "en el mismo saco", llevándose más de una decepción. Por ello creemos que os resultará sumamente interesante explicar sus diferencias, sin entrar en escabrosos detalles técnicos que os resulten poco útiles y demasiado soporíferos.
En primer lugar tenemos el cromado, chapado, niquelado o pavonado (esta última palabra proviene de "pavón", que a su vez proviene de "pavo" debido al acabado brillante que se le da a las piezas que se cubren, que recuerda las plumas de ese animal). El cromado sobre plásticos (resina) era uno de los procedimientos antiguamente más usados en los relojes de gama baja (o incluso algunos de gama media), debido a que le dotaban de aspecto brillante y metálico, sin que el fabricante tuviera que asumir los altos costes de trabajar sobre una caja maciza de acero. Modelos como algunos Casiotron o muchos de los primeros Casio poseían este tipo de acabados. Aunque Casio a veces lo usa aún en determinados modelos, se fue abandonando poco a poco debido al alto contenido de níquel que se requiere para fijar el cromado sobre el plástico. Estas sucesivas capas de niquelado son altamente tóxicas (y no sólo para la piel, también para el medio ambiente), y tras ellas se le aplica un último recubrimiento de cobre que sirva como adherente. Si el uso y el desgaste acaba llevándose la capa protectora de cromo, queda en su lugar las capas internas de soporte que desprenden sustancias muy perjudiciales para la salud, por lo que este tipo de relojes no es conveniente usarlos si se encuentran en mal estado.
Otro procedimiento de fijación del cromo se realizaban en cubas con ácido sulfúrico, pero los elevados niveles de veneno de estos gases los hacía (y los hace) muy complicados de manipular, eso sin contar el problema añadido de los residuos que se generan en las piezas tratadas así. En la actualidad la mayoría de las compañías que necesitan cromar piezas utilizan cromo hexavalente, pero este material sigue siendo enormemente cancerígeno. De momento están en fase de desarrollo nuevos sistemas de ensamblaje molecular recurriendo a nanopartículas que permitan eliminar todos esos inconvenientes (tanto de peligro para los trabajadores que realizan el cromado, como de vertidos), pero aún no se ha conseguido su aplicación en estapa industrial. Para el soporte de piezas también se llegó a usar calamina (aleación de cinc, plomo y estaño), que también se ha ido abandonando por su compromiso con la salud.
El cobreado se utiliza también para darle un aspecto dorado a las piezas de metal. En la actualidad la mayoría de fabricantes emplean soluciones de cianuro y soluciones ácidas, las cuales son también terriblemente venenosas. No obstante cuando se necesita aplicar una capa de un espesor considerable se utilizan soluciones ácidas (de ácido sulfúrico y sulfato de cobre), evitando con ello el uso de cianuro, aunque aún se aplican cuando las piezas se tienen que preparar para ser recubiertas de cromado (ya hemos mencionado antes que es una de las causas por las que se han abandonado este tipo de cajas).
La mayoría de las cajas de plástico con terminación brillante de los relojes más asequibles de Casio en la actualidad son pintadas. Gracias a la evolución y a los adelantos en las técnicas de pintado (hace solo unos años era casi imposible pintar una pieza de plástico que fuese duradera) se han logrado unos acabados precisos y de gran calidad, más respetuosos con el medio ambiente y más fáciles de aplicar. Las ventajas del pintado sobre el resto de recubrimientos en cajas de plástico es evidente: mayor facilidad de recubrimiento (en tiempo y costes), más amigables para el medio ambiente, y, además, dan como resultado una caja más liviana. También tienen la ventaja de que la pérdida de recubrimiento con el paso del tiempo deja al aire la caja de plástico -de resina-, y no elementos tóxicos metálicos, lo cual también hay que tener muy en consideración. Además, las cajas de relojes pintados alcanzan en la actualidad una elevada duración y resistencia a la abrasión, siendo por lo tanto una solución mucho más atractiva que el recubrimiento.
Otra de las características de muchos pintados de resina es la utilización de acabados catalizados flexibles, que forman una fina película, pero muy resistente, tanto a los disolventes como a los agentes químicos, soportando también los agentes exteriores (rayos ultravioleta) y protegiendo la caja de resina del reloj contra el paso del tiempo y del envejecimiento. Además, también existen poliuretanos base agua, más beneficiosos para el entorno.
En el año 1999 Casio ya se propuso abandonar el uso de compuestos HCFC (Chlorodifluoromethane) y disolventes con base de cloro. También se propuso el abandono paulatino del uso de cromo y del PVC en sus plásticos. En el año 2004, los productos que cumplían estos criterios de salubridad y medio-ambientales suponían ya el 59% de las ventas totales de Casio. En ese año se propuso eliminar todos los elementos alérgicos peligrosos de todas sus líneas de relojes, esto conllevaba reducir los cromados, las cajas chapadas y las hebillas niqueladas por unas más seguras de plástico. Para aquéllos relojes con recubrimiento (Edifice, Sheen, G-Shock...) se eligió la solución de recurrir a procedimientos más seguros, como el PVD.
| Redacción: Zona Casio
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