Arnau Calaff es un joven relojero catalán que viste, habitualmente, relojes Casio. Entre sus pertenencias tiene un W-59 personalizado con una correa tipo nato. Cuenta que, cuando él tenía 10 años, su padre (también relojero) intentó con todas sus fuerzas que aprendiese a leer la hora, algo que -según explica el propio Arnau- en catalán es muy difícil. Su padre siempre le compraba relojes analógicos y se sentaba a su lado para intentar enseñarle, hasta que acabó dándose por vencido y, prescindiendo de los analógicos, le regaló un digital (donde leer las horas es mucho más sencillo e intuitivo).
El reloj que le llevó como regalo a su hijo fue un Casio W-59, un reloj que le acompañó durante dos años en su aprendizaje horario. Con el W-59 no solo aprendió la hora, sino que aprendió también a descubrir lo esencial que es tener un reloj, e incluso va más allá: dice que sin el W-59 tal vez nunca hubiera elegido la opción de ser relojero (desde julio de 1989 trabaja en MGV, el Servicio Técnico Oficial de Casio en España).