A principios de este año, varios países europeos (Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Noruega y Suecia) presentaron una propuesta a la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) con el fin de restringir el uso de los compuestos denominados PFAS (sustancias perfluroalkoxyalkane y polifluoralkylalkane). Las razones para hacerlo son muchas, y de mucho peso. Los PFAS son un grupo con más de 10.000 sustancias, con capacidad para mantener unos fuertes enlaces carbono-flúor que les confieren una gran estabilidad. Esta estabilidad, que juega a su favor en muchos productos de la sociedad de la electrónica actual, se convierte en un peligro cuando llegan al final de su vida útil, por su persistencia en el medio ambiente y su resistencia a la degradación.
Muchos estudios han confirmado su peligrosidad tanto en la naturaleza, como para la salud humana. Pueden mezclarse con el agua, pueden ser movidos a enormes distancias, y además pueden acumularse en los organismos vivos, llegando a través de la alimentación al cuerpo humano.
Desde los años 50 los PFAS han ido incrementando su presencia en multitud de campos, hasta hacerse un ingrediente principal de muchos de los productos de la sociedad actual. Por ello, aunque existen reglamentos (como el Convenio de Estocolmo) que los regula, se han quedado obsoletos y se requiere una mayor prohibición, dada su dañina amenaza.
Por todo ello, el pasado 22 de marzo de 2023 se inició una consulta pública con el fin de lograr una reducción de su uso, que duró 6 meses. Ahora, los Comités Científicos para la Evaluación de Riesgos (CER) y el Análisis Socioeconómico (ASE) tienen que analizar una evaluación de la posibilidad de prescindir de ellos, o al menos reducirlos, cuyos resultados deberían publicarse el próximo año. En 2025 la Comisión Europea debería tomar una decisión al respecto.
Ante este panorama, la principal asociación de baterías de Japón (la BAJ), que aglutina a los principales fabricantes (Maxell, Toshiba, Panasonic, muRata, SII, Mitsubishi...) y a 95 firmas como miembros (entre ellas Casio, pero también TDK, Sony, Duracell, Ricoh...) ha pedido una moratoria por 13 años y medio, para poder seguir utilizando sin restricciones los PFAS.
Según aseguran, no existen en la actualidad tecnologías que puedan suplir el papel de los PFAS, que tanto en las pilas botón de litio, como en todo tipo de baterías, se utilizan en los electrodos por su elevada resistencia al calor y su estabilidad electroquímica, así como las propiedades de adhesión y de recubrimiento de los electrodos. Cuentan que las alternativas existentes (acrílicas y celulósicas) son también estables, pero no pueden utilizarse en los electrodos positivos.
Mencionan que, como mínimo, la industria necesitaría unos 10 años de investigación para presentar una alternativa razonable y comercialmente interesante para sustituir a los PFAS de las baterías.
Éste es un ejemplo, como tantos otros, en donde es difícil ajustar el equilibrio entre la salud y la seguridad de las personas, y los avances y usos de la tecnología. Por un lado, se sabe que estamos contaminando a pasos gigantescos aguas subterráneas, acuíferos de todo tipo, ríos y océanos, y además contaminando los suelos y alcanzando plantas y animales de los cuales nos alimentamos, pasando luego toda esa porquería química a nuestros cuerpos.
Los principales riesgos de la presencia de estas sustancias en el cuerpo humano son:
- Incremento de los niveles de colesterol dañino.
- Reducción de la protección de algunas vacunas.
- Cambios en el hígado a nivel enzimático.
- Incremento de la presión arterial.
- Riesgos de nacimientos de niños prematuros.
- Incrementos de riesgo de cáncer testicular.
- Colitis ulcerosa.
- Daños en la tiroides.
Por el otro, el uso de la tecnología tal como la entendemos hoy no puede realizarse sin recurrir a ese tipo de sustancias tóxicas. Una alternativa sería la reducción de su uso -inviable tal como está montado el negocio hoy-, y su reciclaje -también inútil, tal como se está gestionando, lo hemos dicho en muchas ocasiones-. Y es que la cantidad de esta ponzoña que se vierte al medio ambiente es dantesca, de tal manera que hacer un listado de ello sería casi interminable. Para que nos hagamos una idea de la magnitud del problema, sólo unos ejemplos de las cantidades que se utilizan: de las baterías de iones de litio con PVDF -polyvinylidene fluoride- como aglutinante para el electrodo, como polímero para el electrolito, y como separador, se produjeron 80.000 toneladas de sólo ese compuesto en 2022.
Los PFAS como el PVDF y demás se utilizan para todo. En nuestros relojes, las pilas de tipo CR y BR utilizan polytetrafluoroethylene (PTFE), tetrafluorethylene-hexafluoropropylene copolymer (FEP), para aglutinante del electrodo positivo. Las pilas de botón LR y SR usan también PTFE, mientras que las de botón recargables (como las CTL) usan PTFE, FEP, ETFE (tetrafluoroethylene-ethylene) y PVDF. Otras partes de estas últimas usan perfluoroalkoxyalkane (FA) para recubrir sus juntas, y LiTFSI como electrolito.
Las de níquel mercurio y níquel cadmio (Ni-MH y Ni-Cd) tampoco se salvan. Entre sus compuestos encontramos PTFE y TEE-FP para el electrodo positivo, y PTFE, FEP y PFA para el electrodo negativo.
Esto nos debe hacer pensar y recapacitar profundamente sobre lo peligrosas que son pilas y baterías (de relojes, smartphones, smartwatches y productos varios) al final de su vida útil, la importancia de una estricta legislación y de una recogida responsable, al menos hasta que se encuentre una alternativa más ecológica y viable. De nada sirve que el exterior del aparato esté hecho de plásticos orgánicos, reciclados o con paquetes de papel y cartón degradable, si luego el peligro más grave -pero escondido e invisible- lo tenemos dentro del mismo aparato.
Y por cierto, toda esta problemática, con la llegada de los vehículos eléctricos, se va a ver incrementada hasta cotas inimaginables. Estamos hipotecando nuestro futuro y jugando con fuego, y alguien va a tener que pagarlo. Por desgracia, muy probablemente los que más lo sufran serán los que menos han tenido culpa de todo ello.
Here in The Netherlands a lot electric bicycles and electric cars...The biggest problem with people is that they don't think long enough: Do I really need it??? No, they look at their neighbours, friends, family etc. When they see that they have an electric bicycle, they also buy an electric bicycle, but a bigger and more expensive one 'of course'....Same with electric cars, smartphones, smartwatches etc....alway buy a bigger and more expensive one then their neighbours, family, friends etc....My opninion: All the world is a stage!
ResponderEliminarVaya, yo pensaba que la envidia y el querer ser más que los demás era un "deporte" exclusivamente español, pero ya veo que no.
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EliminarLlevo décadas viviendo fuera y la verdad que me entristece leer comentarios así.
And nowadays people are brainwashed with the socalled 'climate change'...Everything has to be electric....Well, the climate changes for more than million years!!!
ResponderEliminarYou're right, ZC, we have to take care of a clean environment!
Una información de esa que nadie quiere darnos. Importante, bien explicada y rigurosa. Para que luego se hable de los grandes medios! Mi enhorabuena y mi respeto ZonaCasio.
ResponderEliminar¡Feliz Navidad!
ResponderEliminarZona Casio...a few years ago I found this incredible interesting Casio site! Wow...what a great information and in depth reviews!!! For me a site I check a few times a day...every day! A BIG thank you, Zona Casio! I wish you and all the visitors a Merry Christmas and a Happy and Healthy 2024! Greetings, Ronald (The Netherlands)
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