No elijes nada

De pequeño te ponían la ropa que le iba quedando pequeña a tu hermano (o hermanos), no elegías el modelo de pantalón o chaqueta, ni por supuesto su color. Si te servía ya era suficiente, y gracias. Tampoco elegías la comida, "come verduras, y listo" (a no ser que fueras un niño malcriado, claro..., seguro que no era vuestro caso), ni dónde vivir. Si tu barrio era bueno o malo, y tu casa era medianamente decente o llena de humedades, te aguantabas y a tirar con lo que había. Si me apuras, ni siquiera podías elegir bicicleta. Yo quería una Torrot de aquellas "de ruedas gordas". Salí del taller con una BH "de paseo" que pudiera compartir con mis hermanas "y date por contento".

Siempre pensábamos que cuando seríamos mayores las cosas cambiarían, pero no, han ido mucho peor. Empezando por el coche, la mayoría de los mortales no hemos podido elegir ni marca, ni modelo, ni muchísimo menos el color preferido. Ya nos dábamos con un canto en los dientes si ese de segunda mano que hemos encontrado al alcance de nuestras posibilidades no nos da problemas mecánicos durante unos años. No hemos elegido esposa, ni novia... Son ellas las que nos acabaron eligiendo. Claro, queríamos esa pelirroja simpatiquísima, con estudios, buena carrera y unas curvas que quitaban el hipo. Acabamos... Bueno, acabamos con la primera que llegó y nos hizo un poco de caso. Obviamente tampoco elegimos los hijos, en muchos casos hasta llegaron de sorpresa. No elegimos que sean rebeldes, contestones, o unos desagradecidos. Ni guapos, ni morenos, ni rubios..., ni gordos, ni altos, ni bajos.




Tampoco elegimos trabajo. Algunos eligieron profesión, pero de sus sueños de juventud en donde serían los reyes en su arte han pasado a pudrirse en un rincón de una oficina, o a quemarse el trasero en el asiento de un camión. El trabajo en España, por lo general, apesta.

Lo más irónico es que muchos de nosotros seguimos sin poder elegir ni ropa, la que haya de oferta en el Carrefour y "p'alante", confiando en que nos llegue hasta el próximo verano. Ni elegimos vecinos, no hablemos siquiera ya de elegir casa, ni muchos de nosotros elegimos teléfonos móviles, lo tenemos de segunda mano o de tercera, de cuando los Gigabytes eran una palabra que había que buscarla en el diccionario.



Tampoco elegimos el tiempo que haga, ni la temperatura, ni nuestro estado de ánimo ni nuestra salud. Aunque ciertamente podemos hacer algo en las pequeñas cuestiones que estén en nuestras manos, por lo general no elegimos nada de nada. No tenemos el control sobre absolutamente nada. No podemos elegir cuándo se nos va a estropear la conexión a Internet o cuándo el niño va a tener la gripe.

Sin embargo, sí hay una cosa en donde hay muchas posibilidades de sí poder elegir: el reloj. O mejor dicho: un reloj.



No estamos hablando de un F-91. Ese reloj es barato, y podemos encontrarlo en muchos sitios, es cierto, pero las opciones de elección de variantes del F-91 son muy limitadas. Limitadísimas. Si te sales de la habitual variante con recuadro azul, la del recuadro verde es imposible de encontrar, y no digamos la del recuadro dorado. Las ediciones especiales en plateado, con transparencias o en colores chillones son limitadas y eso: especiales. Así que si no las encuentras al momento de ser lanzadas, luego es casi imposible dar con ellas. Aparte de que el dinero que cuestan ya no es el mismo que te cuesta el F-91 convencional, sino casi (o más en algunos caso, si incluimos gastos de envío) del doble. En ese caso el F-91 es de todo menos barato.

_Algo que sí puedes elegir_

//Muchas cosas nos vienen impuestas: la necesidad, las responsabilidades, la obligación... Pero entre los pocos elementos que podemos elegir a nuestro gusto y con una variedad inmensa de posibilidades de personalización, están los G-Shock.//

Así que con el F-91 ocurre un poco lo que decía Henry Ford respecto a su Modelo A: "cualquiera puede elegir el coche en el color que más le guste..., mientras sea negro". Lo mismo con el superventas de Casio: cualquiera puede elegir el F-91 que más le guste..., mientras sea el de marco azul.

No, no es ese el modelo al que nos estamos refiriendo. Es otro.



El modelo de reloj al que nos referimos y que es una de las pocas cosas que sí puedes elegir a tu gusto, es el DW-5600 y, en general, las "Five Series" de G-Shock. Puedes elegir de ellos colores a patadas, variantes sin fin, y variaciones de detalles, incluyendo sus leyendas, o su tecnología y sutiles diferencias de diseño, sin comparación. No hay ningún otro producto en la relojería que te permita tal cantidad de elecciones a un precio tan competitivo. Colores de LCD, colores de bisel, colores de máscara.... Tienes modelos de los DW-5600 y derivados a rabiar. Y como es un modelo tan sobradamente conocido y que casi nadie le da el suficiente valor, lo puedes llevar contigo a donde quieras. Pasas por todos lados con él.

De manera que si nunca has podido elegir, si te has tenido que amoldar a lo que había y acoplarte diciéndote que "qué remedio", al menos cuando vayas a mirar la hora puedes mirar algo que haya sido elegido por ti, y de tu agrado. Y lo bueno es que encontrarás DW-5600 y sus variantes casi en cada esquina.





| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com

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