Cuanto más conozco el GSW-H1000, más admiro los relojes "convencionales" de Casio

Todos reconocemos y admitimos, sin demasiadas reticencias, que el nuevo GSW-H1000 con Wear OS es un gran logro del ingenio humano. Tener en un formato tan minúsculo un navegador y sus mapas, una multitud de sensores de todo tipo - algunos muy complejos -, y un sistema de personalización en colores, tramas, presentaciones, elementos y fondos, es algo que no hace tanto solo ocurría en películas de ciencia-ficción.

Pero sin embargo todo ello se apoya, en el fondo, en un sistema operativo, y no deja de ser algo que un desarrollador ha programado usando llamadas a recursos y librerías pre-implementadas, como cualquier ordenador. Por eso mismo resulta tan llamativo lo que Casio ha ofrecido hasta ahora (y ofrece) en otros muchos de sus modelos más "normales" o, digamos, convencionales. Incluso recurriendo a simples segmentos, y escrito no con librerías, sino accediendo al hardware directamente y "en modo máquina", ha podido lograr relojes con sensores, con funciones muy complejas, y con cálculos de mareas, de calendarios diversos, de horarios solares... Sin recurrir a apps "facilonas", a Sistemas Operativos que te acortan el camino, ni a elementos auxiliares.




Es asombroso que ya en los ochenta, sin apoyo de Sistema Operativo alguno, insistimos, Casio tuviera relojes táctiles, con altímetros, barómetros y pulsómetros, e incluso modelos que eran capaces de mostrar toda esa información, también de temperatura, en gráficas, y recurriendo a un minúsculo display, y hasta con videojuegos.

Y no olvidemos que, además, debían hacerlo - por si fuera poco, para complicarlo más si cabe - siendo muy espartanos energéticamente, consumiendo muy pocos recursos, algo que ni siquiera los smartwatches más avanzados de hoy han podido lograr. Porque a diferencia de las smartbands y smartwatches actuales, aquellos pioneros debían recurrir a una simple pila botón, muy limitada tanto en potencia como en autonomía, y ridículamente sobria. Luego, desde finales de los noventa, debían vigilar que el acumulador no se dañara, creando algoritmos específicos para que, si la energía descendía de ciertos parámetros, anular las funciones que más consumían, pero manteniendo - y esto no deja de ser también muy admirable - las funciones más básicas y necesarias para que el usuario continuara informándose: la hora, la fecha, los cronos...



Es decir, que como tales, esos relojes eran todo un prodigio de la técnica. Hoy nos asombrados y nos quedamos boquiabiertos con creaciones tan bonitas como el GSW-H1000, y es cierto: eso de poner ponerle colores a determinados detalles de su display, que cada uno elija qué tono quiere en sus gráficas o indicadores, es una delicia. Pero no deja de ser un elemento más de un entorno operativo que lo sustenta y lo interpreta. Pero en los modelos convencionales no y quizá, por ello, para muchos de nosotros siguen teniendo ese gran encanto y atractivo.

Obviamente para las nuevas generaciones, que han crecido con displays a color y llenos de detalles y de grandes resoluciones, "nuestra" añeja tecnología les debe parecer antediluviana, superada, triste y anodina. Pero detrás de ella, cuando sabes admirar y valorar las diferencias que la sustentaban y sobre la que sus desarrolladores e ingenieros tenían que trabajar (y los retos con los que tenían que lidiar), descubres una enorme y valiosa sucesión de argumentos para defenderla, valorarla y usarla. Y recurres a ella porque sabes que en robustez, fiabilidad, eficiencia y solidez, no hay dispositivo actual, por moderno y complejo que sea, que la supere. No lo hay, y me temo que aún queda mucho para que estos smartwatches, por avanzados que sean y de la marca que sean, lo consigan.



| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com

---

| Digitales | | Smartwatches | | Tecnologia | | GSWH1000 |