Durante estos días en los que he estado viendo las estrellas, uno de los entretenimientos que me hizo abstraerme un poco fue la lectura de pruebas de automóviles, especialmente las de pruebas de vehículos publicadas en revistas antiguas del motor. Me he quedado asombrado de lo que eran capaces de hacer las editoriales de las revistas de ese sector por aquellos años sesenta y setenta, en donde cabeceras como Velocidad o Autopista "cortaban el bacalao" y tenían audiencias espectaculares (mejor dicho, ventas espectaculares). Eso les permitía hacer cosas que hoy serían poco menos que imposibles. Por ejemplo, si salía un modelo determinado al mercado (una variante deportiva del Renault 8, digamos), y el fabricante no quería o no podía prestárselo (o no tenían unidades para prensa y pruebas en ese momento), no les temblaba la mano para ir ellos directamente y comprarlo. Curiosamente, en otras ocasiones hacían lo que hoy algunos de estos medios seguimos haciendo: acudir a amigos, familiares o empleados de la redacción, que hubiesen adquirido un coche nuevo, para hacerle la prueba real.
Si, en su caso, el fabricante les ponía a su disposición ese vehículo (en determinadas ocasiones tras pasar por otras manos de probadores, con su mecánica dejando mucho que desear), no se cortaban un pelo en ir ellos a su taller de confianza y darle un repaso de arriba a abajo al coche, antes de volver a estrujarlo. Eran tiempos, en suma, en donde fervorosos lectores - principalmente masculinos, claro - de todas las edades, acudían con presteza al quiosco de la esquina para adquirir Mundo del Automóvil, Motor Mundial, Automovilismo... Incluso algunas de las marcas de coches llegaban a editar revistas propias, hablando, obviamente, de sus modelos, como era el caso de Seat, con la revista del mismo nombre.
No sé por qué, muchos aficionados de los relojes lo somos, de una manera mayor o menor pero en una gran proporción, también de los coches y/o de las motos. Supongo que es porque el mundo de la velocidad y el de la relojería está más cercano del que pensamos, de hecho eran esos, los relojes, uno de los primeros y más valiosos elementos "opcionales" que los fabricantes acabaron colocando en sus coches, antes incluso que los equipos de audio. En algunos casos, sobre todo en las versiones más bajas de los modelos (Renault Supercinco Five, Volkswagen Polo Coupé...), el reloj llegaba a ocupar un papel preponderante en el cuadro de instrumentos, hasta alcanzar las mismas proporciones ante el conductor que, por ejemplo, el velocímetro.
Luego ni se le mencionaba: se presuponía que el coche ya incorporaba reloj entre su equipamiento - qué menos, ¿verdad? -. Porque el conductor, aficionado o no a la relojería, podía prescindir de marcadores para la temperatura o de carga de batería, sustituidos en muchos modelos por los socorridos "chivatos", pero no asimilaba el tener que prescindir de un reloj en algún lugar de su salpicadero.
No obstante, cuando llegó la digitalización en los finales de los años setenta pero, sobre todo, en los ochenta, la aparición de relojes digitales se publicitaba en los catálogos de las marcas como un ventajoso plus. En algunas llegaban a decir, entre el equipamiento, "reloj digital con iluminación", refiriéndose a los segmentos por LEDs.
Las marcas más detallistas incluso ofrecían los relojes de sus salpicaderos totalmente personalizados, con una estética que seguía al resto de elementos del cuadro de instrumentos, dejando para la posteridad todo un alarde de ingenio, exclusividad y belleza.
Por supuesto, cuando en las pruebas de autos a las que me refería líneas arriba me detenía en las imágenes de los vehículos, buscaba en sus salpicaderos el reloj y su diseño. Así que he decidido dejaros aquí una pequeña muestra de ellos, para el disfrute de todos vosotros. Es solo una pequeña selección variada que espero os guste.
- Alfa Romeo GTV 6 (1981)
Este es el reloj del atractivo GTV de Alfa, colocado en el salpicadero en una posición predominante (a pesar de todo el equipamiento de aquel coche, muy completo y con una instrumentación muy variada). Estaba a la derecha, junto al velocímetro y el cuentarrevoluciones. Su diseño sigue la estética del resto del coche, con un marco que recuerda los de los aviones, y que también vemos repetido en algunos de los AE de Casio.
Los números son grandes y alargados, en blanco sobre fondo negro para facilitar la visibilidad, dispuesto a saltos de dos a dos, y con los índices de las horas más extensos que los minutos. Aunque no se aprecian las manecillas en las fotos, éstas eran como las del resto de los "relojes" del coche, blancas pivotando sobre círculos negros.
- Alfa Romeo Montreal (1973)
Uno de los coches que más me gustan de Alfa Romeo es su asombroso y agresivo Montreal. Su cuadro de instrumentos, ya lo veis, es un alarde de estilismo a la italiana. Fabricado para los italianos por el especialista Jaeger - una de las firmas más reputadas y valoradas del sector -, se ve claramente que tenía dos estilos. Uno, destinado para la instrumentación principal (cuentavueltas, cuentakilómetros...), tenía unas agujas de tres vástagos, uno de ellos el indicador, reforzando su presencia, como haciéndola más "negrita" para identificarla claramente de un vistazo.
El resto de la instrumentación del Montreal eran líneas finas y estilizadas. Así lo era su reloj, situado a la izquierda, casi "en exclusiva" para el conductor, junto al amperímetro, ofrecía unos índices cónicos y agujas puntiagudas en lanza. El segundero, muy notorio, tenía una parte posterior terminada en círculo, para que se viera la dirección a la que apuntaba. Dadas sus pequeñas dimensiones, los diseñadores de Alfa habían puesto acertadamente el segundero en color rojo para no confundirlo ni con las manecillas, ni con los índices.
- Autobianchi A112 (1988)
Estamos en 1988, en plena fiebre de los relojes digitales, y el mundo del automóvil no es ajeno a ello. Un claro ejemplo de esto lo tenemos en Veglia, el especialista lanza sus Veglia Flash, relojes digitales con números luminosos, que equiparían italianos como los Lancia Delta, o este pequeño Autobianchi A112 que nos ocupa. En su caso, se posicionaba sobre la columna central, en medio del salpicadero, para que todos los viajeros pudieran consultar la hora en él. Era, además, uno de los equipamientos "de renombre" en variantes como el A112 Abarth.
El Veglia Flash solo disponía de un punto para distinguir horas de minutos, pero dada la facilidad de lectura de sus segmentos, cuadrangulares y muy bien definidos, no era necesario mucho más.
Como curiosidad, estos relojes aún se pueden encontrar con cierta facilidad sueltos, a precios nada desdeñables.
- BMW 2000 (1971)
La berlina de representación de BMW de finales de los sesenta y principios de los setenta era el BMW 2000, un cuatro puertas de tipo clásico, pero imponente en sus formas y dimensiones, equipado con cajas de cambio automáticas y motores con 2 litros de cilindrada.
El fabricante alemán dio un papel predominante al reloj, de hecho ya lo podéis ver, en el centro de la instrumentación principal del coche. Su estilo sobrio y neo-clásico recuerda mucho a la estética de películas como Men in Black, llevando el conjunto un llamativo marco metálico, así como un eje central sobredimensionado, también en acabado metal.
De sobrias formas, no poseía marcas segundero, y le daba al conductor la información básica y esencial, invitándole a centrarse solo en conducir. Sin duda era un bonito reloj de aquellos años de pleno apogeo y batalla aeroespacial (Rusia y Estados Unidos pugnaban entre ellas por llegar antes a la luna), que precisamente por sus formas y minimalismo nos resulta aún más cautivador.
- Lancia Gamma (1977)
Confieso que éste es mi favorito; me encanta y me lleva por la calle de la amargura desde que lo vi. Se trata del reloj analógico que disponían todas las variantes de los Lancia Gamma de finales de los setenta (en la imagen, el coupé, pero la berlina también llevaba idéntica instrumentación). El reloj, que estaba situado en la consola central - reservándole un espacio para él solo -, tenía la misma estética que el resto de instrumentación, con rebordes en blanco en los límites de la esfera (que funcionan como índices en el reloj, con los huecos en negro), y bajo los cuales estaban situados todos los números (las doce horas al completo). Así, tenemos un reloj que combinaba índices y números.
Las manecillas eran en blanco - como el resto de indicadores de instrumentación del coche -, con el segundero en rojo para diferenciarlo.
En los relojes principales, los índices se aprovechaban también como marcadores (tenían su propia numeración), algo que en el reloj, por dimensiones, no era posible, careciendo éste - como tantos relojes de automóvil - de marcas segunderas.
- Citroen AX (1992)
Por su peculiaridad hemos creído interesante añadir en este repaso a los relojes en los coches, el que tenían los Citroen AX. Lo más llamativo era su emplazamiento, en una pequeña consola superior, situada en el techo en medio de los parasoles. Propio de su época - principios de los años noventa -, el reloj de los pequeños AX era digital, con pantalla LCD y ofreciendo únicamente horas y minutos (ya sabéis que solía ser lo habitual, los segundos eran un "despiste" innecesario incluso en los analógicos).
El diseño del reloj nos recuerda mucho a los "beeper" (buscapersonas) tan famosos y populares en aquellos tiempos, así como a los displays de los radiocasettes. Su diseño juvenil, por tanto, y su tecnología "a la moda", que Citroen quería llevar en la filosofía del AX, combinaban perfectamente con este tipo de soluciones horarias para el diseño de su reloj.
- Chevrolet Corvette (1965)
Éste es el interior del Chevrolet Corvette, uno de los deportivos más representativos del mercado americano y de su historia del automóvil. Su reloj, de notorias dimensiones, estaba situado en la consola central, encima de la rara disposición para el equipo de radio. Gracias a sus dimensiones, los ingenieros de la Chevrolet pudieron ponerle de todo: marcas de segundos, números para los cuartos, y por supuesto un completo dial numerado de doce horas. Eso no es todo, porque es además uno de los pocos relojes que, ya en aquellos tiempos, incluía horario de veinticuatro horas (bajo las marcas del horario AM/PM). Su manecillas en rojo, con diseño de palo, combinaban perfectamente con el resto de instrumentos, siguiendo su estética y dando la sensación que, en lugar de un reloj, un instrumento para medir el tiempo, era un instrumento de la mecánica del coche.
Otro de sus detalles es el reborde tubular, en negro, que cual cilindro también incorporaban el resto de instrumentos, con un canto cromado. Sin duda este es uno de los coches donde su reloj tenía un protagonismo destacado.
Como veis, el resto de accionadores eran muy "steampunk", con pulsadores para todo tipo de elementos, diferenciando bien lo que era para instrumentación (información) con lo que era para manipulación (operación).
- De Tomaso Longchamp (1975)
El poderoso De Tomaso Longchamp con motor V8 y 300 CV de potencia, era uno de los autos más deseados y sorprendentes de los setenta. Su reloj estaba situado más a la izquierda del cuadro de instrumentos, permitiendo que también el acompañante pudiera informarse de la hora. Llaman la atención sus índices verdosos, cual lume, y su segundero en rojo - algo que es muy habitual en los relojes de los coches, como estamos viendo, porque permite diferenciarlo claramente de otros tonos -. Como era también habitual, la estética sigue la del resto del vehículo, con unos cantos muy marcados cromados, y unas manecillas en donde la horaria es ligeramente más gruesa que la minutera.
Esta instrumentación era muy similar, asimismo, al De Tomaso Deauville, siguiendo la corriente estética de la instrumentación de la marca, al menos para sus berlinettas.
- Ford Granada (1978)
Otra peculiaridad en relojería del automóvil: reloj digital de movimiento mecánico (en este caso, por cilindros). Así, en efecto, era el reloj que llevaba como equipamiento de fábrica el Ford Granada de los setenta en sus diferentes variantes de carrocería. El reloj estaba situado, cuanto menos, en un sitio curioso: frente al acompañante, sobre la guantera. Hay que aclarar que no todas las versiones lo ofrecían, era un "extra" solo disponible para algunos modelos, por ejemplo, para los acabados Ghia. El resto tenían que conformarse con una pequeña plaquita con el nombre del modelo, que Ford colocaba en su lugar.
Mencionar también el peculiar contraste que creaba este tipo de reloj, una especie de "cajetín de plástico", con el resto de elementos del habitáculo con revestimiento en acabado madera. No obstante no distorsionaba con el resto de la instrumentación, que también era cuadrada y un tanto "palaciega", creando una atmósfera de innegable lujo y distinción.
- Morris Marina (1976)
Uno de los Morris más bonitos de todos los tiempos era el Marina, que se ofrecía en diferentes configuraciones, incluyendo sedán de cuatro puertas y berlina de tres. Su reloj se encontraba situado en el cuadro de instrumentos principal, es decir, era uno de esos relojes "sólo para el conductor". Curiosamente, y a pesar de tener índices y numerales en blanco, las manecillas eran en naranja, lo cual tiene su explicación puesto que el resto de indicadores de este automóvil también lo eran.
El reborde cromado, y una pequeña rueda para ponerlo en hora, completaban este bonito reloj de procedencia británica que, como ya vamos viendo que es habitual, carecía de índices para los segundos para no distraer al conductor. De hecho Morris con su Marina había dado un paso más allá, puesto que prescindió también hasta de segundero.
- Lada 1500 (1977)
Por supuesto los rusos también equipaban a sus coches con relojes, y aquí tenemos un ejemplo con este Lada 1500 de 1977. Situado - como tantos otros - sobre la consola central, el reloj de los 1500 seguía la tónica de los relojes analógicos para coche: sin marcas segunderas, y con la estética del resto de indicadores. En este caso, incluía además manecilla trotadora en rojo, con el resto de elementos en blanco sobre un fondo negro para facilitar su lectura bajo condiciones de luz reducidas.
No hay que olvidar, además, que por aquellos años Lada comercializaba sus automóviles exportándolos también a la Alemania socialista, la extinta República Democrática Alemana (Alemania Oriental, Alemania del Este o Alemania Democrática).
- Opel Diplomat (1965)
Una "chulada", hay que reconocerlo, el reloj que Opel le puso a sus Diplomat de mediados de los sesenta. Con unas "líneas de guía" que se dirigían hacia los numerales (útiles al ser el reloj cuadrado, y con el fin de no romper la sincronía del resto del habitáculo), este es otro de esos típicos relojes sesenteros, como el mismo velocímetro de formato lineal, tan populares por aquella época, que parecían diales de los aparatos de radio analógicos y que, por desgracia, ya han dejado hace mucho de utilizarse.
El reloj tiene un cierto parecido con algunos relojes de escritorio de cuarzo actuales, con sus manecillas en rojo (carecía de segundero), y su formato estilístico en cuadrado.
- Panhard 24 CT (1965)
Aunque desmerecidamente olvidados hoy, los innovadores de la francesa Panhard fueron en su día ejemplo de tecnología, sofisticación y diseño, con sus formas estilísticas rompedoras e ingeniosas. En el interior del 24 CT vemos un reloj también "sólo para el conductor", situado entre la instrumentación principal, pero con unas dimensiones más contenidas. Llama la atención sus acertadas manecillas, en las cuales la minutera se distingue perfectamente de la horaria. Es, además, uno de los pocos ejemplos en donde encontramos los índices en el círculo interno de la esfera, mientras que para la numeración, al completo, le dedican todo el círculo exterior.
Otra de sus bondades son las notables dimensiones de sus números, por supuesto con la misma tipografía del resto de instrumentación, y la "visera" de su carcasa para mejorar la lectura cuando se circulaba por carreteras bajo pleno sol.
- Peugeot 305 (1979)
Uno de los coches más bonitos fabricados por Peugeot en toda su historia fue el Peugeot 305. Sin embargo, es un claro ejemplo de "reutilización" de relojes, ya que éste elemento nos lo encontraremos también en otros automóviles de la marca, como el Peugeot 505. Eso hace que la estética no se amolde, al contrario que hemos visto en modelos de otras marcas, completamente con el salpicadero, ofreciéndonos un reloj de tipo cuadrado con instrumentación circular, o manecillas en blanco cuando el resto de instrumentos del panel las tienen en naranja. Eso sin mencionar el feo detalle de que, sus números, superpuestos sobre los índices, se desvían completamente del resto de dispositivos, que están colocados bajo los índices (velocímetro, cuentarrevoluciones...).
En definitiva, Peugeot reaprovechaba componentes (volantes, instrumentos...) ahorrando tiempo de diseño y, de paso, ahorrando también algún dinero. Por desgracia esto no se trasladaba luego al consumidor, puesto que sus vehículos seguían siendo tan caros o más como los de la competencia.
- Porsche 911 (1965)
Mítico donde los haya, el 911 de Porsche es uno de los deportivos que ha logrado sobrevivir, casi con sus formas invariables, hasta hoy. Pero, obviamente, su aspecto interior ha ido cambiando. Uno de los interiores más elegantes y refinados es el de las versiones de mediados de los sesenta, en donde vemos una relojería con sutiles matices verdosos, cantos cromados (también tubulares, con ese típico estilo racing), y agujas en blanco.
En cuanto a su reloj, por supuesto y como cabía esperarse de una firma como Porsche, sigue el diseño del resto de elementos. Colocado a la derecha del panel principal y de tipo "sólo para conductor", incluye segundero y, además, marcas de segundo. El segundero, como hemos visto en otros fabricantes, es de color rojo, para distinguirse con claridad de las manecillas horarias y minutera.
Llama la atención su corona de ajuste, en el centro del reloj, lo que nos impide contemplar la bonita corona central sobre la que pivotan el resto de indicadores. Todo ello con el anillo interior, plateado también como veis, que tenían el resto de "relojes". Una maravilla de reloj creado, por cierto, por el especialista VDO Gauges para que Porsche incorporase a sus 911.
- Renault Torino (1979)
Difícil supone elegir un modelo de Renault, no solo porque haya tenido tantos a través de su historia sino porque, como ocurría con Peugeot, solían reaprovechar elementos entre modelos (o incluso cuadros completos, caso de los R5 y R4). Por ello hemos decidido salir de lo habitual y traeros un Renault que, por desgracia, no se ha visto en carreteras europeas: el Torino de Argentina. Llama la atención que, además, en el propio catálogo oficial la marca distinga el reloj de cuarzo incorporado, casi como si fuera "un plus", por lo cual no podemos menos que dedicarle esta parte del reportaje a este bonito modelo de la firma francesa.
El reloj del Torino, como menciona el mismo catálogo, era "electrónico de cuarzo", una manera de decirle al cliente que una vez puesto en hora no debía preocuparse mucho más de él. Se ofrecía de serie, y bajo un notorio marco cromado vemos un reloj con el habitual segundero en rojo que incluía, además, marcas de segundo. Se encontraba situado sobre la columna central, justo debajo del hueco para la radio, y en la parte inferior del mismo se hallaba la corona de puesta en hora.
El Torino fue un proyecto de la filial de Renault en la zona, Industrias Kaiser Argentina (IKA-Renault), y aunque estaba inspirado en el Rambler American, lo cierto es que estéticamente el Torino era mucho más atractivo, juvenil y seductor, gracias sobre todo a la mano de Pininfarina, que lo rediseñó. Fue, además, un modelo fabricado íntegramente en Argentina.
- Seat 124 Sport (1973)
El Seat 124 Sport llegó a España en 1970, ofreciendo al público de la península ibérica un coche deportivo, con estética racing, de dimensiones notables, que hasta el momento no solían verse por las carreteras.
Su reloj sigue la estética del resto de instrumentación, con un notorio bisel en negro de generosas dimensiones, y los números bajo los índices (al igual que el resto de indicadores). Aunque en la imagen no se aprecie, incorporaba manecilla segundero en rojo, aunque - como otros muchos - carecía de tales marcas. Llama la atención las leyendas de los indicadores, en italiano (por ejemplo, "Aqua" en lugar de "Agua"), dejando bien claro de dónde partía el coche aunque su fabricación fuera española.
En cuanto a su emplazamiento, se encontraba situado en la parte más alejada de la consola de instrumentación, pero bajo la amplia visera del parasol del cuadro.
- Simca 1100 / 1200 (1970)
No podíamos dejar de mencionar en este repaso de los relojes de automóviles, por supuesto, al Simca 1100/1200, tan popular en nuestras carreteras durante las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado. Este bello y robusto coche equipaba un reloj que, por cierto, era bastante parecido al que habían llevado en los sesenta los Simca 1501 (sin ser el mismo exactamente), y firmado por el especialista Jaeger, una firma histórica en el campo de la instrumentación para automóviles.
Se encontraba bajo la visera del cuadro de instrumentos y, al contrario que otros coches, su tamaño era idéntico al resto de instrumentos (y eso que el 1100 incorporaba una notoria cantidad de ellos). Llama la atención sus números, colocados en una plataforma ligeramente inclinada, y sobre las marcas horarias, también en blanco (como las manecillas). Carecía de marcas de segundo, y también de segundero, como venía siendo habitual en las instrumentaciones de este tipo.
- Volkswagen 1600 (1968)
Concluimos este repaso de la mano de Volkswagen y su modelo 1600, que se ofrecía en variantes coupé y sedán (L y TL, respectivamente). Su reloj de tonos metalizados es una auténtica belleza, se encontraba situado a la derecha del velocímetro, en el espacio del cuadro de instrumentos, para el conductor, y disponía de visera propia. Consistía en dos circunferencias, la central más clara, y la numerada de cuidada y estilizada tipografía. Al contrario de lo que pueda parecer, y como podéis comprobar por la imagen de cabecera de este post (es de este modelo), queda patente su gran visibilidad, gracias también a la separación de la parte central que dotaba a las manecillas de un notable efecto tridimensional, sombreado incluido sobre el fondo.
A destacar también que una de las manecillas (la minutera, obviamente) superaba ampliamente el espacio de los numerales, llegando a superponerse sobre ellos y a señalar el borde, que estaba sutilmente marcado con líneas blancas. Como era habitual, carecía de segundero, tratando de que el conductor centrara su vista en la aguja más importante en movimiento, la del velocímetro.
- Conclusión
Hasta aquí este extenso repaso que hemos realizado sobre la relojería y los automóviles, o más propiamente, sobre los modelos de relojes que éstos incorporaban. Queda en el tintero algunas realizaciones también llamativas, como el reloj digital del Volkswagen Apollo, un modelo brasileño, cuyo LCD poseía color rojizo, aunque de dudosa visibilidad.
Con la llegada de la electrónica y de las unidades de control de motor y diversos parámetros, los espacios antaño dedicados a estas preciosas obras de arte, entre la relojería y el automovilismo, han ido desapareciendo y quedando en el olvido. Los ordenadores de a bordo primero, y ahora las consolas táctiles multifuncionales han motivado que el reloj ya no sea una parte especial y cuidada del diseño de los cuadros de instrumentos y, en suma, de los interiores de los vehículos, sino que han pasado a ser algo virtual, también llamativo es indudable, pero con menos encantos que estos instrumentos que podías tocar, sentir, y admirar mientras te encontrabas tras el volante, convirtiéndose en algo tan familiar y querido, o casi, como el reloj que llevábamos en nuestras muñecas.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
Estupendo reportaje. Me ha gustado ver el Alfa Romeo GTV, uno de los vehículos más deseados de la historia.
ResponderEliminarY por supuesto mi favorito y el del Paul Davis, el Seat 124 Sport. Incluso en el interior se ve como era. Ese teblero plagado de relojito para tener todo bajo control, nada que ver con el minimalismo actual con solo pantallas.
El artículo me ha recordado lo que mencionáis al principio. Los modelos más básicos no disponían de cuentarrevoluciones, habitualmente lo reemplazaban por el reloj, que entonces era igual de grande que el velocímetro. No sé cuando entró en juego esa práctica, porque creo que a nivel de precio ni el cuentarrevoluciones incrementaba tanto el precio, ni creo que comparativamente el reloj fuera más barato. Pero era la forma de saber "cómo de bueno era un coche". Primero mirabas la escala del velocímetro, si era de 200, mejor que de 160. Y luego si tenía cuentarrevoluciones.
Vaya hilo chulo!!! Magnificos coches!! El alfa romeo montreal me ha encantado!! Menudo coche chulo!!SALUDOS
ResponderEliminarEnhorabuena, te ha quedado un post para enmarcar. Menudos coches se hacían antes. Hoy muchos de esos afilados frontales estarían directamente prohibidos por el daño que causaría un pequeño golpe a un peatón. Los interiores también eran un ejercicio de estilo. Hoy, por desgracia, casi todos los cuadros de instrumentos son ya meras tablets embutidas en el salpicadero con mayor o menor gracia, y el diseño de los indicadores depende de un diseñador gráfico y un programador. Por no hablar de una tendencia peligrosa como es derivar algunos controles como los de la temperatura del vehículo a estas pantallas táctiles, con lo que tenemos que desviar la vista de la carretera para estar seguros de que pulsamos donde pretendemos pues no hay tacto que valga. Aunque pensarán que si total el 75% de la gente va toqueteando el móvil continuamente mientras conduce pues qué mas dará. En fin, lo vuelvo a repetir, has hecho un trabajo magnífico en este post. Gracias por él.
ResponderEliminarMuchas gracias Dany
EliminarEs cierto, lo de los controles táctiles es un peligro, no solo por, como bien dices, no sientes el dispositivo "al tacto", sino porque desvían la atención de lo importante (conducir).
Lo que no entiendo es cómo a ese tipo de cosas las autoridades de homologar vehículos las pasan por alto, y en otras son tan tiquismiquis. Puede ser que los encargados de hacerlo ya estén tan acostumbrados a sus playstation que lo verán normal.
Extraordinario trabajo ZC, va para el archivo especial. Gracias y saludos.
ResponderEliminarY por cierto, mi consentido es el Porsche.
ResponderEliminarEse es el deportivo atemporal por excelencia.Además de ser duro y efectivo como pocos. Es una apuesta segura. Sabes que el diseño ha conseguido ganarle la partida al tiempo.Es alucinante como se ha mantenido tantisimos años!! Es increible
EliminarFelicidades por el artículo tan bonito e interesante.
ResponderEliminarEsto lleva mucho trabajo por la gran cantidad y calidad de información que lleva.
En cuanto a mis gustos mi favorito es el de el De tomado pero colocado en donde lo lleva el Panhard para que no distraiga al mirarlo.