Cuando tengamos que comprarlo todo por Internet

No vivo en una ciudad pequeña, de hecho puede decirse que vivo en una ciudad media con todos los servicios. Pero a veces me siento como si, en determinados aspectos, hubiera retornado a mi pueblo (hoy casi un pueblo fantasma, dicho sea de paso) de unos pocos cientos de habitantes. Ya doy por lógico el que ciertas cosas no pueda encontrar aquí, como lijas de grano fino, o aceite de silicona (nadie las tiene). Eso casi mejor pedirlo por Internet, lo mismo que el alcohol isopropílico, que aunque lo tengan no te lo venden y sin embargo por Internet te lo vendes a litros. Pero lo que de verdad me ha hecho recapacitar es cuando voy en busca de pilas para algunos relojes y no las encuentras por ningún lado. Si sales de las habituales SR de óxido de plata, el resto a veces en ciertas tiendas (con enormes carteles en los que puede leerse: "pilas para reloj", por cierto) ni siquiera conocen su existencia. Ni les importa. Para algunos modelos de Casio me he visto obligado a comprarlas por internet, ¡no hablemos ya si buscas algo más específico, como un acumulador o un capacitador!

Ante esto me he visto en la necesidad de tener que plantearme el comprar un reloj mecánico (y me he dicho a mí mismo que en cuanto me lo pueda permitir, compraré uno de remonte manual). No quiero que un día de la noche a la mañana me quede sin reloj o que acabe dependiendo para todo de una conexión a Internet, incluso para comprar algo tan básico y barato como eso. Es verdad que siempre hay la solución de adquirir un Tough Solar, pero os confieso que soy un negado para ese tipo de relojes y por más que lo he intentado, siempre se me acaban descargando. Y prefiero adquirir la costumbre de cargar de cuerda un reloj mecánico, que no el tener que vigilar si la carga de un solar sube o baja. A lo que también hay que unir algo que nunca hay que obviar: el desgaste de materiales por la incidencia de los rayos solares, teniendo en cuenta que hoy en día la mayoría -sino todos- de los solares asequibles son de resina.




Lo que no alcanzo a entender muy bien es cómo mi padre, allá en el pueblo, lo encontraba todo en una de las pocas ferreterías que existían, y ahora en la ciudad donde resido, que hay ferreterías a patadas, ¡nunca tienen nada! Creo que la lógica me dice que lo que ocurre es que, en sus tiempos, mi padre necesitaba menos cosas que yo. Puede que sea cierto, pero entonces: ¿por qué él podía reparar de todo, y yo ahora necesito infinidad de útiles? Y eso me lleva a algo elemental y obvio: antes las cosas se construían pensando en ser reparadas. Y reparadas fácilmente, en tu casa o en talleres medianos, no en talleres "especializados" (o, como los llaman ahora, con el rimbombante nombre de "multimarca"). No solo los relojes, sino los electrodomésticos, las bicis o los coches también.

Me hizo mucha gracia la semana pasada, cuando la gente de Seat se ponen a entrevistar a un señor que durante toda su vida había conducido coches de esa marca (hasta quince modelos diferentes, si mal no recuerdo), buscando que alabase sus modelos, y el sincero y simpático anciano les sale: "¡antes los reparaba y les hacía el mantenimiento yo mismo!". Me hizo reír, y pensé para mis adentros: "¡toma ya!". Menudo chasco debieron llevarse los de Seat, a los cuales no se les ocurre otra cosa mejor que decir que ese señor "es un macgyver". No, gente de Seat: antes para reparar y mantener un coche no había que ser un manitas, sino simplemente tener un mínimo de interés. Hoy es imposible, y me parece a mí que la ferretería de mi pueblo se hubiese quedado corta con la cantidad de herramientas (¡y carísimas¡) que se requieren para un auto actual.


Pero volviendo a los relojes, algunos me han planteado: "bueno, pero en el supuesto que sin pilas ni recambios, tuvieras que usar un mecánico, ¿cómo lo ajustarías? Porque para eso necesitas un radiocontrolado". Pues no es así. No necesitas de la tecnología para ajustar un reloj mecánico a diario, ya he contado cómo lo hacían las gentes el siglo pasado: con el transistor, en donde a cada hora te daban las señales horarias. Y así se puede tener un reloj mecánico más o menos perfectamente ajustado. Pero ahora nos hemos vuelto sin querer tan dependientes de artilugios, tan comodones y tan pusilánimes, que a muchas personas de hoy hasta eso se les ha olvidado. Un reloj mecánico te permite eso: independencia, depender de ti mismo y de hacer las cosas por ti. ¡Qué lejos estamos hoy de esa filosofía!

| Redacción: Zona Casio